CAPÍTULO 8. PARTE 2. LA PASTORA Y CENICIENTA
Casi me caigo del caballo por el grito que salió de la nada.
Eso me llamó la atención, así que giré la cabeza, allí estaba Jayden, que parecía estar ahogado en vergüenza y a su lado estaba Ian, sentado orgullosamente sobre un semental marrón.
¿Por qué tiene que aparecer a dónde sea que voy?
— Eres un bastardo terrible y sucio. ¿Cómo te atreves a hacerle esto a nuestra encantadora Ray?
Me pregunto si existe alguna medicina para Ian, que sea capaz de curarle esa irrazonable cabeza suya antes de que se vuelva loco. Bueno, no me importa. Así que fingí no escucharlo y mi hermano lo ignoró fingiendo no verlo.
Sin embargo, si Ian se detuviera por eso ¡entonces no sería Ian!
— Hola Ray, hoy estás tan adorable que quisiera morderte. Tu caballo blanco es realmente encantador, ¿acaso no eres un ángel?
— Jeje... mi oppa me lo regaló.
Independientemente de lo que realmente pensara para mis adentros, sonreí dulcemente, Ian se tambaleó en su silla, le lanzó una mirada a mi hermano con sus ojos vibrantes ojos verdes.
Mi hermano, que ahora cabalgaba con gracia sobre su caballo negro, le devolvió la mirada con una expresión indiferente.
— ¿Qué? ¿Por qué?
— Eres un bastardo podrido... ¿planeas capturar el corazón de Ray con un simple caballo blanco?
— Es mejor que el inútil peluche que le enviaste.
— ¿Qué hay de romántico en esto? ¡El osito de peluche era muy caro! Y Ray estaba feliz de haber recibido el regalo que le envié. ¿Verdad, Ray
— No hables de ese maldito muñeco delante de Ray.
— ¿Ves a esa señorita de amarillo allá? ¡Tú lo has pedido! Maldito bastardo. ¡Ahora esto es un duelo!
Espera... ¿te refieres a una carrera de caballos? ¿Cómo es que logras llegar de un extremo al otro? No has cambiado nada. Debo decir que verlo tener una aplastante derrota siempre es divertido.
Mi hermano miró por un momento a Ian, que acababa de solicitar un duelo. Sin decir nada comenzó a cabalgar en su caballo.Ian lo comenzó a perseguir mientras le gritaba que era un bastardo tramposo y cobarde. Solo quedamos Jayden y yo, hubo un silencio desconcertante entre los dos.
Fue Jayden quien habló primero. Me miró con sus brillantes ojos y habló con un sentido de la cortesía y decencia que no le iba en absoluto.
— No se preocupe, él siempre es así.
— Je... je...
— Por cierto, princesa, mi padre me contó que han dicho que usted es la Secreta.
Escuché que el conde, que es igual a sus hijos de la cabeza a los pies, no podría mantenerse callado.
Imposible que no se los dijera.
Oye, ese tono con el que me hablas no crees que es un poco cursi. ¿no lo puedes quitar? ¿acaso tu voz ha comenzado a cambiar?
— Deben haberse equivocado...
— Oh, es imposible que el gran sacerdote del templo de Irun se equivoque, esto me da una razón más para ser un paladín (caballeros bajo la jurisdicción del templo de Irund). Ja, ja...
— Oh, ¿quieres ser un paladín?
— Sí, seré un gran paladín y te protegeré.
Uff, espero que sea una broma. Bien, no es que piense sea una mala elección para ti el que te conviertas en un paladín o en cualquier otro tipo de caballero, pero la razón que me das solo hace que me quiera reír. ¡Quieres protegerme! Eso es rotundamente divertido y a la vez muy cursi ¡me reiré!
— Hey...
— ¿Si?
— ¿Por qué no dejamos las formalidades al hablar entre nosotros? De todos modos, tenemos la misma edad.
Cuando hice esa sugerencia, el rostro de Jayden comenzó a cambiar de color y tuvo una expresión extraña en su rostro por un momento. ¡Oh, hombre!
— Oh, por supuesto... me gusta, sí...
