16. Destino
— Ha... ha... ha...
Eran los gemidos de Jenade.
Lardin miró a Jenade con confusión en los ojos.
En ese momento, la luz de luna que penetraba por la ventana brilló sobre Jenade.
Jenade estaba temblando con el rostro arrugado y enroscado, como si sintiera dolor.
Mientras Lardin le miraba con preocupación, notó como el área cerca del hueso de la escapula alada de Jenade se retorcía.
— Jenade, ¿estás bien?
— Buenas noches... Lardin.
Antes de regresar a casa todas las noches, Arien solía decir cosas afables a Jenade y Lardin.
Lardin también todos los días le daba las buenas noches a Jenade antes de acostarse, pero Jenade nunca le decía eso a Lardin, que ahora lo hiciera significaba que no se preocupara y durmiera.
Su conocimiento del lenguaje humano aún era un poco vago por lo que se expresaba de ese modo.
Lardin estaba preocupado por el estado de Jenade, pero no podía hacer nada más.
Pero la salud de Jenade empezó a empeorar después de esa noche.
Antes de que Lardin se diera cuenta, los síntomas parecían haber empeorado poco a poco.
— ¡Jenade!
Incluso entonces, siempre que Arien lo llamaba, Jenade la saludaba ocultando su dolor, como si no sintiera nada.
Un día sucedió. Jenade, que estaba teniendo problemas para dormir apenas y pudo descansar ese día.
Mientras Lardin observaba a Jenade saludar a Arien con un abrazo como de costumbre, comenzó a hablar para contarle a Arien sobre la condición de Jenade.
— Arien, este chico.
Justo en ese momento, entre los brazos de Arien, Jenade le lanzó una mirada fría a Lardin.
Era una mirada de advertencia para que no le dijera nada a Arien.
Ante la severa advertencia de Jenade, Lardin mantuvo la boca cerrada.
Y de nuevo pasaron unos días.
— Lardin, Jenade se ha ido...
Un día Arien y Jenade salieron como comúnmente lo hacían, pero Arien regresó llorando.
Sin Jenade, que siempre ha estado a su lado, se sentía sola.
Ante la repentina desaparición de Jenade, Arien lloró durante tres días enteros hasta enfermarse.
Lardin, preocupado por Arien, reflexionó un momento y luego decidió leer su memoria. Necesita saber qué pasó en ese momento para poder decirle algo a Arien. Lardin puso su mano sobre la de Arien y leyó su memoria.
En los recuerdos, Arien estaba haciendo una corona de flores en un campo lleno de flores silvestres.
'¡Está listo!'
Una vez terminada la corona, Arien miró hacía Jenade.
Hace un momento habían apostado sobre quién podría hacer la corona más bonita.
Pero... la condición de Jenade era extraña.
Jenade estaba temblando acurrucado en el campo de flores. El área cerca de la escapula alada se movía violentamente.
Arien, que notó la inusual condición, se sorprendió y se acercó a él.
— Jenade, ¿qué pasa? ¿Estás enfermo?
— ¡No vengas.!
En el momento en que Arien trató de comprobar su estado, Jenade rápidamente empujó a Arien a un lado.
Arien, que fue empujada hacia atrás por la conmoción, quedó sentada en el suelo.
Miró a Jenade con sorpresa.
Jenade gemía dolorosamente.
El área alrededor de su escapula, que se retorcía y temblaba violentamente, se rasgó y brotaron grandes alas negras.
Espeluznantes y aterradoras alas negras. La sangre de la carne desgarrada se deslizó en ellas cuando las alas se elevaron.
Arien se acercó a él de nuevo.
En lugar de miedo por las alas desconocidas, su preocupación por él era mayor.
Justo en ese momento la mano de Jenade se enroscó en el esbelto cuello de
Arien .
Arien lo miró sin comprender. La emoción reflejada en sus ojos rojos no era su ternura habitual o su desconocimiento del mundo, sino de una matanza sangrienta.
Arien estaba tan indefensa frente a ese ser.
— Jenade...
Cuando Arien gritó su nombre con incredulidad, los ojos de Jenade se iluminaron con una sensación de remordimiento. Jenade se apartó de Arien y retrocedió.
Fue un movimiento rápido, como si le hubiera tomado usar toda su razón.
Jenade, que soltó a Arien, la miró con ojos dolorosamente distorsionados y abrió las alas.
La desesperación llenó los ojos de Arien, cuando adivinó lo que ese movimiento doloroso significaba.
— No...
— No te vayas... Jenade...
Arien se acercó a él de nuevo para atraparlo, pero ya se había ido volando.
Sus recuerdos con Jenade terminan así.
Al ver a Arien sufrir una fiebre alta, Lardin maldijo a Jenade en su corazón.
— Después de todo, no debí permitir que te quedaras con ese demonio.
Él sabía la verdad. Que algún día el pequeño animal herido que curas y crías tiene que ser devuelto a su habitar natural.
