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12. Familia



Después de ese día, Elisa pasó todo el día en la cama según lo prescrito por Cetil.

Después de completar los preparativos para la fiesta de la cosecha, Richard se quedó al lado de Elisa todo el día.

Afortunadamente, la condición física de Elisa se había estabilizado mucho y se ha mantenido emocionalmente estable gracias a la presencia de Richard.

Gracias a esto pasó 10 días sin problemas y faltaban dos días para la cosecha.

Anne y las doncellas, que habían ido hace un tiempo a pasear a la plaza, fueron al dormitorio de Elisa, que no podía salir.

Anne le entregó a Elisa una caja de papel bellamente envuelta.

— Son macarons de una panadería. Estaba pasando por la tienda y recordé lo mucho que le gusta a la señora, así que se lo compramos entre todas.

— Oh, gracias a todas. Gracias por la comida.

Cuando Elisa estaba realmente feliz, Anne y las sirvientas sonrieron con orgullo.

Elisa les preguntó con una sonrisa.

— ¿Está la plaza en pleno apogeo para el festival?

— Sí, este año hay muchos vendedores ambulantes de otros países.

— Oh, por cierto. Escuché que este año harán de nuevo una obra de teatro en el gran teatro.

— ¡Sí! Me encontré a Sir Edward en la plaza. Bueno, él todavía recuerda que la señora le regalo un pañuelo. ¡Eso fue hace cuatro años!

Una sirvienta se sonrojó, mientras hablaba del hombre llamado Edward. Y luego, de repente, como si recordara algo, dijo.

— Oh, y él preguntó si cómo estaba usted.

— ¿Ah, de verdad?

La expresión de Richard, que escuchaba la historia en silencio, se endureció. Pero nadie se dio cuenta de eso.


***


Richard llevó a Elisa al salón principal de la mansión.

En el salón, había deliciosas comidas y postres bonitos cocinados con cosas recolectadas durante esta temporada de cosecha, y junto a ellos estaban los sirvientes y los caballeros con ropa nueva.

Cuando vieron a Elisa, se acercaron a ella con sonrisas alegres.

— ¡Señora! ¿Cómo se siente?

— He mejorado mucho gracias al cuidado de todos. Gracias por su preocupación.

Elisa respondió con una sonrisa a las sirvientas que preguntaban por ella.

Thompson, que vestía ropa informal en lugar del uniforme de caballero, se acercó a Elisa tan pronto como la vio.

— Vaya, señora, se ha puesto aún más hermosa mientras no la he visto. ¿Ha sido por eso que su excelencia escondió a nuestra señora en su habitación? Me temo que piensa que alguien tendrá los ojos sobre usted.

El comentario se hizo para mejorar los ánimos de Elisa, quien no estaba vestida con la ropa apropiada para un banquete.

Entonces el caballero, que estaba escuchando las bromas de Thompson junto a él, habló.

— Vaya, vice-capitán. Por supuesto que la señora es bella, pero ¿no piensas que es un halago demasiado vacío?

— Hey tú, ¿piensas que no estoy siendo sincero? ¡Ella es la benefactora de mi vida!

— ... eres ruidoso. Thompson, el bebé escuchará.

Cuando Thompson y los caballero se pelearon, Richard los reprendió y les hizo callar.

Anne, que los miraba con una sonrisa, dijo, mirando el vientre de Elisa, como si se le acabara de ocurrir algo.

— El festival de Año Nuevo del próximo año tendrá un bebé, por lo que el ambiente será un poco más animado.

— Estoy deseando que llegue. Es tan aburrido ahora que solo hay hombres lúgubres al rededor...

Cuando Argyle ayudó a Anne, diciendo "hombres lúgubres" Thompson miró a Argyle en estado de shock.

— Huh, espera. También eres un hombre oscuro por dentro, ¿no?

— Estoy limpio por dentro. No me pongas en el mismo barco que tú.

Elisa sonrió a Thompson y Argyle mientras se peleaban entre sí.

Sin embargo, los ojos de Richard estaban fríos mientras miraba a las dos personas que estaban retrasando el inicio del banquete.

El caballero, que lo notó, se apresuró a apartar a los dos de la vista de Richard.

Cada doncella se acercó a Elisa con una caja de regalo esperando su momento.

— Señora, este es un regalo que preparamos para usted.

— No es caro, pero si el bebé puede usarlo al menos una vez, estaríamos muy felices.

