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Cómo ocultar al hijo del Emperador


El duque de Reston pasó por la entrada del palacio de la emperatriz.

El palacio estaba más tranquilo de lo que pensaba.

Durante los últimos días, el Emperador se quedó aquí y estaba bullicioso debido a los caballeros y sirvientes, pero hoy era un ambiente tranquilo.

─  Escuché que el Emperador todavía está en malas condiciones.

El criado que envenenó al emperador ya había sido asesinado.

El duque de Reston estaba escuchando noticias del Palacio Imperial a través de otro tipo.

Dijeron que la salud del Emperador se estaba deteriorando lentamente.

El veneno resultó ser más lento de lo que pensaba.

Pensó que moriría rápidamente.

¿Es porque es joven y de buena salud?

Al menos estará muerto en unos cuantos días más.

Incluso si no es por el veneno, ha estado inconsciente durante mucho tiempo. Si se queda así, no tendrá más remedio que morir.

Astella llamó a una conocida al palacio para que fuera su farmaceutica y estaba cuidando al Emperador.

Astella retuvo al médico del Emperador en el palacio y evitó que abandonara el lugar.

"Si la muerte del Emperador se retrasa, Astella lo hará, así que no hay de qué preocuparse."

El duque de Reston, creyendo eso, entró en el salón donde la Emperatriz lo estaba esperando.

─ Padre, he estado esperando por ti.

Astella se levantó de su asiento y lo recibió.

Ella lo estaba esperando sola sin una doncella.

─ Lamento contactarte tarde.

El duque de Reston observó una sonrisa amistosa en la cara cansada de Astella.

No había señales de estar escondiendo algo en su tez cansada.

El duque de Reston se sintió contento mientras miraba los ojos verde claro de Astella.

Aunque muchas cosas habían estado sucediendo, Astella fue rápida en juzgar los hechos, y fríamente entendió lo bien que podría vivir si el Emperador moría.

Al duque, sobre todas las cosas, le gustaba que esta arrogante hija se hubiera vuelto obediente de nuevo.

─ ¿Dónde está nuestro príncipe? 

Astella respondió con una sonrisa de nuevo.

─ Está en mi habitación. ¿Deseas que lo llame?

─ No. Los niños deben acostarse temprano.

El duque de Reston se sentó sin el permiso de la Emperatriz y preguntó.

─ ¿Por qué de repente me pediste que te viera?

Astella se sentó frente a él, fingiendo estar nerviosa

La situación era mucho más complicada de lo que pensaba.

Astella no podía revelar que su padre, el Duque, era el actor intelectual de todo lo que había pasado.

Si se descubre esto, Astella, Fritz y Theor serían catalogados como traidores.

─ Debo castigar a los ministros, pero no puedo hacerlo sin mi padre.

La mayoría de los ministros involucrados en la rebelión habían escuchado las palabras del duque Reston y creyeron que el Emperador iba a morir.

Si los captura, seguramente testificarán que el Duquee Reston orquestó el trabajo. No pueden revelar envenenamiento o traición.

Deben crear un nuevo crimen que no dañe al Duque como traidor.

Astella ordenando sus pensamientos, mencionó lo que había preparado.

─ Serbel está trayendo a los Caballeros de Lamberg en secreto.

El duque, que había estado sentado cómodamente, vaciló ante el comentario.

─ ¿Qué?

─ Lyndon me lo dijo. Lord Serbel está trayendo a los Caballeros sin avisarme. Ha mantenido una unidad secreta en las cercanías de la capital.

Astella le explicó la situación a su sorprendido padre.

El Duque preguntó como si no pudiera entender.

─ ¿Acaso no mantenías una relación íntima con él?

─ Así es, pero es porque él era el maestro de Theor. Pero me ha escondió el hecho de que traería a los Caballeros a la capital.

Eso significaba que Serbel no confiaba en ella.

Realmente los Caballeros son devotos al Emperador, no hacía Astella.

─ ¿Acaso no tienes una flota de guardias en el Palacio Imperial?

─  Sí, pero no estoy segura de lo que podría pasar si el conde Ecklen y Serbel me dan la espalda, dime ¿del lado de quién estaría Lord Lyndon?

