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9. Festival de la fundación. 


Una noche antes del evento, Elisa se durmió un poco antes de lo habitual para el horario de mañana.

Richard, como de costumbre, estaba viendo dormir a Elisa, provocando un ligero viento para ahuyentar el calor de la noche de verano.

De pronto, alguien llamó a la puerta. Richard se sorprendió y primero verificó el estado de Elisa.

Afortunadamente, Elisa parecía estar tan profundamente dormida que no había escuchado.

Richard se levantó de la cama, se puso una bata y se apresuró a ir a abrir la puerta para evitar que la visita diera otro golpe.

'¿Qué es lo que ha pasado?'

Aunque la habitación esté iluminada, son muy pocos los empleados que irían a hablarles tan tarde en la noche.

Tuvo la idea de que esto significaba que era algo 'urgente' que atender.

Richard se acercó a la puerta y la abrió. Frente a la puerta estaba el mayordomo Grayson.

— ¿Estaba durmiendo?

— No. ¿Qué está sucediendo?

— Tengo una carta de Lord Colt.

Colt es uno de los hombres de Richard, a quien envió al bosque del árbol Sinmok hace una semana.

Cuando escucharan alguna noticia, les dijo que le avisaran si la luz en la habitación estaba encendida.

— Entonces tenga buena noche, señor.

Grayson, que entregó la carta, se retiró en silencio.

Richard, luego de cerrar la puerta, se acercó a la mesa y abrió apresuradamente la correspondencia.

[Busqué en las aldeas alrededor del bosque como me ordenó.

Todas las chicas rubias y de ojos verdes que vivían en el pueblo en ese momento aún viven en el pueblo. O se han casado con alguien de un pueblo cercano. 

Hay bastantes niñas que murieron a una edad temprana, pero no hay niñas desaparecidas. 

Por último, miraré una vez más y luego volveré.]

El contenido de la carta decía que no había encontrado nada, es decir, no habían pistas sobre la identidad de Elisa. Esto era malo.

'Pero Aaron definitivamente dijo que Albert Rubelin trajo a Elisa del bosque del árbol de Sinmok.'

Si no es un pueblo cercano, ¿de dónde diablos consiguió a Elisa? Richard suspiró y dejó la carta.

Al final, volvía al punto de partida.


-


El día de la ceremonia de la Fundación es tan colorido, Elisa y Richard decidieron traer solo a cuatro caballeros, incluido Thompson, para escoltarlos al templo.

Eso es porque los caballeros generalmente no entran al templo, ya que no pueden llevar armas dentro del lugar, y si todos los caballeros se reúnen a fuera del templo esperando, entonces podrían causar molestias.

Por tanto, los nobles que participaron en la ceremonia de la fundación, fueron acompañados de una sencilla escolta.

— Pásenla bien ustedes dos.

Grayson, que salió a despedir a la pareja, cerró la puerta del carruaje.

En poco tiempo, el carruaje se puso en marcha.

Como siempre, Richard envolvió su brazo alrededor de la espalda y cintura de Elisa, para minimizar la vibración del carruaje.

Elisa, sostenida en los brazos de Richard, miraba a través de la ventana, respirando el aire que entraba por ahí. Entonces miró a Richard. 

Estaba mirando los documentos que necesitaban una revisión urgente.

Su expresión al leer los documentos era lo suficientemente indiferente como para hacerlo ver como una persona fría. Elisa notó que es una mirada totalmente diferente a como la ve a ella.

Mientras lo miraba, recordó aquella noche en que él la besó y le susurró aquellas palabras.

"No hagas esto con nadie que no sea yo..."

¿Qué diablos significaba eso? En ese momento, lo olvidó porque estaba feliz de que Richard pudiera sentir por primera vez los movimientos del bebé, pero después de ese día recordó aquellas palabras de las que aún no estaba segura su significado.

'¡Por supuesto! ¡Por supuesto que no voy a hacer ese tipo de cosas con nadie más! ¡Ya tengo un esposo!'

Pero no parecía estar enojado porque dudara de su fidelidad.

En ese momento, una posibilidad cruzó por su cabeza.

'No me digas, que Richard...'

Incluso con esa pequeña posibilidad, hizo que su corazón latiera con fuerza. Era una idea que nunca antes había pensado.

Pero ahora es demasiado tarde para volver a preguntar.

Y sobre todo... tiene miedo de preguntar.

Si la idea es solo un delirio.

Que si es solo un deseo instintivo de querer su cuerpo.

Si ese es el caso, ¿Qué pasa con sus sentimientos?

'No, ¿por qué tengo miedo de esa respuesta?'

Cuando estaba cuestionando sus sentimientos, Richard, que estaba revisando los documentos, miró a Elisa.

— ¿Elisa?

— ¿Oh....?

Ante los ojos que se encontró inesperadamente, Elisa se sorprendió.

Su corazón se aceleró pensando en si tal vez él podía ver a través de sus pensamientos.

— ¿Hay algo que quieras decir? Has estado mirándome por un rato.