Me volví a reír de Jayden mientras lo miraba balbucear. Como ya estaba listo en mi caballo, tomé las riendas y lo spolee, comencé a cabalgar con todas mis fuerzas. Le di una mirada a mi compañero sorprendido mientras grite fuerte y alto.
— ¡El que llegue al último es un tonto!
La Secreta del Imperio de Aiternus.
Según los registros, han habido un total de tres Secretas, el registro de la último es de hace trescientos años.
A diferencia de las dos anteriores, que eran de sangre plebeya, la última era la joven hija de un barón. Inés Caseria, se dice que su arrogancia atravesó el cielo y la tierra y luego murió a raíz de la ira del dios Irund cuando comenzó a interferir en asuntos del Imperio...
— Puede que no sea la historia real...
El santo sacerdote me sonrió, yo solo lo miré con ojos sorprendidos similares a los de un conejo.
— La historia escrita por las personas es fácil de doblegar. Por supuesto, es solo una sospecha... pero hay una versión que dice que el Emperador Fernand, que era el Emperador cuando la Secreta Inés estaba viva, tenía algún tipo de relación con la señorita Inés. La Emperatriz estaba furiosa, así que usó su poder para deshacerse de Inés y anular el estigma.Oh, oh, oh. Tanto sea cierto como no. La historia y la mitología es algo fácil de manipular, depende de las generaciones antiguas lo que quieran o no registrar.
— Pienso que la señorita Inés era muy bonita...
Todo está bien, ¿pero tengo que estar cuatro años haciendo esto?Somos tres personas las que estamos sentados a la mesa en un hermoso patio con rosas y claveles en plena floración. A espaldas de nosotros se encuentra la impresionante capilla del Palacio Imperial.
Una persona es el sacerdote, la otra es Levina... y luego estoy yo.
Sí. Está molesta enana se arrastró detrás de mí. Cuando le pregunté al sacerdote si mi hermana menor podía tomar clases conmigo él no dijo nada, y de esta forma es como terminamos con esta extraña combinación.
— Bueno, se dice que ella era una persona tan hermosa como los ciruelos... pero esa no es la razón por la que el Emperador Fernand se enamoró...
— ¡Cuánto más conoces de mitos e historia, es más emocionante! ¿No? Hay tantas historias hermosas y tristes.
A diferencia de Levina, que admira esto con sus ojos brillando como deslumbrantes farolas, yo no me siento de muy buen humor.
Sinceramente nunca me he interesado sobre los mitos, y la vida de la Secreta o la de este tipo tampoco es algo que me llame la atención. Si lo analizas bien, ¿acaso no es solo alguien que se aprovechó de dos mujeres? vaya bastardo.
El sacerdote que detuvo su charla por un rato nos miró detenidamente. Luego sonrió y se dirigió a mí.
— Parece que la joven dama no tiene mucho que decir...
— ¿Eh?
— Lo digo en el buen sentido. Los que hablan siembran semillas, pero los que escuchan, son los que las cosechan.
Hm. Hm. Amable sacerdote, gracias por esas palabras, creo que pueden ser un mensaje muy valioso. Pero no lo hago por eso.
Este es el Palacio Imperial, no la casa en la que Levina puede actuar libremente, este es un lugar en el que las familias más importante y de alto rango van y vienen para encargarse de asuntos estatales. Este es un lugar aterrador con ojos que todo lo ven y orejas que todo escuchan, y ahora Levina y yo estamos aquí, ambas hijas del Duque... pero ella es ilegítima.
Y aunque padre no lo expresa exteriormente, hay muchas personas que no están de acuerdo con esto y que les desagrada.
Entonces, ¿no debería actuar como la noble y amable hermana mayor que de pronto es desplazada por la hermana menor que apareció de la nada?
Viendo lo que el sacerdote acaba de decir hace unos momentos, ¿puedo creer que está funcionando hasta cierto punto? El lugar que era pacífico, solo interrumpido por las palabras de Levina, de pronto se volvió un caos...
— ¡No debería correr por ahí!
Las voces preocupadas de los sirvientes se escuchaban por todo el lugar. Quien venía corriendo desde la capilla hacía este lado no era otro que nuestro digno príncipe, el pequeño gatito negro...
