Como ocultar al hijo del emperador
— Sí, creeré en las palabras de Lady.
Eso es lo que Velian le dijo a Florin en ese momento.
Considerando este incidente junto con el caso de envenenamiento en el día de la boda hasta lo ocurrido con el libro secreto del espía, Velian no tenía mucha fe en la inocencia de Florin, pero lo creería de todos modos.
'¿Pero qué puedo hacer si creo en lo que dice Lady?'
Su Majestad se enamoró de la Emperatriz y a ninguna otra mujer le importa.
La criada traída por el Ministro del Interior estaba harta de la indiferencia de su Majestad, el Emperador, y se la pasaba dando sus quejas a Velian.
Pero en esta situación, cómo podía revelar la conspiración de la Emperatriz. ¿Qué poder tiene él?
Velian pensó eso con una cara abatida.
No podía hacer más que vigilar a la Emperatriz y encontrar evidencia.
'Incluso si busco evidencia...'
— Mira a la Emperatriz, es lo suficiente malvada como para arriesgarse haciendo esto. Obviamente un día dañará al Emperador y entonces convertirá a su hijo en el nuevo Emperador. ¿No te parece?
Con esas palabras Florin impulsó a Velian. Le dijo.
— Tal vez todo fue planeado desde el principio.
La voz que le susurraba a Velian en la oscuridad era sigilosa.
— La Emperatriz ocultó deliberadamente al príncipe mientras la situación era peligrosa. Una vez que las cosas se calmaron regresó y apareció frente a los ojos de Su Majestad, llamando su atención.
La Emperatriz no apareció porque quisiera hacerlo, sino por la voluntad de la Emperatriz viuda. Pero Velian no se molestó en señalar ese punto.
Por supuesto, no estaba totalmente de acuerdo con la idea de Florin.
Pero era cierto que todo esto lo hacía sentir incómodo.
No importa cuánto tiempo haya pasado, la relación entre el Emperador y Astella todavía no mostraba signos de mejora.
Ahora Astella cuidaba de su propia familia, había enviando a su hermano a encargarse de las tierras del norte.
A medida de que la familia Croychen perdía poder, este pasaba al duque de Reston, eso haría que revivieran las llamas de los antiguos aristócratas seguidores del hombre.
Velian trajo a una nueva dama para que atrajera su atención, pero el Emperador la ignoraba abiertamente sin darle ni una mirada.
Además, Su Majestad dio nuevas órdenes tan pronto como terminó el banquete.
Era una orden de preparar al Príncipe Theor para que fuera designado oficialmente como el Príncipe Heredero.
¿Qué pasaría si su Emperador estuviera realmente equivocado?
'Ciertamente no era una buena señal.'
Mientras Velian caminó por el sendero del jardín, pensó en el distante Palacio de la Emperatriz.
'Puede que valga la pena ver un poco.'
Se dirigió a Serbel, delante de él con mirada ansiosa.
Serbel todavía parecía preguntarse por qué el Emperador lo odiaba.
— Serbel...
— ¿Huh?
— ¿Vas al Palacio Imperial todos los días?
Serbel iba y venía con frecuencia al Palacio Imperial para educar a Theor.
Parecía estar más un nivel de juegos que de educación.
Aún así, era un gran honor poder moverse libremente por el palacio todos los días mientras la Emperatriz mantenía su estricta guardia.
— ¿Pero por qué?
Velian sonrió gentilmente y le pidió un favor.
— Entonces, ¿puedes ayudarme?
***
A la tarde siguiente, se celebró la fiesta en el jardín del Palacio Imperial.
Astella tuvo que asistir al evento en persona.
Como resultado del banquete en el palacio, Astella se unió al evento de la corte real.
Hasta ahora, todos estos pequeños eventos fueron omitidos porque no había una Emperatriz.
Pero ahora que Astella se ha convertido en la Emperatriz, todos tuvieron que prepararse para el evento de acuerdo a como lo marcaba la costumbre, incluso si estaban molestos.
La fiesta en el jardín del palacio era una reunión social a plena luz del día.
Esta vez, Theor estuvo con ellos.
Era demasiado pequeño para aparecer en eventos como el baile y la cena, pero Theor podía asistir a las fiestas en el jardín al aire libre.
El jardín estaba bañado bajo la luz del sol brillante y aromas florales frescos.
Fue un evento al aire libre, por lo que no fue frustrante, pero hacía un poco de calor debido a la luz solar.
