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8. Seamos pareja.


El momento en que Richard fue al palacio Imperial. Elisa vio la deliciosa comida frente a ella.

Había muchos alimentos que Elisa no había podido comer debido a las náuseas matutinas, incluido pan recién horneado, carne deliciosamente cocinada y pescado con salsa de crema.

Cuando los síntomas de las náuseas matutinas mejoraron mucho en los días siguientes, Richard ordenó al chef que preparara la comida que a Elisa le gustaba normalmente.

'......'

Sin embargo, Elisa simplemente miró la comida y no pudo empezar a comer.

Fue por el pensamiento constante que había estado llenando su cabeza últimamente.

'Labios...'

No hace mucho, desde el día en que Richard leyó el libro de cuentos de hadas, sus labios empezaron a molestarla.

Su textura suave y tierna. La respiración caliente, asombrosamente entrelazada... y su hermoso rostro incrementó la estimulación de su imaginación para hacer latir a su corazón tan locamene.

Además, no hace mucho, comenzó a interesarse por su cuerpo.

El pecho ancho, el estómago con los abdominales firmes debajo, y los sólidos músculos de los brazos que muestran claramente su presencia cada vez que se mueve.

Cada vez que miraba ese cuerpo, que se mostraba entre sus camisas o se marcaba su camisa, Elisa recordaba la noche que pasó con él y su rostro se enardecía.

Además, su corazón latía locamente.

'Sigo haciendo esto, así que definitivamente quiero a Richard...'

Elisa negó con la cabeza sorprendida ante ese pensamiento.

'No no no. De ninguna manera.'

Elisa tomó un plato. Y comenzó a comer de él como si estuviera empujando la comida.

— Coma mucho, señora.

Anne, que no conocía los pensamientos más íntimos de Elisa, estaba feliz de ver a Elisa comer bien y dejó otros alimentos cerca de ella.

— Si está embarazada, sus papilas gustativas también cambiarán. Ahora come alimentos que antes no le gustaban.

Elisa se detuvo ante las palabras de alegría de Anne.

'¿Cambié mi gusto porque estaba embarazada?'

Ahora que lo piensa, muchas cosas han cambiado debido al embarazo.

Ahora llora por cosas por las que antes nunca lloró, y aunque normalmente no dormía muchas siestas, en estos días estaba tomando siestas a la mitad de la tarde como una rutina diaria.

Entre las palabras de Anne, Elisa encontró una pista de la razón por la que su corazón recientemente latía con fuerza cuando veía a Richard.

'Entonces, ¿es este también el efecto de las hormonas del embarazo?'

Elisa, que había estado reflexionando durante toda la comida, después de terminar de comer, regresó a su dormitorio y se dirigió directamente a la mesita de noche.

En la mesa había un libro sobre el embarazo y el parto que Elisa se mantuvo leyendo en estos días.

Elisa hojeó las páginas del libro. Y, finalmente, encontró la respuesta.

[La mayoría de las mujeres tienen baja de libido después del embarazo, pero a veces su deseo sexual aumenta. Esto se debe a la influencia de las hormonas que convierten a una persona que tiene deseo sexual en una persona que no lo tiene, y viceversa.]

'¡Entonces lo que siento por Richard fue deseo sexual!'

Elisa asintió como si estuviera convencida y leyó una explicación adicional que estaba debajo.

[Cuando mamá y papá están felices, tienen una buena influencia en sus hijos. Tener una vida matrimonial feliz sin exagerar también es una manera de tener un momento agradable en un período difícil del embarazo]

Elisa, que leyó el pasaje, respiró hondo.

'Yo también quiero hacer eso...'

Ella quiere robar sus labios y besarlo, no solo que su corazón lata rápidamente.

Incluso ha soñado con besarlo y compartir la temperatura corporal caliente entre ellos.

'Tal como están las cosas, agotaré a mi hijo y moriré. No es bueno para mi bebé el que esté estresada'.

No hay nada de malo en pasar la noche juntos si ya están casados e incluso han hecho un hijo.

Pero, tristemente, Richard parecía no tener ninguna intención de hacer eso.

Además, seguía siendo cauteloso incluso al poner su mano sobre el vientre de Elisa.

— ¿Cómo puedo engatusar a ese tonto?

Cuando Elisa lo estaba contemplando en su cabeza con una mirada seria en su rostro, se escuchó un golpe.

— Señora, tengo su correspondencia.

— Adelante.

Anne, que entró en la habitación, se acercó a la mesa donde estaba sentada Elisa y dejó las cartas.

Elisa sonrió y dijo.

— Gracias.

— No lo menciones. Te traeré una taza de té para beber mientras la lees.

Ann volvió a salir silenciosamente del dormitorio. Elisa, que leyó por un rato más el libro, lo cerró y centró su atención en las cartas frente a sus ojos.

Dos de las tres cartas eran invitaciones a la fiesta del té y la otra era un catálogo.

El catálogo, decorado en un refrescante azul claro como si simbolizara el verano, llamó la atención de Elisa.

Elisa recogió el catálogo.

Era un catálogo de la boutique donde Elisa recientemente ordenó un vestido.

[¡El primer lanzamiento de productos de verano de Annes Boutique!]

Elisa, que miraba el catálogo sin pensarlo mucho, miró pasar las páginas del libro.

'Si, esto es...'

Había una sonrisa de contemplación en los labios de Elisa mirando el catálogo.


