13. A donde pertenezco.
Antes de que Elisa pudiera recuperar el aliento, Richard volvió a juntar los labios dejándola sin aliento, acariciando su escote.
Luego enterró su rostro en el cuello de Elisa y la besó.
— Ah...
Cada vez que sus labios rozaban su piel, cada que Elisa sentía el toque cálido, ella se estremecía y reaccionaba a su sensibilidad.
Quizás porque había pasado mucho tiempo, el toque dulce se sentía tan provocador.
— Richard...
Quería empujarlo para que se detuviera, pero también sentía el impulso de abrazarlo aún más.
Elisa lo abrazó, sin saber qué hacer con esta sensación que la quemaba.
Richard susurró, reprimiendo su salvaje deseo.
— ... si te duele, dímelo.
Le dijo que no se arrepintiera, pero tuvo mucho cuidado.
Elisa encontró divertida la contradicción en sus palabras y acciones, pero no podía permitirse el lujo de reír.
Porque el calor abrasador la invadió de inmediato.
Elisa dejó de respirar por un momento en el calor que era demasiado para manejar y lo miró.
En sus ojos solo estaba ella, llenos de deseos peligrosos.
En ese momento, se sintió como si solo quedaran ellos dos en este mundo.
De alguna manera sintió que iba a llorar.
— Elisa...
Su voz preocupada llamó su nombre, reprimiendo apenas las emociones hirvientes. Esa voz era muy seductora.
Al mismo tiempo, pudo sentir la paciencia que tuvo con este momento para apreciarla.
Elisa aflojó su agarre, que había logrado sujetándole la espalda con fuerza.
Luego, una vez más sus labios calientes se encontraron. Él la trató con cuidado al principio, como si estuviera tocando una pieza de vidrio, pero conforme ella se acostumbró, se dio cuenta que él comenzó a tratarla con más rudeza.
En todos los lugares en que la tocaba sentía como si la hubieran quemado con fuego.
Elisa, que había sido engullida por el calor abrasador varias veces, no pudo soportarlo más y se quedó dormida.
Richard la codiciaba una y otra vez, como si su deseo de resistir hubiera estallado.
Así que Elisa fue liberada por él hasta el mediodía del día siguiente.
Incluso eso fue solo después de haberlo recibido nuevamente, quien no pudo enfriarse.
Hoy era el día en que decidió ir a visitar la tumba de Yulia con Richard y Harness.
Después de darse un baño con su cuerpo palpitante por las secuelas de anoche, Elisa entró al vestidor.
'No debo volver a provocarlo.'
Al parecer, no sabe de moderación. Elisa que estaba exhausta se sonrojó, sacudió su rostro para intentar calmarse de nuevo.
— Buenos días, señora.
En ese momento la voz de Anne vino desde un lado.
Elisa se quedó atónita al escuchar la voz.
— ¿Eh?
— Hm, ¿le gustaría una gargantilla con volantes alrededor de su cuello...?
La mirada de Anne se dirigió al suelo sin mirar el cuello de Elisa.
Se preguntó por qué Anne actuaba así, Elisa descubrió la razón un poco más tarde, cuando se tuvo que mirar en el espejo de cuerpo entero frente a ella.
Las huellas dejadas anoche por Richard permanecieron en su cuello blanco.
No solo en su cuello, sino en todo su cuerpo, había rastros de él.
Era invierno, así que tuvo suerte. Elisa asintió con la cabeza, tratando de enfriar su rostro enrojecido.
— Bueno, sí, eso sería genial.
Anne puso una gargantilla de volantes en el cuello de Elisa para cubrir las marcas de Richard.
Elisa se puso su ropa de calle y salió al dormitorio.
Richard, que ya estaba preparado en el dormitorio, estaba jugando con Harness.
Harness estaba acostado en la cama practicando volteretas.
Sus brazos y piernas regordetas se movían frenéticamente.
— Wow, uh-huh-uh-huh. ¡Ugh!
Harness, que ha estado balbuceando últimamente, debe haber estado molesto porque la voltereta no salió como quería, así que se tumbó de lado y miró a Richard.