— ¿Qué estás haciendo, Theor?
Rodeado de aristócratas, Astella encontró a Theor sentado en una mesa al lado del macizo de flores y preguntó.
Theor estaba forrado de pequeños muñecos sobre la mesa.
— Mamá, estos son mis nuevos soldados.
Cuando miró de cerca, eran muñecos de soldados minuciosamente elaborados como objetos reales.
Todos parecían más sofisticados que los de antes, con colores pintados y expresiones faciales.
— Yo los traje.
El Duque de Reston, que estaba de pie junto a él, habló con orgullo.
Incluso en estos días, le da regalos al niño e intenta agradarle...
— Eh. El abuelo me los dio.
Incluso Theor ahora parecía haberse acostumbrado a este detestable abuelo.
Theor estaba ocupado llevando a sus soldados en un pequeño barco militar.
El Duque, sonriendo y mirando fijamente, extendió su mano.
— ¿Puede este viejo ayudarte?
Theor escondió los muñecos entre sus brazos, evitando sus manos.
— No.
— ...
La sonrisa del Duque se endureció.
Todavía no estaban cerca.
— Theor, ve y muéstraselos a tu otro abuelo también.
Theor corrió hacia el Marqués de Calenberg, el abuelo materno de Astella.
El duque de Reston, que miró con desaprobación a Theor, volvió su mirada hacia Astel.
— También te traje un regalo.
— No lo necesito.
— ¿Vas a decir eso antes de ver qué es?
La fría negativa de Astella hizo temblar al Duque.
Pero no perdió su sonrisa porque la gente lo estaba mirando.
Bajó la voz hacia Astella.
— Es algo precioso de más allá de la cordillera. Es de un aroma seductor que atrae a cualquier hombre.
— Eso es algo que le interesa a mi padre.
— ¿Qué se supone que debo hacer con eso?
El duque de Reston, todavía sonriendo, solo movió los labios y chasqueó irritado.
Astella no respondió.
— Astella.
Entonces escuché una voz familiar desde atrás.
Kaizen, que estaba rodeado de nobles, caminó hacia ellos.
Kaizen llevaba puesta la túnica del Emperador que se usaba en los eventos de la corte.
Era una vestimenta que generalmente le quedaba bien a Kaizen, pero era aún más impresionante a plena luz del día.
Se siente la dignidad y la gracia del imperio.
Llegó a Astella con paso rápido.
— Su Majestad el Emperador.
Kaizen, que se acercó, frunció el ceño.
¿Por qué estaba haciendo eso? Siguió mirándola y de repente levantó la mano.
Inevitablemente, su mano tocó la mejilla de Astella.
Astella se sobresaltó.
— Estas caliente.
— Ah... no, está bien.
No puede creer que de repente tocara su rostro en un lugar tan público.
Los nobles a su alrededor miraron la escena, rápidamente fingieron estar absortos en su conversación.
— Su Majestad, estoy bien.
— Está bien, vas a tener un golpe de calor si te excedes con el trabajo.
Está un poco caluroso debido a la luz del sol, pero no hacía tanto calor.
Kaizen señaló un pequeño pabellón al costado del jardín.
— Será mejor que vayas allí y descanses un poco.
No pudo decir que no a la sugerencia del Emperador.
De hecho, no tuvo el tiempo de decir si estaba bien o no, ya que Kaizen estaba sosteniendo la mano de Astella y caminando hacia el pabellón.
El pabellón de aquí también era utilizado como salón de té o un lugar de descanso.
Cuando entraron, abrieron todas las ventanas y el aire frío se llenó el lugar.
En el centro había una mesa con té simple y postres. Como el día era caluroso, los refrescos preparados eran sorbete de té y té helado.
Kaizen sonrió con satisfacción mientras miraba el sorbete de melón frente a Astella.
— Lo preparé porque era tu favorito".
— ...
Astella no le gustaba mucho el Melón pero no lo señaló, y simplemente se sentó.
Pero tenía curiosidad.
— ¿Quién le dijo que me gusta esto?
Kaizen miró a Astella un poco avergonzado.
El duque de Reston, que estaba a su lado, respondió en su lugar.
— Yo se lo dije.
Kaizen, quien había sido su prometido durante aproximadamente una década e incluso su padre, que la había visto nacer y la crió desde que era una bebé, no sabían nada sobre las papilas gustativas de Astella.
