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Cómo ocultar al hijo del Emperador


No era la primera vez que escuchaba el nombre. Ya había visto al funcionario de mediana edad, incluso cuando vivía como una princesa.

Astella recordó que estaba bastante cerca de la familia Reston.

"Parece que ahora que los grandes nobles cayeron ha llegado a ser de alto rango".

— Sí, ha pasado mucho tiempo. Escuché que está ocupado redecorando el Palacio de la Emperatriz. Estoy segura de que estás ocupado preparándolo para la boda.

El Ministro del Interior se alegró de ver a Astella reconociendo su trabajo.

— Sí, lo estoy. No se preocupe, me estoy preparando para la boda. Su Majestad estará allí pronto, así que déjeme felicitarle de antemano... 

Astella cortó sus palabras con una serie de comentarios corteses pero serenos.

— Solo he traído al príncipe por orden de Su Majestad. Se felicitará después de la boda.

No quería ser felicitada por los lugartenientes.

Especialmente, no quería hacer amigos con personas que se movían como buitres de acuerdo con el panorama del poder.

— Bueno, ya veo. Saludaré de nuevo más tarde.

Después de despedirse del decepcionado ministro del interior, Astella huyó a la terraza del templo para evitar a las personas.

Tomó un respiro de aire fresco por un momento y disfrutó del jardín que podía ver desde la terraza.

Estaba cansada por tener que venir al templo justo después de mudarse al palacio, estaba agotada de ser una atracción para la gente.

Necesitaba tiempo para refrescar su cabeza por un momento.

De pronto escuchó una voz cautelosa detrás de ella.

— Nos encontramos nuevamente aquí, Lady Astella.

Mirando hacia atrás, había una persona familiar. Era el conde Ecklen, el padre de Serbel.

— Lord Ecklen, nos vemos en el templo otra vez. Siéntase libre de hablar.

El Conde habló torpemente cuando salió a la terraza.

— No soy un hombre merecedor del buen trato por parte de Su Majestad.

— Todavía no soy la Emperatriz.

El Conde miró alrededor del templo. Más allá de la puerta de cristal pudo ver a Theor con Kaizen.

— Es mu maduro, incluso a una edad temprana.

Theor se quedó quieto, mirando a las innumerables personas que le hablaban.

Parecía un poco avergonzado porque había mucha gente, pero no parecía asustado.

El Conde continuó, mirando a Theor con una mirada muy orgullosa.

— Su personalidad tranquila se parece a la de Lady Astella.

— Se parece a la de Su Majestad.

Kaizen no era propio de una personalidad tranquila, pero Astella lo dijo por cortesía.

En esta situación, es cortés decir humildemente que se parecía al Emperador.

Además, este hombre era un ayudante cercano al Emperador.

El Conde rió, como si leyera los pensamientos de Astella.

También parecía pensar que la calma y serenidad era algo de lo que Kaizen estaba muy alejado.

— Realmente te pareces a tu madre.

— ¿Conoció a mi madre?

Tan pronto como hizo la pregunta, pensó que debía conocer bien a su madre ya que había sido el asistente de su abuelo materno.

El conde Ecklen la miró por un momento y respondió:

— Sí, éramos amigos.

— ¿Eras amigo de mi madre?

Pensó en el Conde siendo un joven teniente y en su madre como la hija de su superior.

Fue sorprendente que él dijera la palabra "amigo". En un momento, un profundo arrepentimiento brilló en los ojos del Conde como si hubiera recordado algo del pasado.

— Tal vez soy un poco pretencioso al decir que era amigo de una persona noble. Pero teníamos aproximadamente la misma edad, así que estuvimos cerca.

— Ya veo.

El Conde habló como si no fuera la gran cosa, pero sonaba bastante íntimo.

"Nunca he oído hablar de esto antes."

Su abuelo no le había dicho ni una palabra acerca de esto.

¿Por qué no le dijo que este hombre estaba cerca de su madre?

Se sintió un poco extraño.

Astella sonrió mientras ocultaba el sentimiento incómodo.

