12. Familia
Richard solo pudo entrar a la habitación del parto después de la limpieza de Elisa.
Elisa tenía el rostro demacrado y estaba con los ojos cerrados.
El corazón de Richard se hundió en el momento en que la vio.
Aunque le dijeron que tanto la madre como el niño estaban sanos antes de entrar a la habitación, Richard le preguntó a Cetil junto a él con urgencia.
— ¿Está Elisa realmente bien?
— Todo está bien, excepto que está un poco cansada. Ahora está dormida porque está agotada.
Después de escuchar las palabras de Cetil, se sintió aliviado y se acercó a Elisa. Su cabello estaba pegado por el sudor, y sus ojos aún humedecidos por las lágrimas, le dieron una pista de cuánto había sufrido.
Al verla así, se sintió apenado y agradecido al mismo tiempo.
Richard susurró, besando suavemente la frente de Elisa que aún estaba dormida.
— Has trabajado duro, Elisa.
Quizás sintiendo su beso, Elisa, que había estado durmiendo, abrió los ojos con dificultad.
Richard la miró con cariño y besó suavemente sus labios resecos.
— Gracias por estar a salvo. Te amo.
Elisa sonrió débilmente, sin tener la fuerza para responder a sus palabras.
Richard le besó los labios un par de veces más. Y después de abrir la colcha de Elisa, juntó sus manos delgadas.
— Puedes dormir más. Estaré a tu lado.
Iba a quedarse al lado de Elisa hasta que despertara.
Pero Elisa no cerró los ojos y miró detrás de Richard.
Cuando Richard miró hacia atrás, vio a la partera acercándose a ellos, llevando algo envuelto en una manta.
— Vamos, joven maestro. Debería saludar a su padre.
La partera le entregó a Richard un pequeño bebé envuelto en una manta.
— Vamos, espera.
Richard no quería sostener al niño por temor a que su mano pudiera romperlo, pero la partera ya le había entregado al niño. Richard tomó al niño y lo abrazó un poco desconcertado. Al ver su torpe toque al abrazar al niño era claro que no estaba seguro de qué hacer.
Elisa sonrió ante esa imagen.
— Oh, Dios mío, con ese aspecto se parece a su excelencia. Como puede ver es muy guapo, tiene unos rasgos muy distintivos.
Después de escuchar la amabilidad de la partera, Richard finalmente miró al niño.
El cuerpo del niño era más pequeño que su antebrazo y su cabeza era más pequeña que su puño.
La cara, los ojos, la nariz y la pequeña boca estaban densamente fijadas en su rostro. A pesar de que aún era muy pequeño, tenía mucho cabello negro que se parecía al de él, el niño parpadeó lentamente mientras hacía débiles muecas con su boca.
Richard miró inexpresivamente los ojos verde claro del niño.
La partera dijo que el niño se parecía a Richard.
Sin embargo, los ojos verde claro del niño, eran la viva imagen de Elisa.
'Este niño es nuestro bebé...'
Era difícil creer que este niño había salido del vientre de Elisa.
Fue maravilloso y asombroso el hecho de que este fuera el niño que le saludó mientras golpeaba el vientre de Elisa con esas manos y pies tan pequeños. Esto hizo que una parte de su corazón se conmoviera.
Cuando Richard miró al niño, recordó haber hablado sobre el nombre del bebé con Elisa hace unos días.
'Vamos a nombrar a nuestro bebé Harness. Significa 'bendición' en lenguaje antiguo. ¿Qué opinas?'
En la historia original, Elisa eligió el nombre ella sola, pero en esta vida, se lo dio con el consentimiento de su padre, Richard.
Richard pensó que era un nombre que le sentaba bien a ella y al niño que le parecía una bendición.
— Hola Harness, soy papá.
Su voz, refiriéndose a sí mismo como "papá", temblaba sutilmente.
El niño parpadeó con sus grandes ojos y se humedeció los labios como si respondiera a la llamada de su padre.
Cuando vio eso, se dio cuenta de que era el padre de este niño.
Richard lo miró fijamente un rato más y lo abrazó gentilmente.
Este día recibió una razón más para vivir.
***
Ha pasado aproximadamente un mes desde que nació Harness.
Mientras tanto, Richard se quedó con Elisa todo el tiempo para ayudarla a cuidarse, lo que la ayudó a recuperarse hasta el punto en que su cuerpo estuviera lo suficiente sano para poder llevar sus actividades diarias de manera normal.
Y durante ese mes, Harness creció hasta ser bastante regordete, amado tanto por su madre, así como por el duque, su padre.
