17. Nuestro mundo
— ¿Richard?
Elisa miró sin saber que hacer, no podía creer lo que acababa de pasar frente a sus ojos.Una daga hecha con el poder divino atravesaba el corazón de Richard.
El poder de purificación, que penetró su pecho directamente, purificaba su corazón llegando hasta su alma.
El poder negro que había estado esparcido por todo el Palacio Imperial y en el cielo comenzó a desaparecer, y los monstruos que estaban siendo controlados por esa energía también comenzaron a calmarse.
Los ojos de Richard, que habían estado tan desprovistos de cualquier cosa, poco a poco comenzaron a llenarse de sentimientos.
En ellos podía ver todas aquellas emociones con las que siempre la miraba. Con voz ronca y haciendo un esfuerzo habló...
— Elisa, perdón...
Sangre roja brotaba de donde Richard se había perforado el corazón.
Las manos de Elisa temblaban sin control al ver la daga de purificación clavada en el pecho de Richard.
— No... no.... de ninguna manera...
Recordó que Richard solía llevar algo en sus bolsillos interiores incluso antes de ir al bosque del árbol divino.
Ahora Elisa lo sabía, que desde hace mucho tiempo Richard había planeado quitarse la vida.
'Si yo fuera tú, sin importar qué, no haría nada que te dejara sola en este mundo.'
Le susurró esas palabras después de haberse preparado para una muerte como esta.
'Te daré mi corazón, Elisa.'
'Te cuidaré hasta el día de tu muerte, y te seguiré después de tu funeral.'
— ...
'No moriré hasta que me lo permitas.'
Se preparó para su muerte y la consoló, mientras temblaba de ansiedad.
La persona que había estado más devastada había sido siempre él.
El corazón de Elisa se hizo añicos al darse cuanta que él siempre había estado viviendo sin confiar en el futuro, incluso en sus momentos más felices no pudo descansar.
¿Cuánto tiempo más hubiera deseado vivir? Incluso pensando en el momento que tenía que matarse, cuánto más quería....
— No, Richard. No...
Elisa abrazó a Richard, quien había colapsado en un charco de sangre.
Su cuerpo se estaba enfriando a medida que la sangre caliente brotaba de él.
El sonido de su respiración poco a poco se había desvanecido.
Hasta el punto en que fue imposible escucharla. Elisa presionó con pesar el cuerpo de Richard en su pecho.
'Te amaré en esta vida y lo haré aún más en la próxima, así que si tienes una próxima vida, por favor ámame también'.
Ahora podía entender cómo se había sentido cuando dijo eso.
Ahora, después de que se había ido. De los ojos de Elisa incontrolables lágrimas se desbordaron y de su boca brotaron lamentos.
— Richard, no... por favor...
¿Era así como Jenade se había sentido al despertar y saber que Arien había muerto por él?¿Qué significado tenía un mundo sin él?
— Richard no te vayas....
— Por favor, no te vayas... no me dejes así...
Un vacío y una tristeza que parecía no acabar la llenó.
Elisa sollozó y lo abrazó aún más.
Mientras lo abrazaba, entre lágrimas pudo ver a la distancia un lago.
'Fue hecho por uno de tus antepasados, Arien Serriot'
Era el lago que Arien había hecho vertiendo todo su poder divino para salvar a Jenade.
Elisa, con la mirada perdida en el lago, pensó en una posibilidad.
Se decía que Arien era la única de sus antepasados que tenía la habilidad para curar así como el don de la purificación.
'Si lo que el Emperador me dijo no son mentiras...'
Suavemente sostuvo a Richard en sus brazos.
Elisa contempló a Richard por un momento, después miró hacía el lago con ojos llenos de renovada determinación.
'Tal vez, pueda salvar a Richard.'
Elisa cerró los ojos y centró su mente en el lago.
El agua del lago se elevó formando una gran ola y luego se llevó a Richard y Elisa.
Elisa, que se había sumergido en el lago, abrió los ojos.
'Puedo sentir el fuerte maná del lago.'
Probablemente era el poder de Arien. Elisa primero absorbió y destruyó la daga de la purificación clavada en el corazón de Richard.
Cuando puso su mano sobre el pecho de Richard y miró a través de él, vio que aún había un pedazo del alma negra.Dos pedazos de un alma unidos en uno solo.
'Si Richard vuelve a la vida en este estado, seguirá fuera de control...'
Sin embargo, si purifica toda su alma entonces sería aniquilado.
Elisa una vez más no estaba segura de qué hacer.
— Hm...
Viendo a través de las almas unidas Elisa notó una grieta, era aún más pequeña que la primera vez que separó las almas.Los ojos de Elisa centellaron cuando lo descubrió.Una última esperanza.
'Raymore logró obtener el pedazo del alma que le había quitado, eso complicó las cosas. Tal vez ahora debería purificar por completo el pedazo de alma que voy a separar. Aunque eso la destruirá.'
Richard había estado viviendo por más de veinte años con la mitad de su alma.Incluso si eliminara la mitad de su alma él podría seguir viviendo sin problemas.
'Entonces no hay razón para dudar.
'Elisa cerró los ojos y se centró en el alma de Richard.
Luego, utilizando su poder divino lo inyectó a través de la pequeña grieta. Sin embargo, el pedazo de alma oscura, se aferraba a él con mayor determinación que antes.
Elisa hizo un gran esfuerzo para poder abrir más la brecha entre las dos almas.Y reunir más poder para hacer la purificación de las almas.
— Uff...
La conciencia de Elisa había comenzado a menguar, estaba usando más poder divino del que podía permitirse.Si continuaba así era posible que muriera.