— Conde, ¿podría visitar el Palacio del Emperador alguna vez si está bien?

— ¿Eso está bien?

— Por supuesto. Me gustaría invitarle a tomar el té. Quiero saber más sobre mi madre.

Astella habló como un puro favor, pero no era solo un puro favor.

Actualmente Astella no podía darse el lujo de confiar en alguien.

Esta persona era la única con la que tenía ciertas conexiones.

Como este hombre era el que estaba a cargo de los militares, sería bueno tener una relación cercana con él.

Además está la conexión con su abuelo, y el Conde es amigable con Astella.

Así que Astella invitó al Conde al palacio de la Emperatriz con tal intención.

— Gracias, Lady Astella. La veré pronto.

El Conde, que estaba encantado, aceptó la invitación.

El evento en el templo terminó sin problemas.


*


A partir de ese día, se agregaron nuevos sirvientes al palacio donde vivía Astella.

— Su Majestad los envió para ayudar al Príncipe.

Por principio, Theor, que fue reconocido como el Príncipe, recibió su propio palacio y debía quedarse allí.

Sin embargo, todavía era joven, así que se decidió que se quedarían aquí, en el Palacio de la Emperatriz, hasta que se acostumbrara a la totalidad del Palacio Imperial.

Como no podían dejar el Palacio, parecía que los sirvientes que servirían al Príncipe habían sido trasladados a donde se encontraba él.

— Espero su amable cooperación. Hannah les dirá qué deben tener en cuenta.

La cabeza de los sirvientes se inclinó profundamente ante Astella y luego se fueron.

Astella inclinó la cabeza y le susurró a Hannah después de que los sirvientes habían salido.

— Averigua si puedes confiar en ellos.

Hannah se llevó a todas las damas del Palacio de la Emperatriz.

Los sirvientes habían sido elegidos por Kaizen, pero aún así no podía bajar la guardía ante ellos.

— Los que estarán al lado de Theor deben ser elegidos con cuidado.

Al ingresar al Palacio Imperial, Astella prestó la mayor atención a la seguridad de Theor.

Para la protección de Theor, dijo que ella se encargaría de esos asuntos por el momento.

Astella prestó gran atención a la estructura del palacio.

El dormitorio de Theor se colocó en el lado más interno, y las habitaciones de Astella en un lado, y la del abuelo en el otro.

Damas y caballeros deambulaban por ambos pasillos todo el día, y los guardias del palacio vigilaban el jardín. Custodiaban el palacio día y noche.

Los ojos de las personas siempre podían alcanzar a Theor.

— ¡Mamá!

Theor corrió hacia la terraza en busca de Astella.

— Theor, pensé que estabas jugando con el abuelo.

Los ojos rojos miraron a Astella con clara curiosidad y afecto. Desde que regresó a la capital, Theor ya no debe poner más la medicina que le hacía cambia de color sus ojos.

Theor parecía preferir la libertad de poder llamar a Astella su madre, y también prefería la libertad de no tener que ponerse el medicamento todos los días.

Tan pronto como tenía la oportunidad, llamaba a Astella mamá y la perseguía.

— El abuelo debe tener sueño ahora.

Theor se aferró al reposabrazos de la silla de Astella.

— Mamá, ¿cuánto tiempo tenemos que quedarnos aquí?

— ¿No te gusta estar aquí?

— No, no es así.

Theor mantuvo la boca cerrada con agonía.

Todavía le era extraño aquí.

Durante muchos años, ellos y el abuelo estuvieron viviendo en el campo, estar en un palacio tan grande le era difícil para adaptarse.

Hannah entró con cuidado, dobló las rodillas al lado de Theor.

— Príncipe, ¿quiere que le haga un pequeño castillo en el jardín?

— ¿Castillo? ¿Puedes hacer un castillo real?

— Por supuesto. Le pediré a los sirvientes que le hagan un castillo muy bonito.

Hannah agregó mirando a Astella que se encontraba paradas atrás.

