El final de un amor no correspondido
Capítulo 3
Fue cuando estaba inclinando la cabeza.
Bianca, que estaba escuchando la conversación de mi hermano, intervino entre nosotros. Con la barbilla inclinada, tenía los ojos muy finos.
─ Por cierto, Elphine.
─ ¿Si hermana?
─ ¿El joyero que vendió la pulsera también es un noble? Eres muy educado, viendo cómo usas honoríficos incluso cuando lo mencionas.
─ Uh.... tal vez.
─ ¿Qué precio tiene?
─ ¿Qué?
Bianca preguntó pero al mismo tiempo mi hermano se puso nervioso. Ante las palabras de Bianca, las pupilas de Elphine comenzaron a temblar de izquierda a derecha sin ningún motivo.
─ Te pregunté a qué precio adquiriste esa joya preciosa a ese gran joyero, y como tu la compraste, deberías saber al menos eso.
─ ¿Eh? uh....
Fue extraño. De repente, Elphine comenzó a entrar en pánico. Además, si seguía mirando la situación de esta manera... ajá. Entendí la verdad de inmediato.
Esta pulsera debe ser un poco más barata de lo que pensaba.
Oh, vamos, de verdad me gusta el presente, es bonito.
Levanté la mano para mediar entre los dos.
─ Hermana, detente. Es demasiado descortés preguntar el precio frente a la persona que compró el regalo. Mi hermano también está avergonzado.
Mira esto, yo también soy una adulta.
Fue cuando estaba tranquilizando a los dos con una voz generosa, la puerta del comedor se abrió y alguien se acercó a grandes pasos.
Alguien lo hizo y era un criado. Se acercó a mi padre con una tez bastante apresurada sosteniendo la bandeja.
Esa bandeja plateada contenía cartas o listas de visitantes que mi padre debería ver ahora mismo.
Mientras miraba la carta que traía el criado, mi padre se limpió una vez más la boca con una servilleta, teniendo una expresión un poco endurecida.
─ De todos modos, debería haber salido antes de lo esperado.¿Salir?Fue cuando parpadee.
Mi madre a su lado pareció sorprenderse mucho y le preguntó a mi padre.
─ Escuché que comienza a la una de la tarde.
─ Parece que hay algo que tengo que ver. Ahora que lo pienso, será mejor que vayas conmigo. El Marqués Daim parece haber llegado al Palacio Imperial.
─ Si.
Ante las palabras de mi padre, Bianca y Elphine se levantaron de sus asientos sin decir una palabra. ¿A dónde van?
─ Pero… ¿adónde van? ¿Yo también debo ir con ustedes?
Fue cuando pregunté mientras me ponía de pie con el regalo puesto.
De repente, todos en el lugar me miraron. ¿Qué es esta atmósfera? Ojos dudosos y desconcertados me atravesaron sin piedad.
Entre los miembros de la familia que me miraron así, Elphine respondió con el ceño fruncido.
─...¿dices a dónde vamos?
─ Si, ¿A dónde vamos?
─ Al Palacio Imperial.
─ ¿Qué?
Mi boca estaba muy abierta. ¿El Palacio Imperial?
Salté de mi asiento.
─ ¿Por qué voy allí? ¡No, no voy a ir!
─ Entiendo tus razones, pero tienes que ir hoy a la ceremonia.
Bianca sonrió y se puso un chal grande en la que fue rodeada por una doncella detrás de ella.
Ahora que lo pienso, yo no soy la única que estoy bien vestida. Todo el mundo estaba bien vestido esta mañana. ¡Pensé que estaban vestidos así de bien porque era solo mi cumpleaños!
─ ¿Por qué? ¿Por qué debería ir?
─ Oh, ¿realmente no sabes qué día es hoy?
─ ¡No sé! ¡Qué es eso!
─ Es la ceremonia de coronación.
─ ¿qué?
Mientras miraba a mi alrededor y gritaba, Elphine se rascó la mejilla y habló.