Las cajas de regalo preparadas por las sirvientas estaban llenas de regalos hechos por ellas mismas para el bebé, incluidos vendajes, baberos y calcetines para bebés.

Una sonrisa brillante pronto se extendió sobre Elisa.

— Oh, Dios mío, esto es tan lindo... Muchas gracias a todas. Estoy segura de que al bebé también le gustarán.

Los caballeros, Thompson y Argyle, que habían estado peleando hasta entonces, se apresuraron a entregar los regalos que ellos habían preparado para Elisa.

— ¡Señora, también tenemos regalos para usted!

Los caballeros presentaron los juguetes para bebés que compraron después de una cuidadosa consideración.

Elisa se echó a reír al ver los altibajos de los hombres que clamaban con juguetes para bebés.

Richard pensó que la apariencia de tales subordinados era ridícula, pero cuando vio a Elisa que estaba feliz de verlos, sonrió como si eso ya no importara.

El banquete preparado apresuradamente fue un éxito.


***


Una hora después, Richard llevó a Elisa al dormitorio.

Fue poco tiempo para disfrutar del banquete, pero Elisa estaba satisfecha solo con eso.

Richard acomodó a Elisa en la cama con cuidado.

Elisa, emocionada, se acostó en la cama y charló, jugueteando con los regalos que las sirvientas y los caballeros le dieron hace un rato.

— Este sonajero es tan lindo.

— Sí, Thompson, tiene buen ojo.

— Mira estos calcetines. Son para pies muy pequeños.

Los calcetines con los que Elisa jugaba eran realmente pequeños, tal y como ella dijo. Era aproximadamente del largo de su palma.

Pensando que estos pequeños pies también son pies y con calcetines, se rio del tamaño de quien sería el dueño, que aún no había nacido, pero se vería muy lindo.

La sonrisa de Richard se extendió por su boca mientras miraba a Elisa, que estaba de buen humor.

Preguntó Richard, arreglando el cabello desordenado de Elisa.

— ¿Hay algo más que quieras?

— Um, creo que ya he recibido demasiado.

— No te di un regalo.

— El banquete de hoy es suficiente

— ¿Entonces no necesitas mi regalo?

Los ojos de Elisa se abrieron de sorpresa ante la pregunta de Richard.

— ¿Un regalo?

— ¿Tienes curiosidad?

Elisa asintió con la cabeza y con una mueca de que era obvio. Sus ojos brillaron con anticipación.

— Entonces deberías retribuirme.

— ¿Retribuirte?

— Le sonreíste a las personas antes. Deberías darme algo mejor.

Con ojos llenos de deseo, recorrió los indefensos labios de Elisa con el dedo índice.

El rostro de Elisa se puso rojo cuando notó lo que quería a cambio.

'Mn, estás celoso de todos.'

Aunque pensando eso, no pudo evitar mirar su descarada mirada seductora. Su corazón palpitante no se detuvo.

Richard, que estaba mirando a Elisa, la observaba sonrojarse vergonzosamente, se acercó lentamente a ella. 

Elisa sintió su toque abrazando su cintura y cerró los ojos. Pronto, labios suaves y dulces estuvieron sobre los de ella. El beso fue suave y corto pero se repitió varias veces como para relajar la vergüenza en Elisa.

Cuando Elisa, que había mantenido los ojos cerrados, abrió los ojos a escondidas y lo miró, él sonrió y besó nuevamente sus labios con más entusiasmo.

Entonces, la respiración apasionada del anhelo mutuo se enredó. Poco a poco, el aliento de Elisa se desvaneció y Richard apartó sus labios de mala gana. Aun así, un ligero beso cayó sobre sus labios un par de veces y luego se detuvo.

Elisa contuvo el aliento y lo miró.

— ¿Cómo puede obtener una retribución antes de darme un regalo? Eso ha sido un completo robo.

— Si no te gustó, devuélvemelo.

En otras palabras, estaba diciendo que lo haría una vez más con el pretexto de devolver el beso.

El rostro de Elisa se sonrojó ante sus palabras y acciones, que tomó los labios de Elisa y la sedujo descaradamente.

Elisa se alejó, fingiendo que no entendía lo que estaba diciendo.

— Dame mi regalo.

Richard sacó una pequeña caja de terciopelo de su bolsillo interior.

Cuando abrió la caja, había una llave hecha de platino del tamaño de la palma de la mano de Elisa.

