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10. Lo que se perdió.


'Vas a estar bien.'

Mientras se dirigía al anexo, después de terminar su trabajo, la cabeza de Aiden estaba llena de pensamientos sobre León en lugar de Elisa.

Le hizo saber a León, a quién pertenecía la horquilla y que estaba mal el quitarle las perlas sin permiso, también le explicó el por qué el sembrar las perlas no daría flores.

No había pensado en castigar al niño por lo ridícula de la situación, pero sí le hizo saber a León por qué no debería volver a hacer algo como esto.

El niño comprendió lo que le dijo, y León había estado muy triste al saber que había roto un regalo que era para Elisa, pero antes de que pudiera calmar completamente a León tuvo que irse porque algo sucedió. El niño estuvo todo el tiempo en su mente mientras atendía su trabajo.

'Es verdaderamente difícil criar a un niño'.

Cuando llegó al anexo pensando en eso. Elisa y León se estaban lavando las manos cerda de un pozo en el anexo.

Junto a Elisa, Leon sonreía con los ojos brillando como siempre.

Cuando les miró, sintió como si la pequeña espina que había estada enterrada en su pecho desapareciera.

Aiden se acercó a los dos con un paso más ligero.

En ese momento, algo dorado en la cabellera rubia de Elisa se destacó. Lo que le llamó la atención era la horquilla de perlas clavada entre el cabello de Elisa.

Se detuvo cuando lo vio.

Como se había dañado, no quiso dárselo a Elisa. Así que lo puse en la caja y lo dejó a un lado de la habitación.

— ¡Su Santidad!

León, que miró que Aiden que se acercaba, se alegró de verlo e hizo una saludo de bienvenida, señalando con el dedo el lugar donde estaba.

Elisa, que estaba lavando las manos de León con su poder de agua, lo miró unos segundos después. 

Aiden no podía apartar los ojos de Elisa y de la horquilla de perlas que tenía en la cabeza.

Los adornos de perlas de las horquilla se volvieron a colocar de una manera un poco descuidada, pero seguía viéndose botita.

Fue aún mejo por el corazón amable de León, que estaba preocupado por corregir sus errores, y porque el corazón de Elisa por Leon y Aiden era el mismo.

Cuando Elisa notó la mirada de Aiden le preguntó.

— ¿Me queda bien?

Aiden miró a Elisa incapaz de responder fácilmente.

Los ojos de Elisa se entrecerraron en forma de media luna mirándolo.

— Gracias por el regalo, padre.

Los ojos de Aiden temblaron ante el título que escuchó por primera vez en su vida, 'Padre'.

Era un título que pensé que nunca escucharía.

Fue la hija de Yulia y de él quien lo llamó por tal título.

Una leve sonrisa se extendió alrededor de su boca mientras miraba a su sonriente hija.

'Oh, estoy cansada.'

Elisa iba en camino de regreso a la residencia del duque después de aprender con Aiden sobre los poderes de la familia.

Elisa se estiró tan pronto como subió al carruaje.

Le duelen los ojos y se siente cansada, tal vez es porque ha estado muy concentrada durante un rato.

Anne, que estaba mirando los gestos de Elisa, preguntó.

— ¿Quiere que abra la ventana?

— ¿Puedes hacer eso?

Mientras deslizaba la tela que cubría la ventana del carruaje, la brisa fresca entró.

El sol de verano era caliente en Akaroa, pero el viento bajo la sombra era bastante fresco porque no había humedad.

Tomó un poco de aire fresco porque se sentía cansada.

Elisa abrió los ojos cerrados. En ese momento, por la ventana, vio a una mujer que pasaba. Tenía una horquilla clavada en el cabello.

Cuando la vio, algo pasó por su mente.

— Anne, pídele al jinete que pase por la joyería.

Anne le comunicó las palabras de Elisa al jinete.

No pasó mucho tiempo antes de que el carruaje se detuviera frente a la joyería.

Elisa dejó al jinete frente a la tienda y entró con Anne.

El comerciante, que ya ha hecho broches para los sirvientes del duque de Rubelin con anterioridad, reconoció a Elisa y corrió a recibirla.