─ Eso, la coronación... el día en que el Príncipe Heredero Rubellus se convierte en el decimocuarto Emperador del Imperio Zahard.
─ ¿Qué?
Salté hacia atrás en su lugar.
¡¿Emperador?!
¡El Emperador!
No, por supuesto, era el Príncipe Heredero, así que es natural y de sentido común ser emperador. Por supuesto, es cierto que tuvo muchas dificultades cuando quería ser el emperador... pero ¡ah! ¡Eso es!
─ ¡No! ¡No voy!
─ De qué estás hablando, es la ceremonia de coronación. ¡Todos los nobles de todo el país se han reunido en la capital desde hace una semana!
¡Ah! ¡Por eso había tanta gente en la capital!
─ ¡No! ¡No! ¡Solo vayan ustedes! ¡No voy! ¡No voy!
Estaba tan sorprendida que me levanté, me quedé allí y comencé a rodar sobre el piso.
─ ¡Yo no voy! ¡No iré incluso si muero! ¡¿Por qué voy allí?!
─ Oh, ¿Por qué esta niña está cada vez peor? Papá, ella realmente no lo sabe. ¿No le dijiste?
Bianca levantó hábilmente el vestido y un pie, y le hizo una pregunta a mi padre, quien me ayudó a desenrollarme de mis brazos. Mi padre negó con la cabeza.
─ De ninguna manera. Te lo dije hace tres meses.
¡¿Tres meses?!
─ Hace tres meses, ¿cuándo?
─ La mañana que salí a cazar zorros.
─ De ninguna manera...
Estaba tratando de negarlo, pero de repente me sentí abrumada. Ahora que lo pienso, una temprana mañana, mi padre me había dicho algo mientras estaba somnolienta.
Creo que alguien me preguntó qué iba hacer, adónde iba a ir y yo respondí que iba...
─ si voy a ir...
Fue cuando dejé de rodar y me sentí incómoda. Con un sonido de suspiros reprimidos, Elphine me ayudó y me levantó.
─ Ira, despierta. No puedes evitarlo y deja de ser terca hoy. Tienes que ir.
─ Pero hermano…
─ Tienes que ir.
Elphine bloqueó firmemente mis palabras. Padre también asintió con la cabeza ante las palabras de Elphine en la puerta.
─ Elphine tiene razón, Ira. No es que no sepa lo que piensas, pero hoy tienes que ir. Antes de ser un hombre o una mujer, nosotros somos el pueblo y debemos ser fieles. No olvides tu lealtad.
Los ojos de mi padre brillaron. Cada vez que mi padre hablaba de este país, veía un orgullo que no podía ocultar en sus ojos.
Lo sabía muy bien. Mi padre amaba este país.
Y sé muy bien que no puedo vencerlo cuando me mira así.
─…. Bueno.
Murmuré débilmente y sacudí el dobladillo. Elphine dio unas palmaditas en la espalda como si yo hubiera tomado la mejor decisión.
***
Soy Ira Wildenviston.
La miembro más joven de la familia Wildenviston, de la prestigiosa familia del Imperio Zahard.
Una vez fui una alborotadora que abrumaba al imperio y una villana que ni siquiera conocía la vergüenza.
Y ahora...
─ Haa, realmente no quiero ir...
Soy una chica de este imperio luchando en un carruaje.
─ Ah, eres muy ruidosa. ¿Sabes que ya lo has estado haciendo durante 30 minutos? No quiero escucharlo. Me voy a morir. Si hubiera sabido que esto sucedería, tendría que haber ido en el carruaje de la hermana Bianca.
Lenny sentada frente a mí frunció el ceño y se quejó.
Laynevonne Delion, apodada Lenny, la única hija del Conde Delion, además de ser la próxima condesa Delion. Además de ser mi compañera de viaje hoy.
Esta chica era muy buena estudiando. Era tan buena que los rumores se extendieron por toda la capital. Entonces, Lenny se ha esforzado mucho en sus estudios. Estudió bien, estudió bien.