Soltó un balbuceo incomprensible.
Richard sonrió y miró a Harness.
— ¿No es bueno, Harness?
— ¡Uh-huh!
— Anímate un poco más.
Al ver su sonrisa, las doncellas se asombraron.
'Su Excelencia frente al joven maestro es una persona diferente...'
Suele tener una expresión fría en su rostro todo el tiempo por lo que es raro para algunos verle sonreír.
Era amistoso y divertido frente a Elisa, pero para los demás tenía un rostro diferente al que tenía cuando estaba con ella.
Elisa se acercó con una mirada complacida en su rostro por los dos hombres que pasaban su tiempo cómodamente.
— Richar-
Pero en el momento en que se acercó a él, perdió la fuerza en sus piernas.
Richard atrapó rápidamente a la tambaleante Elisa y lo abrazó.
La mano de Elisa tocó su pecho.
Richard la miró desde arriba. Elisa pudo sentir sus músculos claramente a través de la gruesa ropa de invierno. Y cuando sus ojos se encontraron, pensó en lo sucedido anoche.
En ese momento el rostro de Elisa se calentó.
'Probablemente sea porque es la primera vez desde que nació Harness, así que de alguna manera soy muy consciente de ello...'
Su pecho también comenzó a latir rápidamente.
Richard, que miraba a Elisa con ojos curiosos, preguntó.
— Elisa, ¿Estás bien?
— ¿Eh? Huh.
Elisa trató de levantarse apresuradamente.
Pero en ese momento, Richard, que notó algo, tiró de Elisa a sus brazos nuevamente.
Luego, deslizo suavemente su mano en el cabello que cubría su nuca y puso sus labios sobre la gargantilla con volantes.
Cuando Elisa sintió el cálido aliento tocando el fino volante de la gargantilla, se le puso la piel de gallina y se estremeció.
Entonces en sus oídos sonó la voz baja de Richard.
— Aquí, puse un sello como mío, así que ¿por qué taparlo?
Los ojos la miraban tan de cerca que podía sentir su respiración, en ello notó que coexistía el calor y la alegría que le impulsó anoche.
En ese momento, cuando se estaba dejando llevar por esos ojos, escuchó el balbuceo de Harness a su lado.
— Ahg, Aahg...
Al escuchar los balbuceos, se acordó tardíamente que Harness y las doncellas estaban a sus alrededor.
Con la cara roja, Elisa pellizcó el brazo de Richard y lo empujó.
Fue entonces cuando Richard le sonrió y la dejó ir.
— ¡Señora!
Elisa, que escuchó la voz urgente de Anne, la miró con ojos perplejos.
Anne y otras sirvientas miraban a Harness con expresiones emocionadas.
Elisa y Richard, siguiendo esa mirada, se sorprendieron un segundo después.
— Oh, Dios mío, ¿Harness?
Hace un rato el niño había estado acostado y luchando boca abajo.
Todavía le es difícil mantener la cabeza erguida, así que seguía golpeando su cama y cayendo, pero logró darse la vuelta por completo.
Al ver esto, los ojos de Elisa se llenaron de asombro y amor por su hijo.
— Buen chico, mi bebé. ¿Te giraste tú solo?
— Agh.
Richard levantó las manos, y miró fijamente el balbuceo de Harness mientras le sostenía su pesada cabeza.
Fue extraño y maravilloso ver a un niño que no era bueno ni siquiera para respirar cuando nació, creciendo en solo unos meses, y aprendiendo cómo poder girar su cuerpo él solo.
— Supongo que todavía te pesa la cabeza. Qué lindo.
Harness mantenía el cuello erguido.
Mientras su cabeza seguía balanceándose en la cama, Elisa abrazó a Harness.
Luego besó a Harness en la mejilla.
— Oh, eres tan bonito, mi bebé. Bien hecho, Harness.
— ¡Gua!
Su barbilla estaba cubierta de saliva debido a que Harness estaba acostado boca abajo, pero incluso así él era encantador.
