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Cómo ocultar al hijo del Emperador


El hermoso rostro de Kaizen se endureció por la respuesta fría que salió sin preocupación de la boca de Astella.

Ella habló con franqueza y con voz firme.

— Hiciste tu juramento frente a Dios, y al día siguiente me pediste que me divorciara.

¿Cómo podría confiar en esa persona? A eso se refería Astella.

Kaizen no pudo refutar.

Porque fue él quien primero rompió el juramento, tal y como dijo Astella.

— Así que me gustaría dejar algunas cosas en claro esta vez.

— ¿Quieres que te escriba un contrato?

Kaizen apretó los dientes y preguntó.

Astella respondió de inmediato.

— Sí, me gustaría dejar los términos de este matrimonio estipulados.

— Hupff... 

En este punto, Kaizen se echó a reír.

— Bien, si eso es lo que deseas, firmaré el contrato.

Abrió la puerta y gritó a la habitación contigua.

— ¡Velian!

Velian, que había estado jugando con Theor, llegó corriendo con una expresión abatida.

— Toma un papel y escribe.

Velian se apresuró de un lado a otro y trajo papel y bolígrafos.

Extendió los papeles en una pequeña mesa en el dormitorio de Theor y escribió lo que Kaizen estaba diciendo.

— A cambio del matrimonio, nombra a Fritz von Reston como el encargado del Occidente.

Velian, que escribía diligentemente en la mesa, miró el semblante de Astella.

La mesa en la que estaba sentado era una mesa para niños con pequeñas estrellas, lunas y patrones de ponis.

Velian sentado allí y encargándose del papeleo era completamente una escena ridícula.

— Su Majestad, he terminado de escribir.

Velian, quien escribió los términos, levantó la cabeza.

Kaizen no dijo nada. Astella añadió en voz baja.

— Y agrega una cosa más. Puedo reclamar el divorcio en el momento que quiera después de cinco años.

En este pasaje, Velian también se sorprendió.

Nunca imaginó que el matrimonio estaría sujeto al divorcio.

— Su Majestad...

— Escríbelo tal y como dice.

Luego de que Velian escribió los términos de Astella, Kaizen firmó rápida y salvajemente con una pluma.

Bajó la pluma y preguntó.

— Bien, ya tienes todo lo que quieres, entonces, ¿qué vas a hacer?

Astella recogió los papeles y dijo:

— Por favor, encárguese de los asuntos de Fritz adecuadamente. Le conté sobre mi padre. Yo me ocuparé de él.


****


Tan pronto como Kaizen terminó su conversación con Astella, salió corriendo del palacio.

Velian chasqueó la lengua mientras lo seguía apresuradamente.

"Este es un mal comienzo."

Hoy fue el primer día de Astella en el palacio y la primera visita de Kaizen al palacio de la Emperatriz.

Velian, que observaba desde un costado, sabía cuánto había esperado Kaizen por este día.

Su Majestad instó a Astelle a llevar al Marqués a la capital lo antes posible para ingresar al Palacio Imperial.

Tan pronto como llegó el viejo Marqués, envió el carruaje para recoger a la princesa Astella.

Además, cree que esperaba que Astella fuera feliz.

Desafortunadamente, este primer día significativo, terminó con una visita muy incomoda al Palacio de la Emperatriz.

Después de una larga caminata, Kaizen hizo una pausa y respiró hondo.

Tan pronto como entró en el palacio, estaba enojado con la actitud de Astella al pedirle un contrato, pero cuando sus emociones se calmaron, solo sintió amargura.

Por que no era de extrañar que ella no confiara en él.

Después de jurar amor frente al altar, él lo rompió en solo un día.

"..."

De repente, le vinieron a la mente memorias de hace seis años. Se trataba de la fecha del matrimonio de ellos.

Mientras se preparaba para la boda, Astella entró en el palacio del Príncipe Heredero y estableció un lugar para que los dos vivieran juntos. También eligió muebles para el matrimonio y ordenó el vestido de novia.

En ese momento, Astella parecía muy feliz y, a veces, le pedía su opinión, mostrando muebles y tapices.

¿Qué tal esto, su alteza? ¿Te gusta?

Por supuesto que no estaba interesado en la boda.

Elige lo que quieras. Yo creo en tus ojos. Todo lo que elijas será genial.

Cada vez que daba una respuesta tan plausible.

Las mejillas de Astellas se teñían de rojo y sonreía.

Era la apariencia de una futura novia feliz.

Tal vez por eso lo esperaba como un tonto.

Que Astella luciera igual de feliz.

Pero ahora, Astella, quien entró en el palacio, solo miró alrededor del lugar con ojos indiferentes.

De pie con cara rígida, le exigió que firmara el contrato.

"El contrato..."

Kaizen quería cambiar de alguna manera la opinión de Astella antes del final del período estipulado en el contrato.

No sería algo fácil.

— No sé cómo llegar al corazón de Astella.

Velian, que lo seguía, escuchó el suspiro del Emperador.

Escuchó sin abrir la boca.

Su papel como ayudante era animarlo diciéndole cosas buenas en estas situaciones.

Sin embargo, no podía darle una buena respuesta porque pensó que era imposible.

"No importa lo que Su Majestad haga, no creo que Astella cambie".

