Cómo ocultar al hijo del Emperador
─...
"Oh maldición. Definitivamente me lavé la cara."
Astella se tocó la mejilla con las manos, preguntándose si había quedado rastro de las lágrimas.
Kaizen habló como para tranquilizar a Astella.
─ No te preocupes. Todo estará bien.
─ ...
Puede que no esté bien si se revela la verdad del asesinato.
Pero no podía decirle eso a Kaizen.
Si se revela al verdadero culpable del intento de asesinato, la propia Astella no estaría a salvo.
Astella se sintió terrible consigo misma, pensando en la situación en ese momento.
Ella se apartó de Kaizen.
─ ¿Está bien la herida?
─ Sí. Como puedes ver, estoy bien.
─ ¿Qué dijo el doctor?
─ El médico dijo que no va a pasar nada.
"Pensé que lo habían herido bastante profundo, tal vez no fue tan grave porque él es muy saludable."
Fue una suerte que no quedaran efectos secundarios.
Astella inclinó la cabeza hacia él.
─ No he podido agradecerle correctamente. Gracias por protegerme.
─ No hay nada que agradecer. Es natural el protegerte.
Kaizen lo dijo en un tono tranquilo.
De repente, la escena que vio en el bosque volvió a su mente.
La escena en la que Kaizen se lastimó mientras la protegía.
En el momento de la crisis, Kaizen luchó desesperadamente para proteger a Astella sin pensar en su propia seguridad.
Astella respondió en voz baja, con sus sentimientos un poco confundidos.
─ Sí, me alegro de que su Majestad no haya sido lastimado de manera grave.
En respuesta, Kaizen se volvió hacia Astella con una mirada sorprendida.
Sus ojos estaban llenos de desconcierto.
Astella miró a Kaizen y se preguntó por qué sus palabras lo habían sorprendido tanto.
─ Tú... ¿estabas preocupada por mí?
¿Cómo puede no preocuparse? Es el Emperador.
─ Me preocupaba que el daño fuera grave. Sería un gran problema si le quedaran lesiones para el futuro.
Astella habló con la mayor calma posible. Pero Kaizen todavía parecía sorprendido.
─ ¿Su Majestad? ¿Por qué está tan sorprendido?
─ Realmente te has preocupado por mí. Me sorprende ver eso. Sinceramente, no pensé que fuera posible.
Había dicho aquello de tal forma que no sabía si él se estaba burlando o hablaba en serio.
Astella se acercó para contradecir las palabras de Kaizen y solo suspiró.
─ Me salvaste la vida, por supuesto es obvio que me tendría que preocupar.
Había una mezcla de culpa en su gratitud.
Fue el padre de Astella, el duque de Reston, quien intentó matar a Kaizen.
Astella lo sabía, pero no podía decirle a Kaizen la verdad.
No podía decirle honestamente que le había salvado la vida hoy con su ayuda.
─ Astella.
Kaizen, que todavía estaba viendo la expresión compleja en el rostro de Astella, se dirigió hacia ella.
En un instante, la distancia entre los dos se redujo.
─ ¿Su Majestad?
Kaizen estaba lo suficientemente cerca como para alcanzarla si extendía la mano.
Había una gran calidez en los siempre fríos ojos rojos.
─ Me alegra que estés bien.
El afecto sincero que mostraban sus ojos la dejó sin palabras.
Kaizen se estaba acercando cada vez más.
Astella que se había quedado aturdida, tardíamente intentó retroceder.
Sin embargo, antes de retirarse, sorpresivamente Kaizen agarró el hombro de Astella y lo sostuvo en sus manos.
─ ¿Su Majestad?
Astella estaba avergonzada, una voz temblorosa llegó a su oído cuando intentaba escapar.
─ Pensé que me iba a quedar sin aliento cuando el asesino vino a ti.
La voz, que siempre era fuerte y fría, temblaba constantemente.
─ Tenía miedo de que pudiera cometer un error.
La temerosa voz de Kaizen era lo suficientemente inusual como para hacerla sentir extraña.
Astella seguía en sus brazos escuchándolo hablar.
Obviamente, se soltó de su agarre, pero perdió toda la energía de su cuerpo.
─ Su Majestad, yo ...
Kaizen la miró.
Su rostro estaba lo suficientemente cerca como para sentir su respiración.
Eran unos agudos ojos de iris roja.
Una nariz afilada.
Era una cara increíblemente hermosa.
Peligrosamente seductor.
Astella recuperó sus sentidos tardíamente.
Después de quedarse así, parecía estar abrumada por la atmósfera por un momento.
Empujó a Kaizen y salió de sus brazos.
─ Su Majestad.
Astella se dio la vuelta.
─ Detente, por favor.
No debía romper los límites con Kaizen de esta manera.
Astella debía estar alerta y con la mente fría.
─...
Kaizen la miró en silencio y luego salió.
***
De pie en el pasillo esperando al Emperador, Velian corrió para encontrar a Kaizen fuera del anexo.
─ Su Majestad.
Kaizen se alejó, sin mirarlo, hacia el palacio principal.
Velian se apresuró a seguirlo.
─ Bueno, hemos recuperado todos los cuerpos de los asesinos.
Lo informaba mientras lo seguía, pero la respuesta no fue devuelta.
"Debe estar de mal humor."
Velian lamentó profundamente su sugerencia de ir a acompañarlos al picnic.
Esto nunca hubiera sucedido si no hubiera hecho tal sugerencia.