Pero aún no podía renunciar a él.
'Incluso si mi vida se consume.'
Aferrandose a su fuerza mental, Elisa apretó los dientes y se concentró en purificar el alma negra.
Luego de un estallido violento de energía el alma negra se sacudió e intentó escapar.
Sin embargo, el poder divino de Arien se mantenía en todo el lago, por lo que no pudo huir como antes.
Elisa reunió todo el poder de purificación en ella y tocó el alma negra, en ese momento, una luz fuerte rodeó tanto a Elisa como a Richard.
— ¡Ha!
Elisa, que había cerrado los ojos a la luz deslumbrante, abrió lentamente los ojos.
Frente a ella estaba el alma de Richard.
El alma negra, que ha separado, fue aplastada por el poder divino y pronto se extinguió por completo.
Elisa miró el alma de Richard, que solo le quedaba la mitad. Aunque tenía el poder opuesto al suyo, era el alma de quien más amaba.
Sin pensarlo Elisa se acercó a él.
Al mismo tiempo, una gran cantidad de recuerdos la inundaron.
'Estos... son los recuerdos de Richard...'
El recuerdo de sus primer encuentro en el castillo principal de Rubelin, seguidos de recuerdos de la infancia de estar con él en Akaroa y antes de que estallara la guerra.
Los ojos del pequeño Richard eran tan dulces mientras miraba dormir a la pequeña Elisa.
'En ese momento se había quejado mucho.'
A pesar de su larga participación en la guerra, pocos recuerdos quedaron de ella en su alma.El siguiente recuerdo fue cuando se reencontraron.
El recuerdo del día que se volvieron a ver en el balcón, el recuerdo de la primera noche que pasaron juntos cuando inesperadamente cayeron en un valle, la primera vez que supo que estaban esperando un hijo y el día en que nació Harness.
Cada recuerdo en su memoria contenía a Elisa.
Una sonrisa se extendió en los labios de Elisa al ver estos recuerdos. Al mismo tiempo, sus ojos se llenaron de lágrimas.
Lo que debía hacer ahora era curar sus heridas.
'Arien, salva a Richard... Ayúdanos a no repetir el doloroso pasado.'
'Ayúdalo a crear más recuerdos felices.'
En poco tiempo, la luz que rodeaba a Elisa y Richard desapareció.
Elisa, que estaba empujando su poder hasta el límite, poco a poco comenzó a perder la conciencia.
En ese momento escuchó la voz de Lardin cerca de sus oídos.
'Felicitaciones por encontrar tu respuesta, Arien.'
En cuanto entendió que era ella a quien se refería como Arien, Elisa cerró los ojos.
Un momento después, el aliento de Elisa se detuvo.
***
— Coff... coff...
Elisa dejó escapar un fuerte suspiro y se levantó de un salto.
— Esto es...
Elisa estaba acostada en la orilla del lago del Palacio Imperial.
— ¡Richard...!
Al recordar la situación en la que estaba, Elisa rápidamente comenzó a buscar a Richard.
Afortunadamente, estaba acostado a su lado.
Los ojos de Elisa se abrieron con sorpresa al ver su condición.
'La herida desapareció.'
Toda las heridas que antes atormentaban su cuerpo se habían ido.
Sin embargo aún había preocupación en la mente de Elisa.
Él había muerto antes de que curara sus heridas.
A pesar de que había curado su cuerpo y recuperado su alma eso no significaba que él regresara a la vida.
Elisa puso su mano sobre el pecho de Richard con preocupación.
Los párpados que habían estado cerrados se contrajeron un poco hasta que se empezaron a abrir lentamente, mostrando un par de ojos rojos.
Elisa lo miró sin poder creerlo.
La mirada perdida de Richard se encontró con la de Elisa.
En esos ojos rojos habían regresado todas esas emociones hermosas con las que siempre la miraba.
— Elisa...
— Te amo.
Elisa comenzó a llorar tan pronto escucho esas palabras.
Richard añadió, acariciando la esquina de los ojos de Elisa.
— Lamento no haberte dicho más veces lo mucho que te amo.
— ...
— Te amo, Elisa. Te amo.
Elisa, que aún lo miraba sin comprender, continuó escuchando las emociones que ella no le pudo decir antes de que él muriera. Finalmente rompió a llorar.
— No sabes cuanto...
Richard miró afectuosamente a Elisa, quien rompió a llorar mientras le golpeaba el pecho, y la atrajo a sus brazos.
Luego le dio unas palmaditas en la espalda temblorosa y le besó la cabeza.
Para calmar su ansiedad y transmitirle que ahora todo esta bien.
— Te amo, Elisa.
Elisa, que lloraba en los brazos de Richard, lo rodeó con sus brazos.
Era una calidez que nunca volvería a dejar ir.
La energía negra que cubría el cielo desapareció y el poder del caos que estaba tocando las raíces del árbol divino en las profundidades del mundo también desapareció.
Lardin, que estaba observando la situación a través de las raíces del árbol divino, se sorprendió cuando vio que Richard estaba vivo.
Al mismo tiempo, la energía negra se levantó y la luz brillante que la impregnó penetró en los ojos de Lardin.
Lardin miró hacia el cielo brillante con una expresión tranquila.
— Ahora lo sabes.Y añadió con voz tranquila.
— Tu creación no falló.
Más que la arrogancia del vencedor, lo dijo en un tono que parecía preocuparse por quien le escucha.
Como para responder a sus palabras, un rayo de luz cayó suavemente a su alrededor.
Finalmente habían ganado la paz.