Elisa alternaba la mirada entre la llave y Richard con curiosidad.

Richard respondió a la pregunta tácita.

— Es la llave de la villa.

— ¿La villa?

— Compré un terreno en Rudea. Quiero construir una villa allí.

Hace unos días, Richard escuchó murmurar a Elisa mientras miraba hacia el cielo sin una sola nube.

'Es un día perfecto para un picnic.'

Sintió pena por su sentimiento de que tenía que pasar todo el día acostada debido a su hijo. Y una vez naciera el bebé, sería difícil ir de picnic en invierno.

Richard, que estaba pensando en cómo mejorar su estado de ánimo, recordó que Elisa, que había visitado recientemente al marqués de Serriot, dijo que el largo era hermoso.

Inmediatamente compró un lugar en Rudea para construir una villa.

Rudea era una ciudad junto a un lago al noroeste de Akaroa.

Tiene un paisaje lo suficientemente hermoso como para ser llamado un paraíso en la tierra, era un famoso lugar de vacaciones para que los aristócratas de alto rango de Arencia, en el que construían sus propias villas.

— Vamos juntos cuando nazca el bebé.

Richard no pudo abrazar a la embarazada Elisa, sino que le acarició suavemente la mejilla y continuó.

— Durante todo este tiempo, debes haberte sentido cansada de llevar al bebé.

— Debe haber sido difícil, pero gracias por aguantar hasta ahora, Elisa.

— ...

— Será difícil, pero espera un poco más.

Elisa lo miró sin comprender, sorprendida por el inesperado gran regalo.

La gente pensaba que las molestias y el dolor del embarazo eran algo que las mujeres debían soportar porque era lo natural en ser madres.

Pero Richard no lo dio por sentado.

Le agradeció y estuvo a su lado cada vez que lo pasaba mal. Siempre pensó en ella primero y fue considerado con Elisa. El hecho de que ella pudiera formar una familia para él, y que pudiera hacerlo feliz, la hizo soportar este dolor durante mucho tiempo.

Elisa parpadeó sin comprender, luego sonrió alegremente y asintió con la cabeza.

— Si vamos.

Richard sonrió ante su apariencia y la besó.

— Te amo.

Elisa lo miró mientras le susurraba su amor y le acariciaba la mejilla. Entonces Richard inclinó su rostro contra el toque.

'Qué lindo y encantador debe ser el hijo de este dulce hombre.'

El hecho de que este hombre intentara matar al niño en la historia original se sintió como una mentira, y al recordar el pasado, cuando intentó huir de él para proteger al bebé, le hizo reír.

Cuando pensó que pronto conocería a un niño que se pareciera a él, su corazón se llenó de emoción.

'No puedo esperar a verte, bebé.'

Elisa cerró los ojos mientras lo veía acercarse lentamente.

Pronto los suaves labios se encontraron una vez más.


***


Pasó la fiesta de la cosecha y pasaron unos días más.

Richard hizo que Elisa se durmiera primero, como de costumbre, Richard la miró mientras dormía y tiempo después se quedó dormido.

¿Cuánto tiempo ha pasado desde entonces?

— Ri... chard...

La voz de dolor de Elisa sonó en la silenciosa habitación.

Era una voz pequeña, pero Richard escuchó la voz de Elisa y se despertó de inmediato.

Después del incidente en el Marqués de Serriott, el estado de Elisa era tenso por lo que constantemente estaba prestando atención a su salud.

— ¿Elisa?

Richard examinó con urgencia su estado.

Elisa se abrazaba el estómago con una expresión de dolor en el rostro.

El sudor reluciente en su frente y los labios mordidos le dijeron cuánto dolor estaba soportando.

Elisa reprimió sus gemidos y logró continuar.

— Yo ... me duele tanto el estómago...

Era diferente a los calambres de estómago que a veces sentía.

Sin importar cuanto tiempo pasó, el dolor no desapareció, más bien, el ciclo del trabajo de parto se acortó. Además, la intensidad parecía hacerse más fuerte.

El corazón de Richard se hundió cuando vio a Elisa luchando contra el dolor.

Tuvo una corazonada en ese momento. Que hoy es era el día del nacimiento del bebé.

— Elisa, respira despacio.

Richard calmó a Elisa y rápidamente tiró de la cuerda para llamar a alguien.

Esa noche, exactamente a los nueve meses, comenzó el parto.


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