Pero no había vuelta atrás de lo que ya había sucedido.
El bosque del norte era un lugar vigilado por los soldados, así que pensó que sería seguro.
Incluso si sucediera algo peligroso, Kaizen era uno de los mejores espadachines del Imperio.
Se sentía aliviado al saber que no había sido un peligro real para Su Majestad, el Emperador.
"No debería haber sido tan complaciente."
Lo lamentó demasiado tarde.
No podía creer que haya sucedido en presencia de Lady Astella y Theor.
Debido a eso, el estado de ánimo del Emperador estaba por los suelos.
Velian lo siguió, mirándolo.
Cuando estaban a la mitad del pasillo, Kaizen dijo firmemente:
─ Voy a llevar a Astella al Palacio Imperial.
─ ¿Sí?
"No, qué quieres decir con eso..."
Velian se detuvo sorprendido, pero Kaizen siguió caminando sin esperarlo.
Velian se apresuró a regresar a su lado solo después de diez pasos de distancia.
─ Su Majestad, Su Majestad...
Velian siguió a Kaizen y dijo en voz baja lo que antes no había podido mencionar.
─ Su Majestad, si el duque Reston muere como un traidor, a ella no se le permitirá regresar al palacio.
El autor intelectual de este incidente sin duda era el duque de Reston.
Incluso si este no fuera en el caso, Kaizen tenía la intención de matar un día al duque de Reston por traición y purgar así a toda su familia.
No importa cuán buena sea Astella, si se convierte en la hija de un traidor, no podría ser la Emperatriz.
Eso es algo natural.
Kaizen respondió fríamente mientras caminaba inquebrantablemente.
─ Si el Duque muere antes de convertirse en traidor, Astella no tendría por qué ser la hija de un traidor.
Velian, que lo seguía, se dio cuenta del significado y se detuvo con asombro.
Significaba matar al duque Reston sin revelar sus cargos.
También significaba que llevaría a Astella al Palacio Imperial.
***
El grupo fue inmediatamente a la capital al día siguiente.
El ambiente era más severo que nunca.
Todos estaban en alerta porque hubo un intento de asesinato.
Cuando se quedaron en una posada por un tiempo, a nadie se le permitió salir de ella.
Les tomaría diez días llegar a la capital por la ruta más rápida posible.
Mientras tanto, Astella fue confinada en un carruaje bajo una atmósfera tan severa que se sentía como si fuera una prisionera que la transportaba a prisión.
Se alegraba de que haber hecho mucha poción para Theor con anterioridad.
De lo contrario, habría tenido que huir de los conductores para recoger más hierbas.
No confiaba en ir al bosque a buscar hierbas sin ser atrapada.
Los guardias que vigilaban al Emperador estaban más alertas que nunca.
─ ...
Todos los recuerdos de ella en el bosque regresaron a su mente al pensar en el intento de asesinato.
También su reunión de esa noche con Kaizen le llegó a la mente, como si hubiera sido solo un par de días atrás.
Astella lamentaba profundamente que su corazón se hubiera sentido tan aliviado por un momento.
"No debería haber roto los límites así."
Astella tenía muchas razones para no poder acercarse a Kaizen.
Eso incluía la verdad sobre el nacimiento de Theor y el trabajo de su padre.
Sin embargo, no entendió por qué sus acciones se sintieron tan libres en ese momento.
"Por que..."
En ese momento, Theor, que estaba dormido sobre la rodilla de Astella, se sacudió y giró.
Astella calmó su mente confundida cuando vio a Theor, que estaba profundamente dormido.
De todos modos, el pasado era irrevocable.
Todo lo que le quedaba era terminar el trabajo lo antes posible y regresar a casa.
Astella miró por la ventanilla del carruaje y se hizo ese compromiso.
Tan pronto como llegara a la capital, terminaría con el asunto del testamento y se iría.
***
La mañana del décimo día de su partida del castillo de Dentz.
Un ruidoso carruaje atravesó la puerta oriental de la capital.
Finalmente habían llegado a la capital.
Astella se tragó sus amargos pensamientos mientras miraba el camino que se le hacía familiar.
"Estoy de vuelta."
Hace 6 años, cuando se fue de allí... juró nunca regresar.
El mundo se regía por leyes tan indómitas.
No podía creer que estuviera volviendo a la capital con el Emperador.
El carruaje del Emperador entró en el palacio, pero el carruaje que llevaba a Astella y Theor se dirigió a la mansión cerca del palacio.
Cuando Astella se negó a quedarse en el Palacio Imperial, Kaizen ordenó que prepararan una mansión con anticipación.
El carruaje entró por una gran puerta.
Astella sacudió a Theor para despertarlo.
─ Theor, estamos aquí, levántate.
─ Mmm, mm...
Theor, que se había quedado dormido sobre las rodillas de Astella, abrió los ojos.
─ ¿Esta es la capital?
─ Sí. Ahora hemos llegado a la capital.
Cuando se bajaron del carruaje, estaban en el patio delantero de una gran mansión.
Habían docenas de ventanas decoradas con oro y plata y en una pared blanca había tallada una bestia sagrada.
Era una mansión magnífica.
Era tan espléndida y grandiosa como la residencia Reston donde Astella había vivido.
Ahora que lo piensa, esta era la mansión de un duque caído.
El abuelo, que se bajó del carruaje junto con su nieta y Theor, también frunció el ceño, como si se hubiera dado cuenta.
Traduccido por: Anon-chan
Editado por: Miss M