Elisa no quería estar separada de Harness en ningún momento del día.
El dormir tampoco fue la excepción.
— ¿Debo dormir en la habitación de Harnnes?
Antes de irse a la cama, Elisa, que no quería salir de la habitación del niño, le preguntó a Richard.
Sin embargo, el pequeño Harness no podía distinguir la diferencia entre el día y la noche. Incluso por la mañana, se despertaba cada pocas horas para ser alimentado.
Algunas mujeres incluso dormían cómodamente dejando a cargo a las niñeras, pero Elisa decidió pasar más tiempo con Harness.
Pero si llevaba a Harness a sus dormitorio, se preocupaba de que Richard pudiera enojarse con ella, al no poder dormir.
Así que hacerlo de esta forma fue algo que se le ocurrió después de pensarlo por un rato. Para Richard, que no quería apartarse del lado de Elisa, la solución era algo bastante clara.
— Entonces llevemos a Harness a nuestro dormitorio.
Llevaron a Harness al dormitorio.
— Harness, esta es la habitación donde duermen mamá y papá. Vamos a dormir aquí juntos a partir de hoy.
En los brazos de Elisa, Harness movió su pequeña lengua como si hubiera entendido la explicación de Elisa. Parecía querer responder algo.
Elisa miró el Harness con ojos dulces como si goteara miel y sonrió.
— Oh, mi bebé. ¿Le respondiste a tu mamá?
Mientras Elisa se reía, Harness también sonrió.
Harness, que había estado mirando a Elisa durante mucho tiempo, de repente comenzó a chupar el pijama de Elisa.
Elisa se dio cuenta de inmediato del significado de esa acción.
— Harness, ¿tienes hambre?
El niño olió la leche de su madre y tuvo hambre.
Elisa inmediatamente amamantó al niño. Ella ha estado amamantando al niño durante un mes.
Es por eso que se ha vuelto mucho más hábil. Elisa miró al niño, que estaba cómodamente alimentándose entre sus brazos.
Era pequeño pero más pesado de lo que se pensaba, el sonido de la respiración que todavía era torpe, y el sonido de chupar los pechos con determinación era simplemente encantador.
En sus manos estaba toda esta vida que aunque pequeña era suficiente para hacerla llorar.
— Comes bien.
Richard, que estaba mirando desde el lado de Elisa, acarició suavemente las mejillas regordetas de Harness con su dedo índice.
Entonces, la pequeña mano de Harness, que se tambaleaba en el aire, agarró el dedo de Richard.
Como si los dedos de su papá interrumpiendo su comida fueran muy intrusivos.
Ese era un agarre muy fuerte para una manita tan pequeña. Elisa y Richard se echaron a reír mientras miraban la escena sorprendidos.
Después de un rato, Harness, que tenía el estómago lleno, abrió la boca.
— Haré que eructe.
Richard sostuvo a Harness en nombre de Elisa, que estaba limpiándose la ropa. En ocasiones la niñera o Elisa hacían que Harness eructara, pero principalmente era trabajo de Richard.
Richard tomó a Harness y comenzó a caminar por el dormitorio, dándole palmaditas en la espalda al niño.
Elisa, que se había arreglado la ropa, miró a los dos hombres con expresión feliz.
'Parece que los brazos de papá están más cómodos ahora.'
Harness permaneció tranquilo y apoyó la cara en el hombro de Richard.
Tanto Richard sosteniendo al niño como Harness, que lo sujetaba parecían, más cómodos en comparación con las primeras veces.
Sin embargo, tan pronto como Elisa se sintió aliviada, Harness vomitó la leche que había tomado.
Esto era común en los recién nacidos con músculos gastrointestinales débiles.
Elisa tomó un pañuelo y limpió la leche en el hombro de Richard.
— Lo abrazaré, así que ve y cambiate.
— Supongo debería...
En el momento en que Richard estaba a punto de entregarle a Harness.
Harness, que agitaba las manos, se agarró del cabello de Richard con fuerza.
— ¡Puaj!
— ¡Ja, Harness!
Elisa tomó la mano de Harness, pero Harness no lo soltó, Elisa, incapaz de poder retirar su mano comenzó a sentirse frustrada.
Luego, cuando algo no salió como él quería, Harness rompí a llorar.
— ¡Ay!
Richard, quien fue jalado del cabello por su hijo de la nada, estaba confundido.
'Soy yo a quien le han jalado el cabello, ¿por qué eres tú el que llora?...'