— Mi hijo debe ser un genio. Dicen que por lo general toma más de 100 días darse la vuelta, pero Harness ya lo ha logrado en menos de tres meses. ¿Verdad, Harness?
— Gua.
Elisa habló con gran entusiasmo por el hecho de que Harness crece más rápido que otros niños.
— Cada vez que Harness hace algo, tengo que donar en su nombre. Entonces podremos correr la voz de que nuestro hijo es un genio y haremos cosas buenas en nombre de Harness.
Ante las palabras de Elisa, Richard asintió con la cabeza con una expresión seria y pensó.
'¿Lo debo publicar en el periódico cada vez que dono?'
Es una pena que solo las personas de la mansión conozcan lo inteligente que es Harness.
Mientras pensaba seriamente eso, sintió un ligero dolor en la espalda.
Richard se detuvo ante eso, pero Elisa, que estaba distraída por Harness, no se dio cuenta.
Afortunadamente, el dolor desapareció sin empeorar.
— Harness, vamos a ver a la abuela.
— Agh.
— Señora, la vestiré.
Al mismo tiempo, las criadas que habían elegido los complementos y cosméticos adecuados llevaron a Elisa al tocador.
Elisa volvió a poner a Harness en los brazos de Richard y se dirigió al tocador, luego, Harness lo miró como si sintiera la incomodidad de su padre.
— ¿Abu?
— Está bien, Harness.
Su pequeño hijo no podría haberse preocupado por él todavía, pero Richard tranquilizó a Harness como para calmar sus pensamientos inquietos.
***
La tumba de Yulia estaba en una colina detrás del templo.
Aiden no pudo acompañarles debido al trabajo del templo, pero Elisa pudo encontrar la tumba de Yulia sin dificultad.
Había un hermoso árbol que se elevaba hasta lo alto de la colina.
Aiden enterró a Julia debajo del árbol.
Fue el lugar donde los dos se conocieron cuando eran niños.
— Creo que está aquí.
Elisa se detuvo frente al hermoso árbol en la cima.
Richard, que la había seguido llevando a Harness, también se detuvo a su lado.
El viento frío de invierno pasó al lado de ambos. Cuando miró hacia atrás siguiendo el viento, pudo ver la vista panorámica de Akaroa.
Mirando la vista panorámica, pudo entender por qué Aiden enterró a Julia aquí entre los muchos lugares memorables.
— ...Mamá.
Elisa miró el hermoso árbol y llamó a 'mamá' por primera vez.
Cuando hablaba con Harness solía referirse a sí misma como una madre, pero era incómodo llamar a alguien "mamá".
Pero incluso si no la recuerda, la sola idea de que alguien la amó tanto como ella amaba a Harness la hizo sentir triste y nostálgica.
'Siento haber llegado tan tarde.'
Elisa acarició el árbol y cerró los ojos.
'Mi madre ha sido reivindicada, espero que ahora puedas descansar en paz'.
Justo en ese momento, un fuerte viento invernal atravesó el árbol.
El viento silbando a través de las ramas desnudas pareció responder a sus palabras.
— ¡Abu!
En el silencio en el que solo sonaba el sonido del viento, Harness habló.
Como si supieras que era su turno. Elisa sonrió y tomó a Harness de los brazos de Richard.
— Harness, vamos a saluda a la abuela.
— ¿Oh?
— Abuela, soy Harness. Es la primera vez que te veo.
— ¡Beh! Eubu-bu.
— Volveré más a menudo, eh.
— Agu...
No sabe lo que está diciendo, pero fue lindo ver al niño balbuceando fuerte como como si hablara.
Después de presentar a Harness, Elisa se dio la vuelta para presentarle a Richard esta vez.
Sin embargo, la expresión de Richard estaba distorsionada como si sintiera un gran dolor.
— ¿Richard...?
Mirándolo con asombro, Elisa notó que la energía negra fluía de su espalda.
Richard dio un paso atrás alejándose de Elisa, que estaba a punto de acercarse.
— No te acerques a mí, Elisa.
En ese momento, el colgante que Aiden le dio, y que colgaba de su cuello se desmoronó.