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Cómo ocultar al hijo del Emperador


─ Recuerda la respuesta que te di antes.

Había una mirada auto-crítica en el hermoso rostro.

─ Yo...

Los ojos de Kaizen estaban terriblemente tenues.

─ ¿Acaso tampoco se me permite decir que me arrepiento de lo que te hice?

Había un dolor profundo en la voz.

Astella estaba un poco avergonzada.

─ ¿Por qué usted dice eso?

Kaizen se echó a reír en lugar de enojarse.

─ No lo sé...

Kaizen, quien desde joven comenzó a ser educado para convertirse en el futuro Emperador, nunca se dejó ser  influenciado de este modo por sus emociones.

Creció pensando en política y poder.

Fueron por razones políticas que dejó a Astella tan pronto como se convirtió en Emperador.

Pero en ahora Kaizen lamentaba sinceramente lo que sucedió en ese momento.

─ No imaginé que tendría este sentimiento por alguien... nunca me he sentido así por nadie.

Era un sentimiento tan complejo y confuso, que derrotaba a su ego.

Hasta estos momentos, no quería admitirlo o creerlo, pero ahora puedo decir claramente una cosa.

─ Te quiero. Dame la oportunidad de compensar lo que sucedió en el pasado.

Astella se quedó allí sin comprender, escuchando la sincera confesión.

"No puedo creer que este hombre pueda verse así..."

Fue sorprendente e impactante.

No esperaba que le expresara sus sentimientos con una mirada tan desesperada, aunque descubrió que la quería la noche del asesinato.

No podía creer que él también tuviera un lado como este.

Sintió que estaba viendo algo asombroso. Estaría mintiendo si lo negara.

Astella sabía que Kaizen no tiene ninguna razón para susurrarle falsos sentimientos de amor.

Pero no creía que sus sentimientos fueran tan profundos.

Debían de ser solo la emoción del momento.

Ella no quería aferrarse con esperanza a esas emociones tan ligeras.

─ Lo siento, Su Majestad.

Astella respondió con calma a Kaizen, quien la miró con ojos desesperados.

─ Aquí no es donde pertenezco.

Suspiro. 

Creyó escuchar un suspiro que no supo si era de risa o resignación.

Kaizen miró fijamente a Astella.

Parecía querer decir algo más.

Pero al final, no pudo decir nada.

Se dio la vuelta y habló con calma.

─ Te enviaré un carruaje y un guardia mañana por la mañana... si necesitas algo más, pídeselo al criado encargado.

Astella dio un último agradecimiento a Kaizen, quien se giró débilmente.

─ Gracias, Su Majestad.


*


─ Lady Astella.

Después de hablar con Kaizen, alguien llamó a Astella, justo cuando estaba a punto de abandonar el templo.

Era un aristócrata de mediana edad, tenía el cabello largo y castaño, se estaba acercando hacia ella.

Era uno de los ministros que vio cuando firmó el testamento en el templo.

Aunque era mayor, tenía una cara bonita.

La impresión ligeramente pura quedó grabada en sus ojos.

Él se inclinó cortésmente frente a Astella.

─ Es un honor conocerte. Mi Lady.

─ Disculpe, pero quién es usted...

─ Oh, lo siento. Mi presentación fue tardía. Soy el conde Ecklen. Soy el Ministro de asuntos militares del ejército.

El conde Ecklen el Ministro de Asuntos del ejército, el padrastro de Serbel...

Astel inclinó ligeramente las rodillas y lo saludó.

─ Es un honor conocerlo. Escuché mucho sobre usted de mi abuelo.

"Este hombre, fue el ayudante del abuelo. Ya veo."

Sin embargo, la actitud de su abuelo hacia esta persona fue algo dudosa.

En su camino a la capital, Astella le preguntó a su abuelo por qué tuvo tal reacción cuando escuchó el nombre del conde Ecklen.

"Era solo mi ayudante, pero cometió algunos errores y lo despedí. No es que las cosas hayan terminado mal, pero ese recuerdo ha permanecido durante todo este tiempo."

Aunque el abuelo explicó casualmente, Astella notó intuitivamente que había más historias ocultas.

Pero fue hace mucho tiempo y su abuelo parecía querer ocultarlo, así que no hizo más preguntas.

El conde Ecklen preguntó por su abuelo con una mirada preocupada.

─ ¿Cómo está el Marqués, su abuelo? Escuché que está enfermo.

─ Ahora ha recuperado completamente su salud.

Nunca ha estado enfermo, en realidad.

─ Eso es un alivio. Quería visitarlo y saludarlo de todos modos. Si no le importa, ¿puedo visitar la mansión donde se están quedando?

Astella que lamentó mucho esto, le pidió su comprensión.

─ Gracias, pero nos vamos temprano... mañana por la mañana, y no creo que podamos tratar con los invitados hoy ya que necesitamos empacar. Lo siento mucho.

─ Oh... entonces no se puede evitar. No, no te preocupes.

El conde Ecklen tranquilizó a Astella, diciendo que estaba bien y que lo comprendía.