'No estoy del todo sorprendida, pero...'
El hermoso rostro de Kaizen estaba lleno de decepción.
— No te gusta esto.
— No es que no me guste.
No es que odie o no le gusten estos postres.
Kaizen todavía estaba decepcionado.
— Debería haberle preguntado a Hannah. Pero acababa de verte y me estaba preparando para sorprenderte...
— Su Majestad, estoy bien. No importa.
Astella, con su toque tranquilo, se comió el sorbete en el cuenco de cerámica.
El sorbete frío se derritió suavemente en la punta de su lengua, dejando un fragante sabor a melón.
Entonces vio a un hombre corriendo desde muy lejos. Era Velian.
— ¡Su Majestad!.
Velian, que vino corriendo apresuradamente, le dijo a Kaizen.
— El oficial militar pidió urgentemente una audiencia.
— ¿Ecklen?
Velian parecía un poco nervioso. Por el momento, Astella lo miró sorprendida, preguntándose qué estaba pasando.
El Conde Ecklen es un hombre que es un sustituto militar y el padre adoptivo de Serbel.
¿Qué está pasando en la frontera?
Kaizen se levantó de su asiento y miró a Astella.
— Ya vuelvo.
Cuando desapareció con Velian, solo el Duque y Astella permanecieron en el lugar.
El duque de Reston miró al Astella y chasqueó la lengua.
— No sé lo que el Emperador lo tiene tan metido.
— ¿Qué es lo que le pasó al conde Ecklen?
— Algún tipo de disturbio en el norte o algo así. No será un gran problema.
Astella preguntó con ansiedad, pero el duque de Reston agitó la mano como si no fuera la gran cosa.
— Por cierto, manejaste muy bien el asunto de la familia Croychen. Eso fue muy bueno.
— Pensé que estarías decepcionado de que no los maté.
— A veces no hay necesidad de matar. El marqués Croychen es un hombre de gran influencia entre los aristócratas emergentes. Si lo matara, me hubiera comprado un gran rencor de todos. Es algo bueno que lo terminaras desterrando de la capital.
No esperaba ser alabado por esto.
Incluso cuando estaba siendo alabada, no se sentía feliz.
— Fritz regresará pronto. Todo está saliendo satisfactoriamente.
Al escuchar decir eso a su padre, Astella pensó en las cosas que le había pedido a su hermano que hiciera.
No puede esperar para deshacerse de su padre.
No será difícil si el hermano de Fritz hacía lo correcto.
— Mamá.
Un momento después, Theor entró en el pabellón con el abuelo materno de Astella.
— Padre.
El duque de Reston sonrió alegremente al marqués de Calenberg, pero el Marqués lo ignoró mientras se acercaba a Astella.
— Aquí estás.
— Sí, me estaba tomando un descanso porque estaba haciendo calor.
Ahora estaba pensando en dejar a su padre aquí e ir a otro lugar con el abuelo y Theor.
Astella estaba a punto de levantarse cuando un criado caminó hacia ellos.
— Duque.
Tan pronto como el criado lo llamó, el duque de Reston, quien lo notó, se levantó de su asiento.
— Tengo que encontrarme con alguien por en un rato, así que me iré. Hablemos de nuevo por la noche".
Astella ni siquiera quería preguntar quién era con quien tenía una reunión.
El Duque desapareció por el jardín con su criado.
El marqués Calenberg lo miró con desaprobación y murmuró.
— Ese es tu padre, qué tipo de hombre recibió, mi hija, mi nieta, y por qué...
El marqués murmuró insatisfactoriamente, cada vez más suaves las palabras.
Astella podía comprender un par de palabras.
Que tal vez era una maldición, una hija y una nieta casadas con hombres a los que no les gustaban.
— Usted dijo que se casó con mi padre porque le gustaba.
Eso fue lo que el Marqués le dijo cuando Astella le preguntó sobre el matrimonio de su madre.
Su madre fue quien pidió primero casarse, por lo que le dio permiso.
— Sí, tu madre aceptó la propuesta.
Eso es lo que dijo el Marqués, pero sus ojos parecían un poco hinchados.
Astella dijo, justo a tiempo.
— Su Majestad se fue por un momento porque el Conde Ecklen pidió una audiencia.
— ¿Quién pidió una audiencia?
— El conde de Ecklen, el encargado del ejército...
Traducido por: Miss M
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