El final de un amor no correspondido
Capítulo 76
***
─….
El marqués Weiss Roden, quién pertenece a la Casa Imperial, que estaba entrando constantemente en la habitación interior hoy, se detuvo en la puerta por un momento cuando fue ascendido a portavoz adjunto desde hace un mes.
─..... Está aquí.
Los criados de la habitación interior fueron amables con Weiss. Weiss también saludó inclinando un poco su mentón.
Mientras daba un paso adelante, le susurró al oído al vizconde Evan quien era el asistente principal, que estaba al final de los otros asistentes.
─ El aire es extraño.
─ Ah, eso.
─ Es muy extraño.
Weiss enfatizó una vez más en un tono fuerte.
Ante el agudo comentario de Weiss, el asistente principal Evan solo sudaba frío de manera silenciosa.
Weiss, como un fantasma, parecía haber notado una anomalía a pesar de que acababa de entrar.
De todos modos, la habilidad de captar el ambiente de Su Majestad el emperador era realmente asombrosa.
─ Uh, ¿qué parte?
Pero en lugar de contarle sobre los pensamientos de Su Majestad, Evan decidió cerrar la boca.
Con esto podría poner a prueba su lealtad. Si le contara a Weiss de antemano lo que estaba pasando, estaría seguro que sería regañado más tarde.
─ El aire... está muy cargado.
Weiss olisqueó y sonó levemente su nariz.
─ Es un aire que nunca debería circular en la habitación interior. Por lo general, el olor a muebles nuevos era un poco, y el resto era cómodo, pero solo soplaba un viento frío levemente asesino.
─ ¿Lo puedes oler?
─ Ahora el aire parece haber liberado una especie de agua azucarada por todos lados. Más bien, ¿no huele algo como si fuera algodón de azúcar?
El asistente principal, Evan, miró a Weiss con una expresión cansada sin saberlo. Estaba realmente cansando. También fue una hazaña que Weiss lo detecte sin fallar.
Weiss, que olfateaba y olisqueaba, se detuvo en el interior de la habitación interior, en el dormitorio de Rubellus.
─ ¿Su Majestad aún no se ha despertado? ¿Acaso no se levantó antes y miró los papeles en el sofá de aquí?
Ante la pregunta de Weiss, el asistente principal, Evan, suspiró.
─ Su Majestad ya se ha despertado.
─ ¿Pero por qué no está en su habitación?
─ Eso es…
Weiss se quitó el reloj de bolsillo de los brazos y miró la hora.
Ocho en punto. Si no dio cuerda a su reloj incorrectamente, era hora de una sesión informativa.
─ Evan, ¿no son las ocho de la mañana?
Ante su confirmación, Evan asintió con calma.
─ Así es.
─ ¿Pero dónde está ahora Su Majestad?
Fue cuando Weiss frunció el ceño y preguntó.
─ Bueno, el horario ha cambiado un poco porque está desayunando con otra persona.
En ese momento, esta vez, la expresión de Weiss estaba distorsionada. Con una mirada como si fuera un "Sr. X", buscó en el archivo que llevaba de costado.
─ Estoy en problemas. ¿Cometí un error y Su Majestad se ocupó de ello a tiempo? ¿No era la reunión del desayuno mañana, y no hoy? ... Oye, ¿no es miércoles hoy?
─ Así es.
─ ¿Qué?
─ Es correcto, hoy es miércoles.
─ Entonces no hay reunión de desayuno hoy.
Weiss mostró una expresión de impotencia y luego cerró su archivo.
─ ¿Su Majestad cometió un error?
─ No, está a punto de ir al Palacio anexo a desayunar. Al comienzo de la mañana, se les comunicó a los funcionarios del anexo.
─ Ahhh. ¿Un buen desayuno después del gran banquete con sus padres?
Fue cuando Vice asintió con la cabeza como si tuviera una sensación de ello. ¿Oh?
Había un grupo de mujeres que nunca antes había visto. Todos estaban de pie con las manos juntas con una expresión tranquila.
─ ¿Ustedes son nuevas?
Ante la pregunta de Weiss, las doncellas lo enfrentaron.
─ No, nosotras…
Fue cuando, la risa de Su Majestad estalló en el dormitorio cerrado. De repente, toda la habitación se quedó en silencio como si hubiera sido alcanzado por un rayo.
─ Su Majestad se ha estado riendo tanto desde temprano en la mañana...
Weiss murmuró vagamente.
─ Esto no es normal, ¿verdad? ¿Por qué una persona que no le gusta reír, se ríe de esta manera y más aún cuando está sola?
─ Su Majestad no está sonriendo solo.
─ ¿Qué?
Ante las palabras del marqués Weiss, el asistente principal finalmente suspiró. Solo pensó que sería mejor enseñarle.
Si lo deja como está, tal vez sea capaz de intentar adivinar lo que está ocurriendo hasta altas horas de la noche.
─ Hay una persona más ahí ahora mismo.
─….¿eh?
Weiss miró a las doncellas con cara de confusión.
─ Oh, vaya, entonces esta persona está ayudando adentro...
No sabía quién era pero... la mirada de Weiss, que veía el rostro de una doncella, se entrecerró.
Cabello castaño y ojos castaños. Ella es una hermosa doncella.
─ La he visto en alguna parte.
─ ¿Oh, sí?
─ ¿Dónde te he visto? Solías estar ocupada sosteniendo un cepillo. ¿Cierto?
Los ojos de Weiss brillaron. Frunció el ceño sin dudarlo y comenzó a decir algo.
─ Estabas ayudando con el maquillaje. Oh, sí, eso era. El primer día del gran banquete. Ya sabes, mientras te preparabas para ayudar a la señorita Wildenviston... ¡Ah! ¡La señorita Wildenviston!
