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Cómo ocultar al hijo del Emperador. 


— ¿Qué hiciste qué?

Kaizen miró a la chica que estaba frente a él con una mirada que dejaba entre ver que lo que escuchaba era lo más ridículo que podía haber, otros ojos que la observaban parecían pensar lo mismo.

Naen dijo,  apresuradamente, las líneas que se le habían preparado de antemano.

Esas fueron las líneas que Florin escribió y le dijo que memorizara.

— Ahora, yo estaba equivocada, Su Majestad...

Naen confesó seriamente las circunstancias. Dijo que tomó el libro secreto mientras espiaba al Duque.

Tan pronto como vio su contenido, se sorprendió y lo envió al palacio sin decirle a su padre.

Primeramente dijo mandar a un espía a que observara a la Emperatriz porque le tenía envidia por su puesto.

Que su segunda hermana y padre no tenían idea de esto.

Que no pensó que el libro secreto fuera falso. 

Nien habló con seriedad, pero ninguno de los oyentes le creyó.

Algunos se rieron abiertamente, y otros más parecían avergonzados de sus intentos.

Muchos quedaron desconcertados y asombrados ante el acto del marqués Croychen, que mandó a su hija menor como escudo.

— No pensé que sería un gran problema...

Habían miradas significativas.

Nadie podía creer que un Secretario de Estado de mediana edad haya sido acusado por un falso libro secreto por puro 'error'.

Pero si un noble de 17 años, que es menor de edad, accidentalmente agarró un libro secreto falso y lo envió al Palacio Imperial, podría llamarse el acto de una adolescente inmadura.

Por supuesto, ninguno de los nobles aquí creía seriamente esta tontería.

— Señora, yo...

Astella dio un paso al frente, llamando la atención de todos.

Naen miró a Astella con ojos asustados.

— ¿Entonces fue la señorita Naen quien abrió el sobre con el libro secreto?

— ¿Sí? Sí, sí. Por supuesto...

Ante la repentina pregunta, Naen tartamudeó avergonzada y respondió claramente de nuevo.

— Bueno, así es. Su Majestad, lo abrí yo misma.

— Entonces, por supuesto, debes haber leído la carta, ¿verdad?

— Sí, lo hice.

Antes de venir al palacio, Florin le contó todo lo que sabía sobre el libro secreto.

Naen memorizó desesperadamente lo que su hermana le enseñó.

Lo que sea que le pregunté, tenía confianza de saberlo.

— Ya veo...

Astella hizo la siguiente pregunta en un tono tranquilo.

— ¿Entonces recuerdas cómo estaba doblada la carta?

— ¿Eh...?

— Estaba doblada de una manera bastante inusual, ¿no lo recuerdas?

Para ser preciosos, el Imperio, también habían muchas formas de doblar cartas entre damas sociales.

Así como el más mínimo gesto de doblar y abrir un abanico tiene un significado, el método de doblar cartas también tiene diferentes significados.

Naen estaba avergonzada.

Florin le enseñó todo sobre el libro secreto y cómo lograr decodificarlo, pero no le dijo cómo había estado doblado el papel.

— Bueno eso es...

— ¿Qué pasa? ¿Acaso no lo deberías saber si lo has visto?

Naen miró a su alrededor con una mirada desconcertada.

Parecía que estaba buscando a alguien para que le ayudara, pero nadie la ayudó.

Cuando se trata de descubrir mentiras, se debe profundizar en los pequeños detalles.

No importa cuán minuciosamente se invente una historia falsa, no se puede preparar todo a la perfección.

— Eso es...

Naen no pudo responder la pregunta de Astella.

Kaizen, que las estaba miranda a los dos, le reprendió fríamente.

— Dijiste que viste la carta, pero ¿por qué no puedes responder?

— Su Majestad, es...

Sus gorditas mejillas blancas se volvieron lo suficientemente azules como para hacer que los presentes sintieran pena por ella.

Pero ella seguía insistiendo en que lo había hecho.

— Realmente lo envié. ¡Lo juro por Dios...!

Nien lloró y rogó con seriedad.

Solo tiene 16 o 17 años.

Astella no sabía mucho sobre la familia Croychen, pero no había escuchado nada extraño sobre la tercera hija.

"No pareces ser muy querida en la familia".

Astella sintió pena por Naen.

Quería castigar a Florin por perjurio, pero no sabía que Florin iba a entregar a su hermana menor.

Naen era una aristócrata tranquila que no aparecía en la sociedad y vivía solo en esa casa.

"¿Quién va a creer que una chica como esta ha robado un libro secreto?"

Si recibe una carta sospechosa y la envía secretamente al palacio imperial, no es un gran pecado.

Es posible que sea culpada de acusaciones falsas, pero castigar a una pequeña aristocrática de menos de 17 años también empeoraría la reputación de Astella y el Duque.

No puede simplemente enviarla al exilio o algo así.

Astella pensó por un momento, pero Kaizen hizo señas como si ya no tuviera intenciones de escuchar nada más.

— Sáquenla...

Los guardias se acercaron para llevarse a Naen.

Astella tomó una decisión rápida después de un breve pensamiento.

— Su Majestad, creo que la Lady aquí no entendió la situación.

Ella inclinó la cabeza hacia Kaizen y habló cortésmente.

— Debe estar avergonzada porque de repente recibió una carta secreta inculpando. Es comprensible que la haya enviado al palacio sin haber verificado los detalles.

— Es verdad.

Kaizen también parecía haber notado la idea de Astella.

— Creo que fue alguien más quien falsificó el libro secreto.

Astella parecía preocupada como si no supiera nada.

— Quizás una persona astuta intentó incriminar a la familia y falsificó deliberadamente una carta secreta e hizo que esta mujer inocente la tomara y acusara al supuesto dueño.

