10. Lo que se perdió.
Unos días después, Elisa visitó el templo nuevamente para aprender a cómo usar el poder divino.
El lugar donde las dos personas practicaron el uso del poder divino era un edificio cercano al anexo del templo.
Este edificio estaba prohibido para el público en general, en el, había un manantial de purificación creada por Aiden.
A diferencia de los edificios de templos comunes, donde la luz brillante penetra a través de vidrieras de cinco colores, este edificio tiene una atmósfera extraña pero misteriosa debido a la luz azul que lo impregna.
En el centro está un manantial de purificación.
Esta fue la primera que Aiden hizo como prueba, tenía tan solo quince años de edad cuando se convirtió en la cabeza de la familia Serriott.
Elisa práctico el uso del poder divino aquí.
— Primero, debes crear una barrera de protección en forma circular.
Aiden hizo una demostración. Cuando puso su mano sobre la manantial, el agua de su palma se levantó lentamente, creando una delgada pared defensiva de forma ovalada. No lucía alterado.
Elisa siguió su ejempló y se concentró con la palma apoyada en la manantial.
El agua que goteaba de la palma de la mano comenzó a acumularse como si estuviera avanzando por una pared invisible.
Sin embargo, pronto perdió la concentración. Tan pronto como se desconcentró, el muro de agua que se había formado, se derrumbó rápidamente.
Pero Elisa no era alguien que se rindiera. Elisa construyó un formó una y otra vez. Con labios apretados y cejas fruncidas que demostraron que estaba muy concentrada.
Aiden sonrió ante la imagen de su hija, su rostro estando concentrado era bastante lindo.
— Elisa, tomemos un descanso.
Acercó una silla para Elisa.
— Gracias, padre.
Elisa suspiró mientras se sentaba en la silla que él le trajo.
— Espero que mis habilidades mejoren pronto.
De esa manera, podrá salvar a Richard de esa energía negra desconocida.
Elisa no solo estaba interesada en el uso del poder divino, también quería ser capaz de pasar tiempo con Aiden, pero sobre todo, quería ayudar a Richard.
Aiden leyó detenidamente los deseos de Elisa.
— Lo estás haciendo bien en tu segunda clase.
— Escuché que mi padre fue capaz de derrotar a los monstruos cuando usó su poder por primera vez. ¿Es esa historia cierta?
— Bueno, supongo que sí.
— El hecho de que mi padre diga que estoy siendo buena en algo no es muy reconfortante. ¿Cómo puede un genio entender la tristeza de una persona de talento ordinario? Hmph.
Elisa se lamentó medio seria y medio en broma.
Aiden le sonrió a Elisa y le contestó.
— Bueno, eres la hija de un genio, así que mejoraras rápidamente.
Elisa sonrió brillantemente ante su consuelo.
En ese momento, como si lo hubiera recordado, sacó algo del bolsillo de su vestido.
Era una caja pequeña.
— Este es mi primer regalo para mi padre.
Los ojos de Aiden temblaron mientras miraba la caja.
Hubo un sentimiento de sorpresa y alegría en los ojos de Aiden, pero a diferencia de ese sentimiento, la caja fue devuelta a Elisa.
— Solo quería dártelo, no pedí nada a cambio.
— No pido nada a cambio, solo quiero darle esto a mi padre.
— ...
— ¿No lo vas a aceptar?
Cuando Elisa expresó su pesar, Aiden, que estaba debilitado, aceptó la caja con un poco de confusión.
Dentro de la caja había un broche bellamente elaborado con platino.
Elisa hizo que Aiden cambiara de opinión, así que le colocó el broche en el cuello.
El elegante diseño del broche combinaba bien con la bata blanca y su elegante rostro.
— Bueno, supongo que mi belleza la he heredado de mi padre.
Ante la desfachatez de Elisa, Aiden sonrió y la corrigió.
— No, te pareces más a tu madre que a mi. Eres bonita y encantadora como tu madre.
Los ojos de Aiden eran afectuosos mientras miraba a Elisa y decía eso.
Aún así, podía sentir los rastros de tristeza por Yulia.
En ese momento, Elisa, que se preguntó por qué Aiden no se volvió a casar, frunció el ceño.
— No te volviste a casar por tus sentimientos a mi madre. A pesar de que sabías que esa era la mejor venganza que podías tomar contra el Emperador.
— Hubiera podido tomar venganza matando al Emperador, pero al final no puede. Es porque Yulia hubiera quería que yo sobreviviera y protegiera a la gente.
Aiden añadió con una sonrisa amarga.
— O quizás esta no sea más que una excusa.
Elisa negó con la cabeza mientras lo miraba con pesar.
— Mi madre está muerta, pero mi padre está vivo, así que gracias a las memorias de mi padre es como ella puede vivir.
— Y gracias a la fuerza de mi madre, es como pude conocer a mi padre...
Elisa puso su mano sobre el vientre.
— Mi bebé también tiene un abuelo cariñoso.
Aiden sonrió y asintió con la cabeza mientras alternaba entre Elisa, que estaba tratando de consolarle, y su nieto.
Elisa se sintió aliviada por su sonrisa.
En ese momento recordó lo que le iba a preguntar.
Elisa le preguntó.
— Oh, sí. Escuché que mi padre se ha retirado de los asuntos familiares. Entonces, ¿Quién es el sucesor de la familia?
— Kane, es un pariente lejano.
Cuando salió el nombre esperado, el rostro de Elisa se endureció.
Elisa rápidamente hizo una mueca y preguntó antes de que Aiden se preocupara.