El marqués Weiss gritó, y se sorprendió por el sonido que hizo, y cerró la boca de golpe.
En cambio, se volvió y miró de frente. Como si su propia suposición fuera correcta, Evan lo miró y asintió con un suspiro.
Los ojos del marqués eran tan grandes que parecían que en algún momento iban a caer.
─ Whooo…
Weiss cerró la boca y gritó 'Dios mío', y rápidamente se retiró de la puerta.
Pensó que no cometería tal error porque vivía de su intuición y la forma sensata de pensar. Esta vez fue un gran error. Murmuró sorprendido.
─ ¿Cuándo te acercaste tanto?
Pensé que Ira tendría una batalla tediosa durante varios meses sin aceptar a Rubellus.
Y de esa manera Weiss perdió su apuesta con el marqués Corel, el portavoz. Oh, parece que tendré que invitar a alguien una gran cena.
Fue cuando Weiss frunció el ceño.
Se abrió la puerta del dormitorio.
─ Fue tan gracioso. Creo que me duele el estómago porque me reí... oh, Marqués Roden.
La señorita Ira Wildenviston, la hermana menor de uno de sus amigos más cercanos, Elphine, y una de las hijas nobles favoritas.
─ Es muy incómodo cuando sales de allí... yo.
Weiss, que estaba tratando de soltar las palabras con familiaridad, miró a Rubellus que seguía la espalda de Ira y silenciosamente añadió 'yo '.
─ Hubo un gran problema en la fiesta del té ayer. Su Majestad el emperador estuvo preocupado y dijo que desayunaríamos juntos. La última comida que tuve en el palacio de la emperatriz madre fue muy deliciosa, pero estoy deseando volver a probarlo.
─ ¿Eh? No, eso no. El desayuno es lo...
Weiss, que quería corregirla sin pensar mucho, dejó de hablar. Detrás de ella, un demonio maligno lo miró fijamente. Ese era el verdadero rostro de Su Majestad el Emperador.
─ Lo... Se dice que el jefe de cocina llamado Louie es el responsable. Tal vez sea otra persona.
Weiss, que trató de mirar a su alrededor con todas sus fuerzas, se rió torpemente. Mantente fuerte, me siento como si quisiera huir a casa hoy.
─ Entonces, ¿vas a comer con Su Majestad?
─ Sí. Y hoy tengo que volver a casa con mi familia.
─ Oh ya veo.
No importa cuánto lo piense, no creo que pueda volver con el duque nunca más.
Weiss pensó, pero esta vez no hizo nada estúpido para sacar este pensamiento de su boca.
Por cierto, los dos parecían muy naturales y desinteresados. Sobre todo, no había rastro de la tristeza que había visto hasta ahora.
Ambos son hermosos, aunque su tristeza los invadía, pero ahora estas personas irradian luz como su fueran miel, y no puedo apartar mis ojos de ellos.
¿Qué diablos pasó anoche?
Ayer, Ira estaba siendo cuidada y Su Majestad estaba en el salón de banquetes. Y ayer bebió demasiado vino helado...
─ Su Majestad, vámonos.
Ira habló enérgicamente y tomó la mano de Rubellus. Quizás lo tomó de manera involuntaria, tan pronto como vió su mano sosteniendo la de Rubellus, se retiró apresuradamente con una voz aguda diciendo "¡Oh!".
─ Oh, lamento agarrar tu mano imprudentemente, lo siento.
Su rostro estaba enrojecido. Dijo que odiaba a Su Majestad y, al final, no pudo ocultar sus sentimientos.
Rubellus volvió a agarrar su mano.
─ Está bien.
─ Su Majestad.
─….está bien. Vamos así.
Rubellus dio una pequeña sonrisa entre dientes.
No sabía que lo sucedía. Weiss quería agarrar la nuca de Rubellus en cualquier momento y preguntarle.
En mi vida, ni siquiera en sueños, nunca imaginé que llegaría el día en que Rubellus se riera así.
─ ...Marqués Roden, lo siento. Tendré la sesión informativa nuevamente a las 10 después del desayuno.
─ ¿Si?...Si.
Weiss lo dijo con una cara poco complaciente. ¿Diez? Parecía que estaba dando el aviso correcto, pero Weiss se aseguraba que Rubellus calculara claramente sus horarios para él también se mantenga al tanto de todo.
Rubellus tenía una semana de tener su propio horario.
De hecho, el primer horario de Rubellus comienza a las 11 de la mañana. El primer horario se retrasó debido al banquete de ayer.
Era hora de que Weiss, quien lo confirmó, escribiera algo en su cuaderno. Rubellus se acercó a Weiss e inclinó la cabeza.
─ Memoriza un poco sobre el horario. ¿Qué pasa si eres un portavoz de la prensa y no puedes entender lo que estoy haciendo?
─ ¿Qué?
─ ¿Qué?
─ No... lo siento, Su Majestad.
Weiss apretó los dientes con vergüenza. Rubellus le dio un golpecito en el hombro.
Veamos… ¿Por qué el tipo que siempre está de espaldas y siempre me regaña dos o tres veces para dejarme confirmar, por qué de repente dice lo contrario?
(NT: Lo que quiere decir es que Rubellus le regañaba a Weiss por repetir el horario una y otra vez pero ahora le regaña porque debe memorizarlo y avisarle cuanto antes)
Cuando Rubellus e Ira salieron de la habitación lentamente, los sirvientes y doncellas que esperaban en la habitación los siguieron.
En un instante, Weiss, que se quedó solo en la habitación, se molestó.
─ Vaya, es realmente molesto incluso si se mantienen juntos. ¿Por qué será?