En primer lugar, ¿acaso no lo trajo con la intención de enviarlo de regreso cuando Jenade estuviera curado?
Sin embargo, Lardin, al igual que Arien, estaban decepcionados de que el chico se fuera sin decir una palabra.
Afortunadamente, Arien se despertó después de varios días.
Lardin sabía que aunque Arien fingía estar bien por fuera y continuaba tan bien como antes, por dentro, el lugar que dejó Jenade permanecía vacío, pero no lo expresó.
Y a medida que se profundizaba la confrontación entre demonios y humanos, Lardin olvidó la existencia de Jenade.
***
De ese modo, han pasado cinco años.
Lardin, Arien, Kaisa y Mikhail se prepararon para la guerra contra el Rey Demonio.
Lardin decidió leer los recuerdos del castillo del Rey Demonio antes de confrontarse.
Gracias a su gran domino para manejar sus habilidades, podía leer incluso los recuerdos del castillo del Rey Demonio.
Lardin cerró los ojos y leyó los recuerdos grabados en el suelo.
Calló la oscuridad en el castillo de Rey demonio. El Rey demonio estaba reunido con sus seguidores.
Con su capacidad, era capaz de leer recuerdos visuales, pero no sonidos.
Lardin no podía oírlos, pero se centró en sus estado de ánimo y la situación.
De pronto, alguien apareció a través de los huecos de los sirvientes.
Hasta ese momento, la mente de Lardin se había concentrado en leer los recuerdos, así que no puso atención.
Era un rostro familiar.
'Jenade...'
Había crecido y el aura de la niñez se había borrado, pero definitivamente era Jenade.
Jenade, creció hasta convertirse en un adulto, estaba parado frente a ellos con ropas lujosas, los sirvientes del rey demonio lo miraron y exclamaron algo, no podía escuchar, pero por el movimiento de sus boca, el título estaba claro: príncipe.
'Jenade, es el hijo del Rey demonio...'
Arien, que vio la cara rígida de Lardin, preguntó con ojos curiosos.
— Lardin, ¿Qué pasa? ¿Viste algo malo?
— No, vi algo que no quería ver.
Alguien a quien nunca quiso ver allí.
Después de que Arien, Kaisa y Mikhail regresaron, Lardin se mordió los labios.
'Si es el hijo del Rey Demonio, tendremos que enfrentarse a él en una larga guerra. Entonces, vamos...'
Se preocupó cuando pensó en la conmoción de Arien cuando supiera esto.
Sería bueno que pudiera leer el futuro en el que Jenade y Arien se enfrentan para poder cambiar el futuro, pero con su capacidad visionaria eso no era algo que pudiera hacer cuando quisiera.
Su habilidad para visualizar el futuro solo le mostraba el futuro que Dios quería mostrar.
Solo lo que Dios eligiera, la mayoría de las visiones eran grandes situaciones futuras como el destino del mundo o el destino de una especie.
Lardin vio un futuro en el que los humanos ganarían esta guerra.
Eso significa que Jenade, el príncipe de los demonios, probablemente moriría en la guerra.
Entre los humanos, los que podían matar a Jenade, los cuatro que recibieron el poder de Dios era los que tenían más probabilidades de asesinarlo.
Por el amor de Dios, espera que no sea Arien, Lardin oró por ello, y la guerra contra los demonios se prolongó.
A diferencia del futuro que Lardin había visto, esta guerra se inclinaba más hacía el lado de los demonios.
La gente cansada empezó a dudar de si el futuro que veía Lardin estaba equivocado.
Cuando Lardin tampoco podía creer en su propio poder, Arien dijo enojada.
— Si hubieras visto un futuro en el que perdíamos la guerra, ¿acaso no hubiéramos luchado?
— ....
— No, incluso si sabíamos que íbamos a perder, habríamos luchado. No podemos morir a manos del Rey Demonio así.
— ...
— Hicimos nuestro mejor esfuerzo por esa única posibilidad que nos diste en ese momento. Tú nos diste la esperanza de una posibilidad.
Arien tomó la delantera y luchó con ímpetu para demostrar la visión de Lardin.
Pero esos sentimientos de Arien la pusieron en peligro.
Debido a un juicio erróneo momentáneo, Arien estaba rodeada de demonios y en peligro de muerte.
En ese momento, alguien se detuvo frente a Arien y la abrazó.
— Eso peligroso, Arien.
Una voz suave y grave sonó en sus oídos.
Con ojos desconcertados Arien miró a la persona la había salvado.
Un hermoso rostro con el ceño ligeramente fruncido, un cuerpo de hombre y enormes alas negras envueltas al rededor de ella para protegerla.
Arien conocía a un chico con una cara similar a esta.
— Jenade...
— Siento llegar tarde.
Jenade rodeó con sus brazos a Arien bloqueando su vista y protegiéndola.
Finalmente, los demonios en la zona fueron aniquilados dejando todo en silencio.