Harness abrió un poco su manita con la ayuda de Elisa, pero fue solo después de que esa pequeña mano ya hubiera arrancado un mechón de cabello de Richard.
Mientras Elisa se encargaba de Harness, Richard se cambió de ropa y regresó al dormitorio.
Para ese momento Harness ya estaba dormido en los brazos de Elisa, pero Elisa no podía dejar a Hanes a pesar de que estaba profundamente dormido.
No quería dejar al niño solo ni por un momento.
Richard la miró así y se tragó un suspiro.
'Dicen que cuando nace el bebé, el marido se queda atrás'.
Estaba triste aunque sabía que era un sentimiento infantil.
Elisa de buena gana mencionó de que usaría una habitación diferente a la suya para dormir con Harness, y en lugar de concentrarse en él mientras el niño duerme, solo se enfoca en el niño.
Richard se acercó a Elisa en la cama y se sentó.
Sintiendo la presencia, Elisa miró a Richard.
— Richard, tu cabeza está bien...
En ese momento, sus labios de repente se acercaron y tocaron los de ella. Elisa sorprendida se sobresaltó y retrocedió, y quien estaba a punto de acercarse se detuvo.
Elisa parpadeó y lo miró. La expresión en el rostro de Richard era extrañamente molesta.
— Richard, ¿estás molesto?
— Sí.
Pensó que lo negaría a pesar de sus sentimientos, pero inesperadamente Richard lo admitió.
— ¿Por qué?
Contrariamente a la fácil aceptación de sus sentimientos, esta vez no respondió de inmediato y se tomó un momento para hacer una pausa. Luego puso su frente sobre la frente de Elisa y respondió.
— ... porque solo te gusta Harness.
Su respuesta honesta fue linda y Elisa se echó a reír. Luego preguntó, fingiendo no saberlo.
— ¿Entonces odias a Harness?
— No, lo amo.
Richard respondió presionando suavemente sus dedos sobre las regordetas mejillas de Harness, quien se quedó dormido en los brazos de Elisa.
¿Cómo no amar a este niño, fruto de su amor?
— Pero quiero tomarte y apartarte de él.
— ¿Un beso te hace sentir mejor?
— Necesito afecto.
Elisa sonrió ante su firme respuesta de necesitar afecto, a pesar de que sus ojos estaban llenos de un fuerte deseo de pasión.
Pero primero tenía que expresar sus pensamientos.
— Richard, por supuesto que quiero pasar tiempo a solas contigo. Pero Harness aún es joven...
— Mirar a Harness me recuerda al pequeño tú, y es por eso que te amo más.
— ...
— ¿Puedes esperar hasta que Harness crezca un poco más?
La expresión de Richard se suavizó ante su sincera petición.
Elisa sonrió ante su apariencia y con cuidado dejó a Harness para que durmiera. Susurró, apretando su mejilla.
— Entonces ¿ya no necesitas un beso?
— Creo que puedo quererlo ahora.
Elisa primero le besó los labios mientras la miraba con ojos desconcertados.
Ante ese beso repentino, Richard miró a Elisa con ojos sorprendidos.
Los ojos de Elisa mirándole se sintieron muy tentadores.
En el momento en sus miradas se encontraron, sus ojos cambiaron de repente.
— Eso no fue un beso.
Poco después, sus labios devoraron a Elisa.
***
Elisa, que había estado jugando a dulces bromas con Richard durante mucho tiempo, se durmió antes de lo habitual.
Richard miró a Elisa dormida, y a Harness, que dormía entre los dos.
Una esposa amorosa y un hijo que se le parece. Al ver a los dos durmiendo uno al lado del otro, le vino a la mente el hecho de que tenían una familia. Se sintió agradecido de que hubiera dos seres más preciosos que su vida.
— Buenas noches, Elisa. Harness.
Richard susurró suavemente y acomodó la sabana que cubría a Elisa y a Harness.
Y cuando estaba a punto de cerrar los ojos pensando en quedarse dormido, sonó un golpe en la habitación silenciosa.
Todavía era temprano para irse a la cama, pero no muchos sirvientes acudían al dormitorio a esta hora.
Sin embargo, viendo la situación, había una cosa que podía adivinar.
Richard se levantó con cuidado de la cama y se acercó a la puerta.
Cuando abrió silenciosamente la puerta, Argyle, que había estado en una misión secreta hace un tiempo, estaba parado allí.
— Como ordenó Su Excelencia, he reunido información sobre el Marqués de Felice.
Al escuchar el nombre familiar, los ojos de Richard se oscurecieron con frialdad.