El duque de Reston pensó por un momento y expresó su ira.

¿Qué demonios están haciendo tú y tu hermano? ¿No pueden gestionar ni la capital?

─ ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que te reemplazó? Silencio. Él es lo suficientemente bueno.

Cuando Astella defendió a Fritz, el duque se rió descaradamente.

─ Ustedes deben ser muy cercanos si estás de su lado.

Astella cambió el tema como si no lo hubiera escuchado.

─ ¿Cuándo llegarán los Caballeros de Rothwood?

Los ojos del duque de Reston estaban llenos de ansiedad.

Él respondió, tragando su gemido.

─ Tomará un par de días…

─ Yo creo que...

Astella dejó sus palabras a la mitad, fingiendo estar pensando.

─ Será mejor que te deshagas de Serbel.

─ ¿Qué?

─ ¿No estaría bien aprovechar y deshacernos de los caballeros que esperan fuera de la capital, no serían un problema?

El duque de Reston miró fijamente a Astella.

─ ¿Crees que los caballeros del Emperador son soldados de juguete? Los Caballeros de Lamberg no son piezas de juguete que puedes arrastrar a tu antojo.

─ Hermano Fritz tiene a la guardia de la capital, por lo que puede moverse libremente. ¿Acaso no padre y los otros aristócratas tienen soldados en sus mansiones?

─ El duque tiene caballeros, pero no tiene el poder suficiente para deshacerse de los caballeros del emperador.

Por supuesto, el poder que tenían los nobles era insuficiente para dominar a las tropas del Palacio Imperial.

─ Serbel no trajo a todos los caballeros.

Astella replicó como si estuviera frustrada.

─ Todo lo que tenemos que hacer es deshacernos de Serbel. Él solo ha traído a algunos de los caballeros, así que creo que ahora podemos deshacernos de ellos fácilmente. Serbel no confía en mí, así que cuando los Caballeros de Lamberg vengan a la capital, habrán problemas. Él ha cabalgado todo el camino hasta acá. Será mejor que detengas a las tropas antes de que lleguen.

─ ¿Qué pasa con los Caballeros de la guardia? ¿Se quedarán quietos?

─ Mantendré a Lord Lyndon en el palacio. Lyndon está demasiado ocupado vigilando el palacio como para preocuparse por la capital o el exterior.

El duque de Reston estaba preocupado por las palabras.

Sus dedos acariciaron el reposabrazos de la silla.

Astella le aconsejó rápidamente.

─ Por supuesto, no mandes a los caballeros de nuestra familia.

─ Por supuesto.

─ No des la orden a nombre tuyo o del hermano Fritz. ¿Qué pasará con nuestra familia si las cosas salen mal más tarde?

Astella preguntó varias veces con voz nerviosa.

Como si tuviera ansiedad, parecía preocupada de que las cosas salieran mal.

El duque de Reston no tenía dudas sobre sus palabras.

Después de pensar por un momento, decidió.

─ Si lo que dices es cierto, moveré a la Guardia de la Capital y la atacaré. Debemos evitar que la capital se vuelva peligrosa hasta que lleguen los Caballeros de Rothwood.

Astella respondió con una sonrisa.

─ Gracias Padre.

El duque volvió a mirar a Astella y le aconsejó antes de levantarse.

─ Cuando esto esté hecho, debes terminar con el Emperador lo antes posible. Si lo alargamos más, solo tendremos más problemas.

La sonrisa de Astella se endureció.

─ Cuando esto esté hecho, debes terminar con el Emperador lo antes posible.

─ Lo entiendo.


***


Tan pronto como abrió la puerta del dormitorio, un ambiente tranquilo y cálido saludó a Astella.

Había un aura cálida porque la chimenea estaba llena de leña, ya que en la habitación habían estado alojando aún paciente.

La acogedora luz envolvía cálidamente la lujosa habitación.

Kaizen estaba sentado junto a la ventana mirando documentos.

Astella suspiró y caminó hacia él.

─ ¿Estás levantado de nuevo?

Kaizen, que estaba leyendo los documentos, le dio a Astella una excusa tranquila mientras la miraba venir.

