Cómo esconder al hijo del Emperador
Astella sabía cuál era la causa de las palabras de su abuelo.
Cuando su madre dio a luz a Fritz, se debilitó, por lo que ya no podía tener más hijos.
Sin embargo su padre, el Duque, ignoró la advertencia del médico de no dar a luz a otro niño y obligó a su madre a tener a Astella.
"Debes tener a una hija para que sea la Emperatriz, así que cumple con tu deber..."
Se dice que después de intentarlo todos los días, quedó embarazada de Astella.
El abuelo recomendó no dar a luz, pero su madre todavía quería tener al bebé que ya tenía en su vientre... Pero ella murió poco después de dar a luz a Astella.
Cuando era niña, su padre siempre le decía a Astella que su madre murió por ella, así que debía trabajar duro y convertirse en una gran Emperatriz para asegurar de que la muerte de su mamá no fuera en vano.
Astella se sintió culpable por la muerte de su madre, y siguió las órdenes su padre.
Su abuelo, a pesar de perder a su hija, no odió a Astella en lo absoluto.
─ Abuelo. No le prestes atención y ve con Theor. Él me está esperando, está solo debajo de la mesa del salón.
Astella estaba preocupada de que Theor se quedara solo, y mientras esperaba a Astella, decidiera buscarla.
"Afortunadamente, cuando Fritz estuvo aquí, no hubo problemas..."
El Marqués se giró rápidamente al comprender el significado de las palabras de Astella.
─ Está bien. No vale la pena tratar con esto.
Cuando salió el Marqués, el duque de Reston miró a Astella y frunció el ceño.
─ ¿Quién es Theor?
─ Lo acabas de decir, ¿acaso ni siquiera sabías su nombre? Es el nombre del hijo de Sigmund, Theor.
El duque Reston chasqueó con la lengua como si estuviera ofendido.
─ Por qué debería memorizar el nombre de un niño que contiene la mezcla de una sangre tan vulgar.
─ Cuando termines de hablar, deja las reliquias y regresa. Antes de que llame a los sirvientes y te saquen.
Pensó que esto no era una amenaza real, así que el duque creyó que si decía algo más, podría sacar el verdadero propósito de aquellas palabras.
El Duque finalmente se rindió e hizo un movimiento de manos, para ver si leía la verdad en la cara de Astella.
─ Las reliquias han sido traídas aquí. Realmente eso es todo lo que te dieron. Lo dejaré aquí, guárdalo o puedes arrojarlo a una esquina de la ciudad, haz lo que quieras.
Luego llamó a los sirvientes que lo acompañaban.
Dos de los sirvientes salieron y trajeron una caja grande que sacaron del carruaje.
─ ¿Esto es todo?
─ ¿Crees que podría haber escondido algo?
─ Tú eres quien lo tenía después de todo.
El Duque se sorprendió al ver que Astella respondía sin perder la compostura.
─ Realmente has cambiado mucho.
Kaizen también dijo eso.
Entonces, ¿pensó que seguiría siendo la misma después de esos seis años?
No hay forma de que las cosas no cambien.
Fue a abrir la caja, pero de repente entró una sirvienta de la mansión.
─ Un regalo ha llegado para usted, Lady Astella.
─ ¿Regalo? ¿Quién lo envió?
"¿Kaizen me envió algo otra vez?"
Había dejado todos los vestidos y joyas que recibió de Kaizen en el castillo de Dentz.
Pero la criada dijo un nombre completamente diferente.
─ Es un regalo del conde Ecklen para usted.
─ ¿Ecklen? ¿El conde Ecklen? ¿Por qué te está enviando un regalo?
El Duque preguntó de repente, furioso por el nombre de Ecklen.
"Parece que ellos no se llevan bien."
De todos modos, el conde Ecklen fue apoyado por Kaizen y se convirtió en el Ministro del ejército.
No debería tener una buena relación con su padre quien perdió su poder mientras luchaba contra Kaizen.
Aparte de ese trasfondo, estas dos personas eran tipos completamente diferentes, por lo que pensó que era por eso que no se llevaban bien.
Astella dio una respuesta mordaz a su padre.
─ No lo sé. Lo encontré en el templo y escuchó que me iría mañana. Parece que él amablemente ha decidido darme algo.
El duque Reston pensó por un momento y preguntó de nuevo.
─ ¿Dijo algo más?
─ ¿Qué más tendría que decir?
La razón por la cual él, quien es oponente político de su padre, el duque Reston, fue amable con ella era porque conocía a su abuelo.
─ Me negué que viniera, y parece que me ha dado un regalo.
Él es una persona muy amable.
Cuando estaba en Dentz, conoció a su hijo adoptivo, Serbel.
Serbel también trató a Astella amablemente y tenía buenos modales.
Pero el duque Reston no pensaba de manera tan simple.
Sus pálidos ojos verdes, los mismos que los de Astella, brillaban con interés.
Astella miró a su padre y le advirtió.
─ No sé lo que estás pensando, pero me voy de aquí mañana, y no me importa el conde Ecklen ni nadie...
─ Si necesitas dinero, te daré más, así que ¿por qué no te quedas aquí por un tiempo?
─ No, no lo necesito. Padre, deberías volver también. Estoy ocupada empacando ahora.
