tiempo estimado de lectura : 6

9. Festival de la fundación.


Tan pronto como lo reconoció, el corazón de Elisa se hundió.

'¿Por qué Christian está aquí...?'

Elisa, que se sentía abrumada, alternaba la vista entre Christian y León sentado frente a él.

Christian miraba al niño frente a él, sacudiéndose la tierra con la que León lo había ensuciado.

Afortunadamente, al parecer, no pareció reconocer a León.

'No, ¿Es realmente afortunado?'

¿Qué tan estúpido se debe ser sino puede reconocer a su hijo que está frente a sus ojos?

Pero Christian, que no sabía la verdad, alternó su mirada entre Elisa y León, que habían aparecido en su camino, y alzó los labios con una sonrisa amarga.

Luego, con arrogancia en su rostro, se rio de León.

— Oye, niño. Me has golpeado ¿No deberías disculparte? ¿Acaso no te enseñan bien en este templo?

— Oh, yo lo...

— ¿Qué pasa con mi ropa blanca? ¿Sabes lo caro que es esto? Es cien veces más el precio de tu vida...

Asustado por las palabras feroces de Christian, León se limitó a temblar, pero no respondió.

Christian, que estaba molesto por su apariencia, pateó el pie pequeño de León.

No fue un golpe fuerte, pero fue suficiente para asustar al niño.

León se agachó temblando.

— Es por eso que no deben permitir cosas sin padres. No reciben la educación del hogar, no se les inculcan los valores de familia.

— ¿Por qué hacer donaciones para mantener a estas cosas estúpidas...?

La mirada de Christian, que dijo eso, estaba fija en Elisa, que se estaba acercando lentamente.

En realidad, todas estas palabras estaban destinadas para Elisa, que era una huérfana, y no a León.

También era para criticar a Richard, que era un hijo ilegítimo.

Elisa se paró frente a Christian, bloqueando el espacio entre León y Christian.

Con una sonrisa pero ojos helados, dijo.

— Tales palabras son abrumadoras para un niño, Alteza.

Christian se burló sarcásticamente de la aparición de Elisa.

— No, ¿Quién es? ¿No es nuestra duquesa de Rubelin, la que es compasiva y generosa con estos mendigos?

Elisa comenzó a darse cuenta la razón por la que Christian estaba aquí, no hace mucho que se hizo público el hecho de que Rubelin estaba donando al templo, y la familia imperial, que se preocupa por lo que el ojo público diga, decidió donar para la ceremonia de la fundación del país.

Christian probablemente estaba en el templo para un poco de propaganda y mejorar su imagen pública.

Estos molestos eventos van en contra de la voluntad de Christian.

Christian miró el vientre de Elisa y de repente pensó en eso.

— Oh, por cierto, estas duras palabras son malas para el cuidado prenatal. Lo olvidé. Lo siento, duquesa Rubelin.

Su rostro no parecía en absoluto arrepentido.

— Bueno, ¿por qué no te apartas? Voy a castigar a este niño por ensuciar la ropa de su Príncipe Heredero y lastimarme el orgullo.

— Me disculpo por eso.

Elisa inclinó la cabeza pensando en una forma de resolver la situación.

No fue un accidente tan grande, pero era cierto que fue culpa de León, aún así, sabía que cuanto más hablara él con Christian, más palabras hirientes se derramarían.

— Por favor, perdone a este niño con generosidad y déjeme su disciplina a mí. La ropa de Su Majestad será indemnizada por Rubelin.

Christian tendía a tratar a los hombres con dureza, pero se sentía inesperadamente satisfecho cuando una mujer se inclinaba primero. Parecía estar encantado por mostrar una imagen de 'caballero'.

Cuando Elisa se disculpó primero, el impulso de Christian se suavizó, tal y como ella esperaba.

Christian dijo, tosiendo.

— Hhm, como sea, estas cosas vulgares tienden a ser un problema. Cuando un hombre estúpido y una mujer estúpida se juntan, niños menos inteligentes que las pulgas nacerán. Eso es malo para el país.

No sabía que ese estúpido padre era él.

Ante las palabras de Christian, Elisa se sorprendió y se rio. Entonces, de repente pensó en León.

'Pero escuchar esto sería molesto para León, que tiene recuerdos con su madre'.

Elisa, unos segundos después, miró a León que estaba escondido detrás de su vestido.

A diferencia de su miedo anterior y que estaba por llorar, ahora León estaba bien.

Sin embargo, ahora miraba a Christian, con los ojos bien abiertos.

En ese momento, vio como pequeñas chispas se desprendían de la mano del niño. La mirada de Elisa se estremeció enormemente cuando miró la llama que se formaba.

Christian podría no reconocer a su hijo, pero sin duda sabría lo que significaba esa llama.

— ¡No, León!

Elisa agarró apresuradamente la mano de León.

Su cuerpo se movió instintivamente antes de que pudiera siquiera calcular que podría resultar herida por el fuego.