— Uh... es...

Elisa, que estuvo sudando durante un rato, se le ocurrió una excusa adecuada.

— Bueno, ahora que lo pienso, esta es la primera vez que estoy en la ceremonia de la Fundación. ¿Has asistido alguna vez a la Fundación?

— La primera y última que estuve presente fue el año en que me uní al Duque.

— ¿Cómo estuvo?

— Aburrido.

Elisa se echó a reír después de escuchar la respuesta tan directa.

No lo pensó mucho, esa había sido una respuesta sincera y directa sobre la ceremonia de la Fundación.

Richard frunció levemente el ceño, y puso su mano sobre el vientre de Elisa con una mirada preocupada. Después del día en que sintió por primera vez al bebé, poner las manos sobre el vientre de Elisa se había convertido en un hábito.

— Si tienes hambre o estás cansada, no te sobre esfuerces y dímelo de inmediato.

— No te preocupes. Mi bebé es muy fuerte porque se parece a su padre.

Como si estuviera de a cuerdo con Elisa, el bebé en su vientre pateo por dentro.

Elisa y Richard sonrieron al mismo tiempo.

Al poco tiempo llegó el carruaje frente al templo.

— Su Excelencia, señora. Estamos aquí.

Elisa se bajó del carruaje con la ayuda de Richard.

Frente al templo, ya habían llegado muchos carruajes de otras familias nobles.

Había una familia particularmente notable entre los carruajes con los emblemas de la nobleza.

— ¿Marqués Dion?

El Marqués de Dion y Mikaela, a diferencia de los otros nobles que solo tenían cuatro guardias, aparecieron con todos sus Caballeros.

Era toda una molestia tener a tantos caballeros frente al templo cuando ya estaba lleno el lugar.

Richard frunció el ceño cuando vio el descaro evidente en el rostro del marqués de Dion.

Entonces, una voz familiar vino desde un lado.

— La duquesa y su excelencia.

Fue Olivia. Ella, así como Elisa y Richard, vestía túnicas blancas para la ceremonia de fundación.

Junto a ella, un hombre... o mas bien un joven que estaba más cerca de la palabra "niño bonito" estaba de pie con una túnica blanca.

El joven se inclinó ante Elisa y Richard con respeto.

— Es un honor conocerle aquí, duquesa, su excelencia. Soy Cedric Beltane.

— Oh, eres el marqués. El mejor prometido. Eres tan guapo como he oído.

— Jaja... escuchar eso me avergüenza.

Cuando Elisa sonrió y lo saludó, Cedric, quien miraba fijamente a Elisa, se sonrojó y sonrió tímidamente.

La expresión de Richard se endureció cuando lo vio.

— Escuché mucho de usted por mi madre y mi hermana, le debo mucho.

— Oh, no. Estoy segura de que cualquiera habría hecho lo mismo.

— Permítame invitarle una comida. Si no le importa, déjeme llevarla a nuestra mansión.

Richard cambió la conversación antes de que Elisa dijera que sí.

— ¿No debería el joven marqués resolver su asunto de matrimonio antes? En este momento, estoy seguro que hay personas interesadas.

Eso significaba que en lugar de mirar con ojos de interés a las esposas de otros hombres debería buscar su propia esposa.

Los brazos de Richard se apretaron alrededor de Elisa, y la abrazó con más fuerza, alejándola de Cedric. 

Elisa, que estaba mirando a Olivia y a Cedric, no notó la frialdad de la expresión de Richard.

Olivia que miró esto con interés, estalló en carcajadas

— La duquesa es tan popular que su esposo debe molestarse un poco.

— ¿Qué?

— Solo bromeaba. ¿Es el momento de entrar?

Las cinco personas entraron al templo uno tras otro.

La capilla central era magnífica ya que era el edificio que se convirtió en el centro del templo.

Las vidrieras que decoraban cada ventana y la luz que se filtraba a través de ellas agregaban majestuosidad.

Frente a la enorme capilla donde se reunía la luz, había un altar y la estatua de la diosa se ubicaba en el medio.

El frente estaba lleno de nobles y sacerdotes que habían llegado primero.

Elisa y Richard fueron a sus asientos y esperaron a que comenzara la ceremonia de la fundación.

Poco después, Aiden, que apareció por la puerta lateral de la plataforma, subió a la plataforma.

Entonces, la puerta del templo, que había estado cerrada, se abrió y entró el Emperador vestido con túnicas tan brillantes como la luz.

— ¡Su Majestad el Emperador!

Los aristócratas alineados a ambos lados del camino inclinaron la cabeza ante el Emperador, dando un saludo de cortesía.

Richard y Elisa también se inclinaron levemente.

El Emperador caminó a grandes zancadas y subió a la plataforma.

— Estamos aquí hoy para dar gloria infinita a los antepasados que nos hicieron ser lo que somos hoy y para orar por la prosperidad futura. Quiero que todos sean respetuosos.

Fue el comienzo de la ceremonia de la fundación nacional.


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