El astuto hombre que hizo un libro secreto falso y lo filtró a los Croychen era su padre, el Duque de Reston.

En ese momento, los ojos rojos de Kaizen se llenaron de una diversión burlona.

Astella estaba un poco avergonzada y desvió la mirada.

— Pero esto casi me enmarca a mí y a mi familia. El comportamiento imprudente de esta señorita es imperdonable.

Naen estaba temblando de miedo mientras escuchaba la conversación entre los dos.

Astella miró a su alrededor, a Naen y regresó a Kaizen.

— Así que déjame el castigo hasta que descubra al verdadero culpable.

Al pedido de Astella, hubo un aire de frialdad al alrededor.

Incluso los aristócratas que observaban la situación le dieron a Astella miradas exhaustas.

En ellas se mostraba lo harto que estaban de la actitud fría de la Emperatriz.

Naen se estremeció con una cara aún más asustada cuando vio a los caballeros del Emperador.

"¿Me veo tan cruel?"

Todos parecían pensar en que esto sería una situación terrible cuando dijo que ella misma la castigaría.

Pero Kaizen dio la orden, mirando curiosamente a Astella.

— Bien, está en tus manos hacer lo que quieras para castigarla...


***


La cálida luz del sol se filtraba en la pequeña biblioteca que estaba Theor.

Hannah le trajo pinturas por la mañana. Theor tomó las pinturas y pintó sobre papel blanco.

— Dibujas bien.

El abuelo de Astella, el marqués Calenberg, que estaba a su lado, admiraba la pintura de Theor.

En la pintura estaban el pequeño Theor, Astella, y el Marqués uno al lado del otro.

Al lado de Theor estaba Panqueque y el pequeño oso de peluche.

Eran dibujos circulares de un niño de cinco años, pero se notaba una gran habilidad para alguien de su edad.

El pelaje dorado de Panqueque y los detalles del vestido de Astella estaban bien representados.

— Nuestro Theor es un buen observador.

Theor volvió a tomar pintura y dibujó a otra persona en una esquina.

Era un hombre alto y de negro.

— ¿Éste es?

— Su Majestad, el Emperador.

Mirándolo bien, tenía el cabello negro y ojos rojos, como Kaizen.

Kaizen estaba en el rincón más alejado de los tres.

El Kaizen de pelo negro y ojos rojos en la pintura se parecía mucho al Theor pintado igualmente con cabello negro y ojos rojos.

El Marqués tragó una sonrisa amarga.

A Theor le gustaba mucho y seguía a Kaizen a su manera.

"No se puede evitar ser atraído por la sangre".

También se parecía a Astella, pero era innegable lo mucho que se parecía a Kaizen.

Quizás cuando crezca, se convertirá en una copia fiel de Kaizen.

— ¿Te gusta vivir en el Palacio Imperial?

— Sí. Me gusta. Este lugar es espacioso, puedo seguir comiendo deliciosos bocadillos, y hay un caballo con el que puedo jugar...

Theor de repente dejó de hablar, después de enumerar uno por uno todos los puntos buenos con su mano.

— ¿Qué pasa?

Theor bajó sus dedos sin energía.

Había una mirada hosca en su pequeño rostro.

— Pero mi madre no cree que sea bueno aquí...

— ¿Hmm?

— Mamá parece estar de mal humor desde que llegó aquí.

— ...

De hecho, la observación fue demasiado buena y se filtró una triste exclamación.

— ¿No puedo volver a mi casa con mamá?

Theor dijo después de pensarlo un momento.

— No puedes. Tu madre se casó con el Emperador y se convirtió en Emperatriz. Tienes que vivir aquí.

Astella le contó sobre su contrato de matrimonio con Kaizen.

Pero al momento supo que Astella no podría irse de aquí incluso después del final del contrato. No iba a dejar solo al pequeño Theor en el Palacio Imperial e irse al campo.

Afortunadamente, Theor se olvidó rápidamente del tema.

Theor, que volvió a recoger el pincel, dibujó árboles y flores en el papel.

Mientras tanto, el Marqués estaba un poco aliviado. Theor levantó la cabeza de nuevo.

— La gente se casa porque se gustan, ¿no?

— Correcto.

Los claros ojos de Theor lo miraron con profundas preguntas.

— Mamá y Su Majestad se casaron hace mucho tiempo, entonces, ¿por qué dijeron que no habían tenido una relación?

— ¿Qué significa eso?

— Mamá y Su Majestad volvieron a casarse porque el viejo matrimonio nunca sucedió.

— ¿Quien dijo eso?

Theor respondió, tocando el pincel.

— El abuelo malo.

— ...

Theor siempre llamaba así a su abuelo, el duque de Reston.

Bueno, él era el único que se atrevería a decirle eso.

Las mucamas y sirvientes del Palacio Imperial siempre fueron cuidadosas con sus palabras frente a Theor porque Astella les había instruido claramente.

El Marqués decidió pedirle a Kaizen que le prohibiera la entrada al duque de Reston.

— Eso fue... incluso antes de que nacieras. Ellos dos se casaron, y luego naciste. Sin embargo, hubo una situación y él tuvo que irse por un tiempo

No podía explicarlo en detalle, así que lo explicó de la manera más simple posible.

Aun así, no quería mentirle si ya había escuchado la verdad.

Lo descubrirá algún día de todos modos.

— Si, ya veo.

Afortunadamente, Theor parecía convencido después de escuchar la explicación de este abuelo.

Theor, que había terminado de pintar los pétalos, volvió a pintar al perro.

— ¿A mi madre le gustaba Su Majestad?


Traducido por: Miss M 

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