— Solía haber un castillo así en el palacio del Príncipe Heredero. Era el patio de juegos para el joven príncipe y la joven princesa.

De lo que Hannah hablaba era un pequeño castillo en el jardín del palacio del príncipe heredero que él tenía cuando era joven.

Fue una pequeña fortaleza construida por la Emperatriz para el joven Kaizen.

— ¡Hazlo aquí también!

— Haz un dibujo de cómo quieres tu castillo. Lo haré igual.

— ¡Sí!

Theor tomó la mano de Hannah con entusiasmo y fue al estudio.

Astella sonrió amargamente por la vista.

Sin medicina, los ojos de Theor eran del mismo rojo que los de Kaizen.

Lo supo cuando vio a los dos parados uno al lado del otro en el templo, el cabello de ambos era idéntico, y el color de los ojos solo reafirmaba que eran padre e hijo.

*Toc Toc*

Una criada abrió la puerta y le entregó una carta.

— Lady Astella, la esposa del señor Milot y otras esposas le solicitan una invitación.

— ¿Las esposas?

En la carta, había una solicitud para visitar el Palacio de la Emperatriz y saludar a Astella.

Había una lista, y en ella estaban todos los nombres de las esposas de los aristócratas de rango medio y alto.

Entre ellos estaba el nombre de la madre de Florin, la Sra. Croychen.

Tal vez quedó atrapada entre las damas porque no podía ignorar el título de su esposo, que es el Secretario de Estado.

— Pronto será la Emperatriz, así que la quieren poder observar con sus propios ojos.

Quería decirles que no vinieran, pero no podía vivir alejando a todas las damas del mundo social cuando estaba pronta a convertirse en la Emperatriz de todos modos.

— Sí. Diles que me visiten por la tarde.

Unas horas después, las damas visitaron a Astella.

Cuando fue al salón, diez esposas estaban reunidas y se inclinaron ante Astella al unísono.

— Lady Astella.

Habían caras que podía reconocer y caras que no.

Entre ellas, la esposa mayor vaciló y dio un paso adelante.

Parecía ser la esposa que le envió la carta.

— Lady Astella, gracias por permitirnos conocerla. Me tomé la libertad de saludarla antes de la boda.

Ninguna de ellas era alguna dama que hubiera tenido alguna antigua relación con Astella.

Quizás es por eso que todas decidieron venir juntas.

— Gracias por la visita. Vengan por aquí, por favor. Pediré que preparen té.

— Gracias, Lady Astella.

Al lado del salón había una sala de recepción para entretener a los invitados.

Cuando Astella pidió que trajeran té, las criadas se acercaron a la mesa en la sala de recepción y sirvieron el postre.

Tan pronto como dejaron las tazas de té, las esposas se turnaban para poder felicitar a Astella.

— Felicitaciones, Lady Astella... 

El flujo interminable de felicitaciones se interrumpió repentinamente en el último minuto.

Fue por la señora Croychen, sentada en el asiento más alejado de Astella. La esposa del Marqués estaba obstinadamente callada y solo abrió la boca cuando se sintió obligada por el entorno.

— Bueno, yo...

Astella cortó fríamente sus palabras.

— Denigraste a Theor y lo llamaste hijo ilegítimo.

Astella miró directamente a la mujer y continuó con su discurso.

— Acaso no es una buena idea disculparse primero ¿antes de venir aquí y felicitarme?

Un pesado silencio cayó sobre la mesa.

La esposa del marqués miró a Astella con sus ojos llameantes.

Parecía no tener ninguna intención de disculparse mucho menos formalmente.

Ella se levantó y salió de su asiento.

— Me marcho.

A pesar de que la esposa del Marqués se había levantado, nadie se puso de pie detrás de ella.

Eso solo significaba que la popularidad de la esposa del Marqués no era la mejor

De alguna manera... también significaba que Astella, la madre del príncipe, tenía una posición firme en el Palacio Imperial.

Astella respondió con indiferencia.

— Echa un último vistazo, porque en el futuro no quiero verte aquí.


Traducido por: Miss M 

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