Y el conde de Delion, que codiciaba su enorme talento, escribió un contrato con su pequeña hija frente a ella. Solo había dos términos en el contrato.
Primero, nunca te cases con otra familia cambiando tu apellido.
En segundo lugar, el matrimonio es solo para el yerno de Delion y no puede heredar nada a él.
(NT: en otras palabras, que el esposo de ella tendrá su apellido pero no el poder de la familia Delion.)
Lenny aceptó fácilmente los términos. No tenía la intención de compartir su riqueza con su esposo desde el principio, además de que la ley de poder político y la ley de sucesiones cambiaron de todos modos, por lo que las mujeres también tenían derecho al poder y, al mismo tiempo, podían heredar títulos.
─ ¿Pero qué debo hacer si estoy realmente avergonzada?
─ Así es. Es un poco vergonzoso. Has estado en el palacio todos los días desde que tenías cuatro años. Qué impresionante debe haber sido.
Fue así. Ese momento era cuando mi padre se acercó a mí y me preguntó: '¿Te gustaría venir al Palacio Imperial también?'
─ ¿Por qué voy allí?
Empecé a golpear el cojín que estaba a mi lado.
─ ¡El polvo está volando, querida!
Lenny abrió la ventanilla del carruaje. A través de una ventana abierta, pude ver el paisaje de la calle.
Toda la ciudad estaba agitada. Los rostros de las personas que llenaban las calles se llenaron de alegría. Había algunos que tocaban la flauta, trompetas, quien soplaba los globos y los repartía por todos lados.
Ha pasado mucho tiempo desde que me enfrenté a una ciudad tan animada. Fue cuando me cegó la vista de la calle.
El hombre que pasaba por nuestro carruaje de repente levantó las manos y gritó.
─ ¡Viva el Imperio Zahard!
─ ¡Viva!
─ ¡Viva Su Majestad!
─ ¡Viva!
─ Solo Su Majestad Rubellus...
*¡Bam!
Tan pronto como escuché su nombre, me sobresalté y cerré la ventana.
De nuevo en el vagón a oscuras, Lenny y yo nos miramos sin decir ni una palabra. La mirada de Lenny fue una mirada de calma por un momento.
─……
─ …. Por qué, qué, por qué.
Tenía miedo de culparla por algo si me preguntaba. Se dio un momento de pausa y luego se encogió de hombros y dijo:
─ No, aún puedes escuchar el sonido si cierras la ventana.
─……
Tiene razón.
Lenny, que me miró a la cara, asintió con la cabeza como si supiera que lo haría. Parecía que tenía cuidado.
─ Bueno, intentaré entenderlo.
Qué, esta sensación de derrota desconocida...
Caí en mi asiento y me estremecí.
No importa cuanto luche, no puedo evitar que el carruaje no ruede. El carruaje avanzó con paso firme y pronto llegó al palacio.
Porteros y guardias con cara de miedo se alinearon en la puerta, verificando las identidades y el equipaje de los miembros de las familias nobles. Para entrar por esta puerta, debe pasar por una inspección de seguridad.
─ Pueden entrar.
El guardia que nos examinó giró la cabeza y dio un saludo. El carruaje empezó a moverse de nuevo. El carruaje, que había atravesado las puertas del palacio imperial, comenzó a avanzar lentamente en fila con los demás carruajes.
Tan pronto como pasé el puesto de control, los pensamientos que de repente me vinieron a la mente, se dispersaron. De repente se me ocurrió algo.
─ Si tuviera un artículo prohibido, ¿me enviarían a casa? Si hubiera sabido que esto pasaría, ¡habría traído algo!
─ ¿Pensaste en eso ahora? Solo lo digo pero pensé que en realidad querías verlo.
─ ……
No debería haber dicho nada. Hice un gesto con la mano hacia Lenny y luego me dejé caer en el asiento. Lenny soltó una carcajada. Vamos solo ríete de mi.