***


— ¡Vuelva a visitarnos pronto, señora!

— ¡Nos vemos después!

Más tarde en el día, Elisa salió de la tienda con una mirada muy satisfecha en su rostro, despidiéndose cortésmente de la dueña de Annes Boutique y todos sus empleados.

En los brazos de Anne, que seguía los pasos de Elisa, había una caja de terciopelo que contenía los artículos que Elisa quería.

Esperando frente a la tienda, estaban los caballeros de Rubelin, que le abrieron la puerta a Elisa.

El jinete le preguntó a Elisa.

— ¿Le gustaría volver a la casa del duque ahora mismo?

Elisa, que habitualmente respondía rápido, lo pensó un rato y dijo.

— No, pasemos por la librería.

Había muchos libros en la biblioteca del duque de Roubelin, pero los libros, en su mayoría nuevos, habían sido comprados por el Gran Duque.

Los libros que contenían información folclórica que ya no se publican o distribuyen en pequeña escalas generalmente se encuentran en librerías antiguas.

Además, la librería de la plaza también vendía libros usados, y siempre era interesante el encontrar lasa notas que dejó el primer lector.

En poco tiempo, Elisa se dirigió a la librería para ver los libros.

El carruaje se dirigió hacia el distrito comercial de la plaza tal y como era la voluntad de Elisa.

Elisa miró el paisaje familiar fuera de la ventana.

Gente en una animada calle comercial, peatones corriendo de un lado a otro y niños jugando alegremente en el paisaje.

En ese momento, algo fuera dispar se destacó en el ambiente.

'¿... los caballeros del Palacio Imperial?'

Caballeros que llevaban los patrones de la familia imperial en sus uniformes deambulaban por la plaza.

Elisa notó algo inusual en su apariencia.

Generalmente, era el trabajo de los soldados el patrullar la seguridad de la plaza.

Hubieron pocos casos en los que los caballeros imperiales se preocuparon por la seguridad de la plaza. Y aún así...

'¿Por qué están en la plaza?'

Tan pronto como Elisa se lo preguntó, se escuchó la voz del jinete desde el asiento del jinete.

— Hemos llegado, señora.

Elisa salió del carruaje con Anne, dejando a un lado la pregunta formulada.

La librería, ubicada en la esquina del distrito comercial de la plaza, era pequeña y compacta.

Al entrar en la librería, sonó un pequeño timbre en la puerta con un sonido claro.

Ddalang-

Pero no había nadie en el mostrador de la librería.

En cambio, desde el interior de la librería, se escuchó una voz que cree es la del dueño.

— Bueno, estoy un poco ocupado en este momento, ¡así que solo mira!

Posteriormente, solo se escuchó ruidos como el traqueteo de la escalera y el sonido del polvo al toser.

Elisa decidió mirar en otra estantería mientras esperaba al dueño.

Entonces, sintió que algo se movía a sus pies.

'¿Eh?'

Elisa miró hacia abajo con sorpresa. Ahí, había un niño pelirrojo, que no sabía en qué momento había llegado.

El niño, que parecía tener cuatro o cinco años, en el mejor de los casos, vestía ropa andrajosa con agujeros en algunos lugares, y su cuerpo delgado revelaba el que no podía comer adecuadamente, pero sus ojos rojos-dorados brillaban como llamas ardientes.

El niño miró a Elisa, tomó un libro al azar de la estantería, lo puso entre su ropa y se alejó de la estantería.

Elisa, que estaba tan sorprendida por el robo confiado y descarado, parpadeó, se acercó rápidamente y bloqueó al niño.

— Puedes darme eso, por favor.

Sin embargo, como si el niño no tuvo la intención de hacer eso, abrazó el libro robado con más fuerza y miró a Elisa con ojos de desagradables. Luego trató de rodear a Elisa, pero fue un movimiento improbable.

Elisa se agachó a la altura de los ojos del niño y le tocó suavemente en el hombro.

— Cariño, robar es malo. Si no pagas y tomas las cosas de otra persona, ¿esos hombres aterradores acaso no vendrán a buscarte?

En ese momento escuchó los pasos del dueño que regresaban de la estantería de atrás.

Al escuchar el sonido, Elisa se acercó al niño con urgencia.

— Vamos.

Si el dueño sabe que el niño está robando, las cosas se complicaran.

Sin embargo, el niño no se movió.

— Ah, me voy a morir porque estoy ocupado, pero los clientes siguen llegando...

El dueño de la librería se acercó a la caja registradora con una mirada de fastidio.

Pero cuando vio la ropa y los accesorios costosos de Elisa, rápidamente cambié de expresión.

— ... y le estoy muy agradecido. Bienvenida, señora. ¿Qué libro ha venido a comprar?

— No hay ningún libro que esté buscando en especial. Solo quiero mirar a mi alrededor.

— Ajá. Entonces le recomendaré.

— Veamos, están los poemas líricos favoritos de las bellas damas...

El dueño, que se acercaba a la estantería para buscar una colección de poemas, finalmente miró al niño.

Se dio cuenta de la situación al ver al niño escondiendo el libro en su ropa. Poco después, su expresión se distorsionó violentamente.

— ¡Oh, Dios mío, un ladrón!

Tan pronto como el dueño trató de abofetear al niño en la mejilla, Elisa rápidamente lo sostuvo en sus brazos.

Más que un comportamiento calculado, fue un acto instintivo del deseo de proteger a este pequeño niño.


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