Si piensa en el contrato que acaba de escribir, era hasta una buena noticia si ella seguía viviendo en el Palacio Imperial sin cambiar de opinión.

Velian se sintió incómodo, recordando la última condición.

"Realmente no te vas a ir en cinco años, ¿verdad?"

Tal vez. Está Theor... pero no podía ocultar su inquietud acerca de lo que sucedería con este matrimonio debido al carácter decidido de Astella.

***

Después de que Kaizen salió, la criada anunció otro visitante.

— Lady Astella, el Duque y su hermano están aquí.

"Estoy ocupada."

No puede creer que otro invitado haya venido al palacio antes de que termine de desempacar.

Su padre y Fritz estaban esperando en la sala de recepción.

Cuando Astella llegó, el duque de Reston, sentado en una silla, habló con admiración.

— Finalmente te veo aquí. Tuvieron que pasar seis años.

Sonaba como si su anhelo más deseado se hubiera hecho realidad.

Ha estado tratando de poner a Astella aquí por casi 20 años, así que debe estar satisfecho.

El duque de Reston hizo un gesto a Hannah por parte de Astella.

— Hace calor. Trae el té.

Era una actitud informal, con la que le habló a su doncella.

Hannah permaneció inexpresiva como una estatua y no dijo nada.

— No tienes que traerlo. Porque no se quedará mucho tiempo.

El Duque de Reston levantó una ceja ante la breves palabras de Astella.

— Vine a ver a nuestro príncipe.

— Theor aún no es un príncipe. Ni siquiera me han hecho la prueba en el templo.

Todos ya saben que Theor es un príncipe pero para ser reconocido oficialmente, tiene que someterse a un análisis de sangre en el templo.

A Kaizen se le dijo que tan pronto como Astella ingresara al Palacio Imperial, le programarían una cita para su inspección en el templo.

— Sí es el hijo del Emperador, es el Príncipe Heredero. Solo mírale esa cara y el color de sus ojos, cualquiera te dirá que es el príncipe.

El duque de Reston se echó a reír, hizo una mueca de una esquina de su boca.

— Me has engañado completamente. Lo has estado ocultando durante seis años. Esa es mi hija, eso fue increíble.

Era una mezcla de burla y admiración.

Astella no respondió al comentario, Fritz que se quedó quieto, lucía ansioso.

— ¿Está bien el abuelo?

— Sí, ha sido herido, pero creo que pronto estará bien.

— Eso es algo bueno.

El duque de Reston chasqueó su lengua con molestia.

— ¡Ha! ¿por qué tuvo que empuñar una espada a esa edad? Si se hubiera quedado quieto, no lo habrían tenido que lastimar.

Fritz frunció el ceño ante los rudos comentarios de su padre, Astella apretó los puños sin ser vista.

Su abuelo se lastimó mucho el brazo por el incidente.

Quería hacer que su padre, quien se atrevió a decir algo así, se sintiera igualmente enfermo.

Pero Astella no expresó externamente su enojo.

No lo muestres.

Ahora lo que tenía que hacer era apaciguar a su padre.

Fue entonces cuando Theor entró corriendo.

— ¡Mamá! ¡Mira esto! ¡La ropa de Levin está aquí!

Theor corría hacia Astella con Levin vestido en su túnica de caballero, se detuvo en la puerta.

La mirada de Theor estaba fija en el Duque sentado en la silla.

Tan pronto como el duque de Reston miró al niño se puso de pie con una sonrisa en su rostro.

— Mi príncipe.

Theor corrió y se escondió detrás de Astella.

— Mamá, lo odio. Es el malo.

— Theor, ese es tu abuelo.

— ¿El padre de mi madre?

Theor levantó la vista con sus ojos confundidos.

Aunque le enseñó varias veces el título de las relaciones familiares, el único abuelo que Theor conocía era solo el marqués Calenberg, el abuelo materno de Astella.

— Sí.

El duque llamó a Theor con una sonrisa amistosa.

— Ven a este viejo, Príncipe.

Pero Theor abrazó al oso de peluche y se escapó cuando estaba a punto de ser agarrado.

— ¡Mal abuelo! ¡No!

El Duque endureció su cara sonriente.

Astella consoló a su padre. Por supuesto que no lo decía en serio.

— No te preocupes. Es porque todavía no está familiarizado.

— Le hablaré bien, así que mantente alejado de Theor por un tiempo. Es muy tímido, así que te odiará aún más si lo obligas a acercarse.

— Tu chico es exigente.

El Duque frunció el ceño con desaprobación, pero aún había una sonrisa alrededor de su boca.

— Bueno, si va a ser el Emperador del Imperio, no debe darle su corazón con demasiada facilidad a nadie.

A su padre parecía gustarle mucho la actitud de Theor.

Quizás porque es el sucesor del trono que lleva su sangre.

O porque es una persona importante que puede hacerlo regente.

— De todos modos, quería ver a mi padre.

— ¿Para qué?

Astella miró a su padre y declaró en un tono escalofriante pero tranquilo.

— Voy a ser la Emperatriz ahora. Theor será reconocido como un príncipe, así que necesito la ayuda de mi padre de ahora en adelante.


Traducido por:  Miss M 

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