Elisa volvió a mirar Christian sin tiempo para revisar sus manos.

Afortunadamente, Christian miraba a Elisa y a León con ojos indiferentes, como si no lo hubiera notado.

Elisa se sintió aliviada después de notar eso. En ese momento, escuchó la llorosa voz de León.

— Hermana... León lo siente mucho. Estaba mal.

— No, está bien. 

Elisa, que lo dijo casualmente, se dio cuenta de algo extraño.

Había tocado el fuego con la mano, pero no le ardía... no sentía ni una sola molestia en ella.

'¿Eh?'

No había ninguna señal en su mano de una posible quemadura.

Elisa ladeó la cabeza, solo había un poco de humedad.

'¿Qué es esto...?'

En el momento en que se lo preguntó, escuchó una voz familiar.

— Aquí está, Su Alteza el Príncipe Heredero.

Cuando miró hacia arriba, vio que Aiden se acercaba hacia ellos.

Aiden, que se acercó, comprendió rápidamente la situación al leer el ambiente entre Elisa, León y Christian.

Habló con voz tranquila como siempre lo hacía.

— Escuché que me estaba buscando. Lamento no haber podido reunirme con usted antes. Si hubiera sabido de sus deseos de antemano, le hubiera esperado.

— Bueno, fue agradable ver cómo es el templo. Sin embargo, los niños en el templo deben ser disciplinados con mayor severidad.

— Vamos a tomarlo por ahora.

Aiden, naturalmente, pasó por alto el hecho de que Christian señalaba las acciones de León y se lo llevó.

Elisa miró por un momento a Christian que se alejaba y luego se giró hacia León.

Sólo entonces León rompió a llorar.

Aunque las palabras de Christian de insultar a sus padres lo llevaron a enojarse, probablemente no había sido eso lo que lo había lastimado.

Elisa abrazó silenciosamente a León.

— León, olvídate de todo lo que dijo antes. Esa persona es realmente estúpida, no sabe lo que dice...

— Ugh...

— Pero aún así, no debes usar el fuego en otras personas. ¿De acuerdo? 

— Está bien, lo siento. Cometí un error...

León admitió obedientemente su error. Luego abrazó suavemente a Elisa.

Elisa acarició suavemente la cabeza de León.

— Bien. No puedes hacer eso de nuevo.

León asintió en silencio mientras Elisa lo sostenía.

Entonces León de repente señaló detrás de la espalda de Elisa con su mano estirada.

— ¡Oh, es el tío!

Mirando hacia atrás, una persona familiar se estaba acercando hacía ellos.

El hombre alto, con una apariencia que brilla intensamente a la luz del sol, es Richard.

Elisa esbozó una sonrisa cuando lo vio.

— ¿La reunión de hoy terminó temprano?

— Sí, ya está casi todo listo.

Richard miró a León, quien miró hacia arriba con los ojos llenos de alegría, y le acarició su cabecita.

— Cuando entré, pensé que Christian estaba aquí.

— Oh, sí, me acabo de encontrar con él. Afortunadamente, se ha ido.

— ¡Tío!

León dio vueltas como si quisiera agarrarse a la pierna de Richard, pero estaba dudando de acercarse a él. Debido a que tenía las manos manchadas de lodo.

Elisa, que notó que León dudaba en acercarse por el recuerdo de haber ensuciado a Christian hace unos momentos, lo llevó al pozo.

— Vamos a lavarnos las manos, León.

— Lo haré.

Richard tomó el balde de manos de Elisa, que estaba a punto inclinarse para extraer agua del pozo.

Luego sacó agua del pozo y comenzó a lavarle las manos a León.

— Que quede limpio, niño.

— Oh ¿así?

Elisa miró inexpresivamente la apariencia de Richard que le lavaba las manos y la cara a León.

'Así luces realmente como un padre.'

A pesar de que el toque sobre el niño era cuidadoso pero incómodo, tenía su propio afecto.

Aquella imagen cariñosa hizo que el corazón de Elisa latiera sin saberlo.

Entonces, Richard, que sacó agua de nuevo, se acercó a Elisa y le tomó la mano.

Elisa, que lo miraba distraídamente, lo miró sorprendida por el contacto repentino.

— También te has ensuciado, lo lavaré.

— Oh gracias.

Richard levantó el balde con una mano, para que Elisa no tuviera que inclinarse y estar incómoda, y lavó las manos de Elisa con la otra mano.

De alguna manera estaba avergonzada por el calor de esas grandes manos tocándole en el agua fría.

Elisa miró a Richard, que estaba ligeramente inclinado y complacido por lavarle las manos.

En ese momento, hizo contacto visual con Richard, que también estaba mirando a Elisa.

Los ojos rojos al sol brillaban intensamente.

Su corazón volvió a latir con esa mirada.


Lista de capítulos

Anterior - Siguiente

ESTE SITIO FUE CONSTRUIDO USANDO