— Hey Ray, ¿todavía vas a tardar?
El sacerdote mostró una sorprendente calma al comportamiento de matón de Ryun que aparece de la nada interrumpiendo su clase para exigir cosas.
— Buenas tardes, su alteza el príncipe...
— ¿Aún no ha terminado la clase?
— Estaba a punto de terminar.
— ¿Sí? Eso es bueno.
Ryun sonrió como si eso era lo que hubiera estado esperando, ahora sus ojos al color del ámbar centellaban con emoción.
— Estoy en problemas, ayúdame.
— ¿Eh?
— El maestro me dijo hace tiempo que me haría un examen, ¡pero no me acuerdo de nada sobre lo que vi!
— Pero ¿cómo...
— Me ayudaste la otra vez, parece que eres sorprendentemente inteligente... así que, ¿hacemos lo mismo?
La última vez que te ayudé... ¿te refieres a ese día en que no hiciste tu tarea y tuve que decirte las respuestas a través de muecas?
No, por qué simplemente este chico no estudia... ¿acaso no estás tontamente embobado con tu maestro? todo ese afecto por tu maestro deberías convertirlo en dedicación al estudio, ¿no hay algo como afecto por el maestro es igual a entusiasmo por aprender?
El sacerdote nos da una mirada contemplativa mientras parece divertido por algo, Ryun mientras tanto, me agarra del brazo y comienza a jalar de mí mientras suplica desamparadamente.
— Vamos, si salgo mal en este examen es posible que el maestro no quiera volver a verme. Eso sería culpa tuya.
¿Qué? Pero que infantil, ¿estás seguro de que una persona que pide ayuda debe tener esa actitud? Bueno... el príncipe no es muy listo que digamos.
— Muy bien, ¿Qué es lo que necesitas saber?
— Sobre la historia de la guerra moderna, también sobre los sucesos de la desaparición de los gremios de magos ¡Oh! realmente es todo un dolor...
— Encantada de conocerle, su alteza, el Príncipe.
En ese momento, aparentemente sin ninguna razón, Levina que había estado en silencio observando, interrumpe al príncipe para presentarse.
Ryun se detuvo para mirar a Levina por un momento, Levina sonrió amablemente y se acercó para presentar sus respetos con una inclinación.
— Que la gloria del Dios de Irund este con usted...
— ¿Quién eres? ¿Por qué me estás interrumpiendo?
La voz de Levina, que hablaba para presentarse, fue tajantemente interrumpida por las rápidas palabras de Ryun, era la primera vez que lo miraba realmente enojado. El ambiente cálido a nuestro al rededor rápidamente pareció ensombrecerse. Oh, sí. ¿Cómo pude olvidarlo? ¡Este príncipe solo se comportaba como un cachorro cuando habla frente a mi hermano! La expresión en el rostro de Levina cambió a uno de vergüenza.
— Oh, lo siento mucho... mi nombre es Levina de Tidis...
— ¿Tidis?
Ryun frunció el ceño por un momento, luego sonrió como si hubiera recordado algo.
— ¿Tú eres la nueva hermana de mi maestro?
— Así es, su alteza.
— ¿Es por eso que estas aquí? Eres la hija del Duque, ¿y te atreves a interrumpirme? ¿acaso no se han encargado de enseñarte modales?
Quiero reírme, pero no debo, así que solo aprieto los labios.
Aunque esa reacción es un poco curiosa, ¿acaso este joven príncipe no gusta de mi hermano y es por eso que me está tratando con amabilidad por ser la hermana menor de su maestro?
— Bueno, yo solo...
Levina comenzó a tartamudear con vergüenza, en ese momento aproveché para avanzar frente a ella. Sonreí tranquilamente y miré a Ryun que seguía mirando a Levina con una cara roja.
— Alteza, perdone la rudeza de mi hermana. Ella todavía es joven e inmadura, por favor comprenda...
— Tts.
Ryun chasqueó su lengua, hizo una expresión de disgusto en su rostro y se giró para no verla más. Desde lejos gritó.
— ¡Ray, apresúrate!
Y entonces, ¡me fui!
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