Su impresión y comportamiento eran simples y geniales.

"Pareces un buen hombre."

Su abuelo le había dicho un par de buenas cosas de este hombre.

Que era bueno en esgrima y de buen carácter. No era de una familia prestigiosa, y que cuando era joven, cada vez iba al campo de batalla.

Pero por alguna razón, su abuelo parecía sentirse muy incómodo de esta persona.

Su abuelo parecía que no quería encuentros con él.

"Prefiero no dejarlo venir."

─ Me enteré sobre lo de la pensión. Estoy en ese puesto y no lo sabía... Si lo hubiera sabido, le habría dicho a su Majestad y él le habría devuelto la pensión. Fue realmente vergonzoso.

Originalmente pensó que todo esto era por cortesía, pero del conde Ecklen parecía expresar su sincera disculpa.

─ No. De todos modos, el encargarse de las pensiones es cosas de los oficiales administrativos. El Ministro de Asuntos Militares no puede permitirse el lujo de hacerse cargo de todo eso.

Ya que el abuelo no le dijo a esta persona, parece que su relación está fragmentada.

A pesar de que se le negó la visita, el conde Ecklen ofreció una oferta amistosa después de despedir a Astella.

─ Te llevaré en mi carruaje.

─ Gracias, pero puedo caminar. De hecho caminé cuando vine aquí.

La mansión donde se alojaba Astella estaba cerca.

Podría haber llegado si caminara un poco.

Pero el conde le pidió a Astella que lo acompañara en el carruaje.

─ No puedo dejarte ir sola. Por tu propia seguridad, toma el carruaje.

Dicho esto, ordenó que trajeran el carruaje. Abrió la puerta del carruaje él mismo antes de que el criado lo hiciera.

Era vergonzoso rechazar tal oferta.

Astella se vio obligada a irse en el carruaje.

─ Gracias.

Astella regresó a casa en su carruaje.


***


La tarde había terminado cuando regresó a la mansión.

Estaba tan cansada de levantarse temprano por tener que ir al templo, pero se sentía a gusto ya que ahora que ha terminado el asunto del testamento, le permitieron irse mañana por la mañana.

─ Lady Astella. ¿Cómo ha estado?

─ Bien. Hannah, ¿dónde está mi abuelo?

─ El maestro está en la biblioteca.

Tenía que decirle a su abuelo que las cosas ya han sido resueltas, y que lo del testamento está terminado.

Astella se quitó el abrigo y entró en la biblioteca.

El abuelo estaba buscando algo entre los libros.

─ Abuelo, ¿qué estás buscando?

─ Astella. Has vuelto...

El marqués Calenberg miró detrás de la cortina y vio a Astella cuando se dio la vuelta.

─ ¿El asunto del templo salió bien?

─ Sí, todo ha terminado ahora. He recibido el permiso de su Majestad para salir mañana por la mañana.

Aunque en el último momento le pidieron que se quedara.

Afortunadamente se negó, así que Kaizen se dio por vencido y se fue.

Con el permiso de Kaizen, mañana será un buen comienzo.

Finalmente se acabó.

Ahora puede volver a casa.

─ Estaba jugando con Theor.

El Marqués sonrió y miró debajo del escritorio.

Estaba vacío ahí también.

─ Theor se esconde, se supone que debo encontrarlo, pero esta mansión es tan grande que no puedo lograrlo.

Astella también se rió.

Cuando estaba en una casa de campo, Theor a menudo jugaba este tipo de juegos.

La mansión rural de su abuelo materno era pequeña, y todas las habitaciones que no se usaban, estaban cerradas, por lo que podían encontrar fácilmente a Theor en cualquier lugar donde se escondiera.

Este lugar era demasiado amplio para un juego de escondidas.

─ Lo encontraré.

Yendo a la siguiente habitación, Astella comenzó a buscar en cada habitación del primer piso.

Mientras deambulaba, encontró a Theor escondido debajo de la mesa del salón.

Sobre la mesa, redondeada con madera de caoba, había un mantel de color verde claro hecho de lino.

Theor estaba debajo del mantel.

Astella levantó el mantel y el sabueso, que estaba adentro, ladró y sacudió la cola.

─ ¿Tía Astella?

─ Theor, te estabas escondiendo aquí.

Había libros, jarrones, botellas de tinta y muñecos decorativos en la mesa.

A un lado estaba Panqueque.

Panqueque olía a los soldados de juguete, estos estaban alineados uno por uno como si protegieran algo misterioso.

Theor, sentado en medio de la habitación con un oso de peluche, se emocionó y dijo.

─ Este es mi castillo.

─ ¿Castillo?

─ Sí. Este es el muro del castillo.

Theor señaló los libros que lo rodeaban.

Los libros parecían ser una fortaleza defensiva propia.

Astella sonrió y se metió debajo del mantel.

La mesa era tan grande que quedaba suficiente espacio para que Astella se sentara.

Era bastante acogedor sentarse adentro.

Se sentía como una de las tienda de campaña de un campamento.

"Castillo..."


Traduccido por: Anon-chan
Editado por: Miss M

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