─ Sentía calor.

Era verdad, pero había un montón de papeles.

Eran documentos de los que Astella se había estado haciendo cargo.

─ Necesitas descansar más.

Mientras Astella regañaba, Kaizen rodó los ojos y soltó una carcajada.

─ ¿Por qué te ríes?

─ Me hablas como lo haces con Theor.

Astella lo miró aturdida ante la inesperada respuesta.

Debe estar queriendo decir que lo regaña al igual que a un niño.

'Eso es porque eres más necio que Theor'.

Quería decirle eso, pero lo contuvo.

Kaizen le sonrió a Astella, luego dejó los papeles y se levantó.

─ ¿Ya se fue tu padre?

Ha pasado menos de un día desde que despertó gracias al tratamiento de Gretel.

Sin embargo, Kaizen parecía haberse recuperado hasta cierto punto.

─ Sí, acabo de regresar.

─ ¿No sospecha?

─ No lo dudó en absoluto. Todo salió bien.

Se suponía que Kaizen todavía estaba inconsciente y acostado en la cama.

Solo unas pocas personas, incluidos Astella y Gretel, sabían que estaba despierto.

Kaizen no había podido dar un solo paso fuera de la habitación en todo el día.

─ Debe ser frustrante estar en la habitación todo el día.

Astella se acercó primero a Kaizen. Y se disculpó en voz baja.

─ Lo siento Su Majestad.

─ ¿Qué quieres decir?

Astella evitó su mirada avergonzada.

─ Tiene que resolverlo de esta manera...

Como se era de esperar, tan pronto como el Emperador se despertara, debería avisar a la Guardia para descubrir quién lo había envenenado. Habrían sido castigados según la antigua ley.

Pero Kaizen estaba actuando de esta manera porque no quería perjudicar a Astella.

─ No digas eso. No hay nada por lo que tengas que lamentarte. Si no fuera por ti, estaría muerto.

Su mano rozó la mejilla de Astella con cuidado.

Era una pequeña voz con un eco lamentable.

─ Lamento haberte causado un mal rato.

─ ... no digas eso.

La luz de la chimenea añadió calidez entre los dos.

Ojos rojos con profundo afecto miraron directamente a Astella.

Astella también sonrió, mirando a los ojos de Kaizen.

No sabe cuántas veces le rezó a Dios para que le permitiera volver a ver esos ojos. Sus sentimientos por este hombre todavía eran inseguros pero podía estar segura de una cosa, Astella estaba realmente feliz de que Kaizen hubiera sobrevivido.

Esa era una verdad innegable.

*Toc. Toc.*

Un breve golpe rompió el silencio en la habitación.

Astella retrocedió rápidamente unos pasos.

Kaizen la miró con un ligero arrepentimiento y luego levantó la mano.

─ Adelante.

La puerta se abrió dejando pasar a todas las personas que estaban participando en este secreto, Lyndon, Serbel y también Fritz.

─ Su Majestad.

Kaizen miró a los tres y habló con Serbel primero.

─ Serbel, ¿has traído a todos los caballeros y les has dicho que esperen en las cercanías de la capital?

─ Sí, Su Majestad, todos están en la capital.

─ ¿Cuánto poder queda en el norte?

─ Se dice que llegarán cerca de la capital pronto.

Kaizen escuchó el informe y le ordenó a Lyndon.

─ Como ordenaste, mantén a los guardias en secreto y asalta la escena.

─ Si su Majestad.

Astella estaba escuchando su conversación sin decir una palabra.

Ya se han preparado para que esto suceda. Si se mueven para atacar al grupo de caballeros que esperan fuera de la capital, los interceptaran y arrestarán de inmediato.

Si durante la enfermedad del Emperador, los nobles atacaron a los Caballeros, podrían ser acusados de intentar apoderarse de la capital, sin necesidad de revelar el envenenamiento.

Para los nobles que simpaticen en esta redada, el pecado sería más leve que un intento de envenenamiento directo al Emperador.

Podrán castigarlos.

'Por favor, debe resolverse de manera segura'.

Astella juntó las manos para reprimir la mente ansiosa.


Traducido por:  Miss M 

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