La voz abiertamente de rechazo hizo que el duque Reston se pusiera enojado.
Pero a Astella no le importó.
─ ¡Sí, ve a algún lugar del país y vive bien con ese anciano moribundo!
─ No te preocupes. Estoy mucho más feliz allí que viviendo aquí con mi padre.
El duque miró al Astella, dejó el asiento y se fue.
"No quiero volver a verte."
Astella que se quedó sola, abrió la caja que contenía las pertenencias.
Lo primero que vio fue un marco de con una imagen.
Era una pintura de flores blancas de acacia.
Fue la pintura que Astella dibujó y le regaló.
'"La has guardado."
Recordaba haberla pintado cuanto tenía diecisiete años.
No había sido una pintura tan buena.
Los nobles de la familias aristócratas solo aprendían algunas artes por cultura.
Pero no adquirían habilidades profesionales como las de un pintor de la corte.
Sin embargo, la Emperatriz viuda amaba tanto el cuadro que siempre lo colgaba en su habitación.
Siempre elogió las pinturas de Astella por su delicado y hermoso color.
Astella no sabía que la mantuvo incluso después de que ella se fue.
Astella sacó la foto y la puso sobre la mesa.
Toc. Toc.
Girando la cabeza hacia el golpeteo desde atrás, un joven de cabello plateado estaba de pie junto a la puerta.
Astella se levantó sorprendida.
─ ¿Serbel?
Es Serbel, a quién conocí en el baile de Dentz.
El jefe de los caballeros de Lamberg.
Y el hijo del conde Ecklen, a quien conoció durante el día.
Serbel saludó cortésmente.
─ Es un honor verla de nuevo. Princesa Astella.
─ ¿Qué te trae por aquí?
─ Estoy aquí para darle un regalo por las órdenes de mi padre.
"Ah. Es Sir Serbel quien ha traído el regalo. "
─ Pensé que ibas hacia el norte.
─ Ah... sí, lo haré.
Serbel sonrió torpemente mientras se tocaba la punta de la barbilla.
─ Mientras me iba, la orden cambió repentinamente y regresé a la capital.
─ Ya veo...
Algo debe haber sucedido.
El regalo que llevó Serbel era un libro.
Un libro que narraba la historia del Oriente, forrado de cuero suave, decorado con calabazas doradas y pequeñas gemas entre la parte posterior y en la cubierta.
─ Dijo que quería darte este libro porque vas a volver al campo.
Astella pensó que era un regalo bastante considerado.
"Creo que él sabía que sería difícil y quería ayudar."
Si le hubiera enviado dinero o solo joyas, las habría tenido que devolver sin recibirlas.
No se puede aceptar las gemas u oro de un hombre noble al que recién conoces.
Pero si envía un libro como este, sería más grosero no recibirlo.
También es buen acompañante para el viaje.
Aunque las gemas en la portada del libro son pequeñas, son muy valiosas.
Son como un fondo de reserva, las puede vender si es necesario.
─ Mi padre me pidió que entregara este libro a la princesa Astella.
─ Dile que estoy muy agradecida.
─ Me alegra haber cumplido con mi deber.
Serbel tenía una sonrisa agradable.
"Es tan guapo, incluso si lo miro de nuevo."
Astella había quedado impresionada desde la primera vez.
Era un hombre guapo al que no le falta nada, ni siquiera se comparaba con su hermano Fritz.
Era aún mucho más joven.
Serbel, que estaba a punto de bajar la cabeza, se detuvo cuando vio la foto en la mesa.
─ Esto es...
─ Oh... es una pintura que pinté hace mucho tiempo.
─ Sí, lo sabía.
─ ¿Tú lo sabías?
"¿Él supo que pinté la acacia del templo y se la dí a la emperatriz?"
¿Fue una historia famosa? No era un secreto el que Astella hacia pinturas para la Emperatriz viuda, pero tampoco es que fuera una historia tan popular que todos lo sabían.
No era algo muy hermoso como para extenderse tan ampliamente.
Serbel sonrió y habló sobre lo que sucedió.
─ Fui candidato a caballero hace unos siete años y estaba a cargo de proteger el templo.
Un candidato a caballero. Los niños de familias prestigiosas no pasan por ese proceso, sino que simplemente se convierten en caballeros.
"Porque no eres de una familia de nobles."
El conde Ecklen se había mudado fuera del país, por lo que habría sido difícil para su hijastro llegar a una buena posición.
Serbel habló con una voz ronca y tranquila, mientras recordaba viejas memorias.
─ Entonces vi a la princesa Astella pintar este cuadro en el templo.
─ Ah, ya veo.
Es una conexión extraña.
En ese momento, Astella solo estaba enfocada en la pintura, por lo que ni siquiera sabía que alguien la estaba mirando.
La gente de la Santa Sede deambula por el templo. Puede que la haya visto sin que se diera cuenta.
Astella iba a decir que era un lugar extraño para pasear, pero el sonido de pasos llegó por la puerta.
─ Astella.
Más allá de la puerta abierta estaba la persona a quien pertenecía la voz.
Kaizen.
En ese momento, Astella casi no lo reconoció.
Kaizen llevaba un hermoso traje de la corte con un fondo negro y bordado con seda dorada en el cuello y las mangas.
Traduccido por: Anon-chan
Editado por: Miss M