— ¿Que tipo de persona es él?
***
Frente al templo, se detuvo un carruaje con el emblema de una familia noble.
Cuando los caballeros que los escoltaban abrieron la puerta, una dama de aura imponente se bajó del carruaje.
Luego de ella, un joven aristócrata que parecía ser su hijo, bajó y refunfuñó.
— Mamá, para qué hablas con Dios sino te va a escuchar.
Era el joven conde de Blenham, el ayudante más cercano de Christian.
La dama abrió los ojos y miró a su hijo, y le dio un golpe en los labios con su abanico.
— Oye, ¿En dónde crees que estás hablando tan profanamente? Cállate y sígueme.
— Ah, ¿acaso no sabes quién es este hijo? Soy el ayudante más cercano al Príncipe Heredero. ¡Y a él no le gusta este templo!
— ¿Acaso es más importante para ti el Príncipe Heredero que tu hermano menor? Eres ruidoso, cállate y sígueme en silencio.
— ¡Oh, vamos! Le has estado orando a Dios todos los días. ¿Acaso por ello va a mejorar un niño que nació enfermo?
El hijo del conde de Blenham gruñó a regañadientas tras ella.
La condesa de Blenham ha estado visitando el templo para rezar por la recuperación de su segundo hijo, que padecía una misteriosa enfermedad.
Al principio, iba secretamente al templo ella sola, pero después, trajo a su hijo mayor con ella y le dijo: "Mis oraciones no están funcionando debido a mi falta de honestidad".
'Oh, es molesto. A esta hora del día, estaría tratando con los sentimientos de mi majestad.'
Descargó su ira en el suelo pateando las piedras. Mientras caminaba detrás de su madre en dirección al templo oeste, vio un rostro familiar.
'¿La duquesa de Rubelin?'
Elisa estaba sonriendo ampliamente mientras se dirigía a algún lugar junto a Aiden.
Aiden, junto a ella, también tenía una sonrisa genuina, no su habitual sonrisa benevolente.
'Ahora que lo pienso, la duquesa de Rubelin a menudo visita el templo en estos días. ¿Podría ser qué...?'
En ese momento, recordó la ira de Christian hacia Richard.
Los ojos del hijo del conde Blenham, mirando a los dos, brillaron maliciosamente.
'No tengo que preocuparme por el próximo regalo de cumpleaños del Príncipe Heredero.'
Los ojos de Blenham, mirando la espalda de Elisa y Aiden, estaban complacidos. Sus labios se curvaron en una sonrisa.
Elisa había terminado su entrenamiento con Aiden y ahora iban juntos de regreso al anexo.
En eso, vieron a una persona familiar frente al anexo.
'¿Richard?'
Richard estaba sentado de cuclillas frente al macizo de flores, y a su lado, estaba León.
León, que estaba en cuclillas junto a él, se retorcía de uno al lado a otro, parecía ser que el niño había perdido algo.
Tal parece que León atrapó a Richard cuando este vino a recogerla.
Richard vestía una camisa con las mangas enrolladas, al parecer había estado haciendo algo en el macizo de flores.
Aun así, su cuerpo era mucho más grande, en contraste con el cuerpo del pequeño León sentado a su lado.
La línea de las venas en los músculos de sus brazos sobre salía cada que flexionaba el brazo, otra evidente diferencia a comparación con los brazos pequeños y regordetes de León.
Esa diferencia le hizo darse cuenta de que era un hombre.
Elisa sonrió, porque pese a esa gran físico no pudo negarse a aceptar la petición de un niño muy pequeño.
'Lindo.'
Mientras lo miraba, una amplia sonrisa se extendió en la boca de Elisa.
Aiden, que estaba observando a Elisa, dijo.
— Te gusta mucho.
— ¿Qué?
— El Duque.
Ante las palabras de Aiden, el corazón de Elisa golpeó con fuerza.
Se sentí como si la hubieran atrapado diciendo una mentira de la que no deberían enterarse.
Una mentira con la que incluso ella se estaba engañando.
— ¿Cómo puede saber eso mi padre?
— Puedo decirlo por la forma en que lo miras.
Aiden continuó con una sonrisa mientras su hija lo miraba con una cara bastante avergonzada.
— Cuando ves a la persona que te gusta, tus ojos lucen como lo más feliz del mundo.
'¿A mí, eh, me gusta Richard...?'
Elisa, mirando inexpresivamente a Aiden, parpadeó, y volvió a mirar a Richard.
Richard, que acababa de darse cuenta de la llegada de Elisa y Aiden, se levantó de su lugar y se acercó a ellos.
Con sus ojos mirando fijamente a Elisa.
Un paso, dos pasos... el corazón de Elisa comenzó a latir más rápido con cada paso que él estaba más cerca.
— Elisa.
Richard, que se había acercado, mantuvo contacto visual con Elisa y como era su habitó, acomodó el cabello de Elisa tras su oreja.
En el momento en que sus ojos mirándola cariñosamente se encontraron, en el momento en que sintió sus manos acariciando suavemente sus mejillas...
Elisa se dio cuenta. De que ya no podía engañarse a si misma pensando que este sentimiento que siente por él no era nada.
Tan pronto como se dio cuenta de sus verdaderos sentimientos, su corazón se hundió. Tenía miedo de admitir esta creciente emoción.
Elisa evitó su mirada para ocultar sus sentimientos.
— ¿...?
Podía sentir sus ojos sobre ella, pero Elisa no lo miró.
Todavía no, no quería exponer estos sentimientos confusos.