— ¡Bienvenida, Duquesa! Debes estar agotada, ¿Por qué ha venido usted hasta acá? Si me hubieras informado, la habría ido a ver inmediatamente a la mansión de la Duquesa.

— Cuánto tiempo sin vernos, Madame. He venido porque estaba cerca del camino.

— Oh, ya veo. ¿Qué cosa desea ver hoy?

— Quiero ver los broche para hombres.

— Entonces, ¿te gustaría venir por aquí?

La madame la guio al segundo piso donde se exhibían los accesorios masculinos.

Antes de subir las escaleras, Elisa miró a su alrededor y dijo:

— Anne, puedes quedarte aquí y mirar.

— Sí. Entonces llámame si necesitas algo.

Elisa subió al segundo piso y Anne, que se quedó en el primer piso, miró las joyas de las mujeres.

Fue increíble y divertido ver los accesorios con joyas cuidadosamente elaboradas.

'Creo que esto te quedaría bien.'

Caminaba con los ojos fijos en los accesorios que le vendrían bien a Elisa, pero de pronto algo se trabó en sus pies.

En ese momento, sus pies que soportaban su peso, se torcieron, y Anne se balanceó.

— ¿Oh?

Anne, que había perdido la coordinación de su cuerpo, cerró los ojos con fuerza, anticipando el terrible dolor de golpear al piso.

Pero alguien la agarró y la abrazó.

Sorprendida por el calor de un cuerpo, Anne abrió lentamente los ojos.

Entonces vio a un hombre con el ceño ligeramente fruncido.

— Oh, Dios mío, ¿señorita, se encuentra bien?

El rostro de Anne se enrojeció, consciente de la poca distancia entre los dos. Esta era la primera vez que tenía contacto tan cercano con un hombre.

La voz de Anne a penas y salió mientras abría y cerraba la boca,

— Oh... vaya, gracias...

Pero entonces, la amplia mano comenzó a frotar su espalda, y lentamente comenzó a acariciar su espalda más y más arriba acariciando el hombro.

El cuerpo de Anne se tensó ante el toque intrusivo. El calor que se sentía sobre la fina ropa de verano era espeluznante.

El rostro de Anne se contorsionó con miedo.

— Afortunadamente, parece ser que no hay ninguna herida.

El hombre miró a Anne y se rió brillantemente.

Sus manos aún seguían deslizándose sobre los brazos de Anne.

Anne tembló sin poner resistencia o negarse, en se momento, su mente se había quedado en blanco.

De pronto se escuchó una voz como si fuera su salvación.

— ¿Puedes alejar esas manos?

Los ojos del hombre se movieron hacia el lado de donde provenía la voz.

Anne, que había estado con la mente en blanco, recobró el sentido nuevamente, cuando escuchó la voz. 

Elisa estaba allí, mirándole con una mirada helada.

— No es de buena educación que un desconocido esté manoseando libremente el cuerpo de una joven que nunca antes ha visto.

Incluso ante las espinosas palabras de Elisa, el hombre se rio.

— Ja, ja, ¿manoseando? Solo estaba revisando para ver si la señorita no estaba herida. Es así como usted malinterpreta mi favor, señora.

— Me temo que soy rehacía a pensar eso, incluso si su intención es buena, la acción de tocar a otra persona sin el consentimiento de esta es violencia.

Cuando Elisa dio en el clavo, la expresión del hombre se endureció y adoptó un tono violento.

Algunas damas de sociedad tendían a pasar de largo estos problemas, prefiriendo no entrar en conflicto con los hombres de la aristocracia.

Este hombre, que no se esperaba una acción de este tipo de Elisa, rápidamente se avergonzó, luego, relajó su rostro como si nada hubiera pasado, y le dijo a Anne.

— Señorita, por favor lo sucedido. Su señora parece tener un gran malentendido. ¿La ofendí?

El hombre tenía una linda sonrisa en su rostro como si estuviera avergonzado por el malentendido de Elisa, pero sus manos aún tocaban los hombros de Anne.

El insistente toque del hombre cerca de Anne no era más que una amenaza.

Elisa esperó la respuesta de Anne, pero la asustada Anne no pudo decir nada, solo apretó los labios y bajó la cabeza.

El hombre sonrió tranquilamente como si hubiera previsto esto.

— Mire, esta dama...

En ese momento, una pequeña voz salió de la boca de Anne, que aún mantenía la cabeza agachada.

— ...

— ¿Qué?

El hombre, que no escuchó a Anne, fingió amabilidad y preguntó de nuevo.

Entonces Anne miró hacia arriba y vio al hombre.

Todavía había terror en los ojos de Anne, pero al mismo, estaban llenos de ira.

— Así es... ¡No me gusta, pervertido!

Las palabras de Anne no solo sorprendieron al hombre, sino que también a Elisa.

Anne aprovechó la oportunidad para sacudirse el brazo del hombre. Luego se escapó al lado de Elisa. El hombre, cuyos ojos parpadeaban con una mirada desconcertada, captó la situación un segundo después.

Antes de que me diera cuenta, todos los clientes y empleados del lugar se habían girado mirando hacía donde estaba él.

La cara del hombre se sonrojó de vergüenza cuando vio la mirada de todos encima de él.

— ¡Qué es esto!

El hombre se acercó para agarrar a Anne. Rápidamente, Elisa se paró frente a él y habló en voz baja.

— Quita tus manos de encima.

— ¿Que?

— No le gusta.

La mirada en los ojos de Elisa era amenazante. El hombre quedó abrumado por el aura amenazante de Elisa, pese a que era unos centímetros más pequeña que él, así que no pudo seguir hablando.

Justo a tiempo, un empleado de la tienda que tardó en darse cuenta de la situación se acercó

— ¿Qué es lo que está pasando acá?

— Este hombre está acosando a mi doncella.

El hombre saltó ante las palabras de Elisa.

— ¿Qué quieres decir con acoso? ¿Tienes alguna evidencia? ¡Si te atreves a insultarme de esta manera..!

Cuando el hombre levantó la voz, un empleado que estaba junto a él con una expresión apresurada lo detuvo.

— Sir Kane, ¿puede esperar arriba un momento? Pronto subiremos con los artículos que está buscando.

Kane cerró la boca ante sus palabras. El hecho de que el empleado interrumpiera sus palabras significaba que Elisa era superior a él.

Kane , que lo notó, evitó el enfrentamiento con un poco de disgusto. Mientras Kane subía al segundo piso, Anne, que se escondida detrás de Elisa, respiró apropiadamente y sollozó.

— Lo siento, señora. No debí haber hecho que viera algo desagradable por mi culpa...

— ¿Por qué te estás disculpando si no has hecho nada malo? Esto no es tu culpa, Anne. Estoy bien.

Elisa sostuvo la temblorosa mano de Anne.

Ante la frase 'No es tu culpa' Anne, que había estado aguantando todo este tiempo, estalló en lágrimas. Ver lágrimas de alguien con un corazón tan bondadosa como el de Anne hizo que también pesaran en el corazón de Elisa.

Elisa la abrazó y consoló, y luego le preguntó a un empleado que estaba sudando mucho debido a que tuvo que lidiar con esta atmósfera abrumadora.

— ¿De qué familia era el de antes?

— Oh, Sir Kane, es en realidad un hombre de buenos modales, pero parece que ha habido algún malentendido.

Sus palabras hicieron que Elisa frunciera el ceño.

Si Elisa y Kane entran en una disputa, la tienda estará en una posición difícil debido a que no puede apoyar a ninguno de los dos lados.

Para evitar una situación complicada, el empleado encubrió lo que había pasado y dijo que Anne, que tenía un estatus bajo, había "entendido mal" las acciones del hombre.

Elisa ignoró sus palabras y le preguntó sin reparo.

— He dicho ¿De qué familia es?

Ante la pregunta de Elisa, el empleado puso una mueca en blanco y con una mirada perpleja y respondió:

— Él... es del lado de la familia Serriott.

En el momento en que escuchó, el ahora apellido familiar, la expresión de Elisa se endureció.


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