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15. Pequeña llama.

 


Las personas que viven debajo de la montaña donde se extendió el incendio forestal se apresuraron a apagar el fuego.

— Hay demasiado viento. ¡Las llamas se están extendiendo! ¡Apaguen el fuego!

Estaban sudando por extraer el agua en baldes desde el lago.

'¡Si no extinguimos el fuego aquí, se extenderá hasta las casas...!'

La gente unió fuerzas para proteger sus hogares y familias, pero en la montaña, que estaba llena de hojas secas, el fuego rápidamente se extendió.

Un hombre que transportaba agua con diligencia, tropezó y cayó.

El cubo voló por el aire y el agua que transportaba se cayó y se derramó. 

El hombre maldijo con una mirada devastada, viendo inexpresivamente el cubo y el agua derramada.

— ... esto está mal. El viento es tan fuerte que hace que el fuego se propague rápidamente.

Un hombre que llevaba agua, tiró del brazo del hombre caído y le gritó .

— ¡Oye! ¿Y por eso te vas a rendir? ¡Levántate! ¡Levántate! ¿Acaso no tienes que hacer todo lo que puedas? ¡Son nuestras casas!

— ¿Qué están haciendo los caballeros en un momento como este?

Los caballeros que pertenecen al Imperio son aquellos que trabajan por la seguridad del pueblo de Akaroa y por la seguridad del pueblo imperial.

También era uno de sus deberes controlar y apagar el fuego cuando se extendía.

Pero los caballeros aún no han llegado, a pesar de que enviaron a un hombre para dar la noticia a los caballeros.

El hombre dejó de intentar convencer al hombre que cayó y continuó corriendo hacía adelante con el balde.

Sin embargo, de manera similar al hombre caido, sus piernas flaquearon y colapsó.

— ¡Ah, maldita sea.!

Se sentìa impotente viendo al fuego avanzar por el bosque, las llamas parecían engullir todo lo que estaba a su paso.

De pronto, a su espalda, pudo escuchar caballos relinchando y las voces de muchas personas.

Todo aquel que escucuhó esto se giró para mirar a los recién llegados, era Aiden bajando del caballo, junto al grupo de caballeros que estaban bajo el estanderte de Santo Papa.

— ¿Hay alguien herido?

— ¡Su Santidad, Papa! ¡Gracias por venir! Gracias...

Aquellos que estaban devastados y, aquellos que estaban luchando para reprimir las llamas, al ver a Aiden, un rayo de esperanza surcó en sus rostro.

Con el poder de Serriott, Aiden logró apagar cierta parte del fuego que se acercaba peligrosamente a la zona de las viviendas.

'Es difícil controlar todo este fuego.'

Ya estaba trabajando duro para mantener activos varios manantiales de purificación, lo que dificultaba la extinción de todo el incendio forestal.

Viendo eso, Aiden decidió sacar agua del lago.

Extrajo agua del lago convirtiendolo en una gran gota a la que hizo flotar en el cielo.

Una enorme gota de agua del tamaño de un lago flotaba en el cielo.

'Ay Dios mío.'

La gente miraba la escena con ojos llenos de asombro. Aiden se concentró en evitar que la gota explotara, moviéndola hasta el centro de la montaña donde se estaba extendiendo el fuego, lugo la hizo estallar.

¡Plaff!

El agua que roció se espaarció sobre todo el bosque, haciendo que las llamas se debilitaran poco a poco.

Aiden repitió el proceso varias veces para sofocar las llamas hasta cierto punto.

El sudor le brillaba en la frente, suspiró de alivio.

Los que contemplaron la escena se acercaron a Aiden, inclinaron la cabeza y le dieron las gracias.

— Muchas gracias, Santo Padre. ¿Qué habría ocurrido si el Papa no había llegado... gracias. Gracias...

— Es gracias a que detuvieron el fuego para que no se propagara aún más. Sin embargo, todavía habrán pequeñas brasas por todas partes, así que, ¿podrían apagar el fuego restante?

— Por supuesto, es lo que tenemos que hacer. ¡Muchas gracias!

Los que anteriormente se habían sentido frustrados una vez más se motivaron y empezaron a apagar las brasas restantes.

Aiden dio una orden similar a los caballeros santos, y una diferente.

—¿Pueden ayudarme a encontrar a León?

— Obedecemos su mandato divino.

Siguiendo las instrucciones de Aiden, los caballeros santos se dirigieron a la montaña donde se suprimieron las llamas.

En ese momento Aiden, que estaba buscando junto a ellos, pensó en las palabras que Benjamín le dijo antes de venir aquí.

"Nos estabamos lavando las manos junto al lago y, de repente, aparecieron monstruos. Entonces..."

Benjamin, que vaciló por un momento, continuó, al ver la impasible pero decidida mirada en los ojos de Aiden, exigiendo la verdad sin un poco de mentiras.

"Leon hizo un fuego para protegernos. Después de que ahuyentó a los monstruos, detuvo las llamas de nuevo... pero los caballeros se acercaron y trataron de llevarse a León. Creo que hubo una llama que no pudo apagar en ese momento".

Anticipó que sería por el poder de Cairo de León.

Aiden preguntó acerca de la repentina aparición de los caballeros.

"¿Sabes quiénes son esos caballeros? ¿Por qué de repente querían llevarse a León?"

"No lo sé... ni siquiera miramos en su dirección para no ofender a los nobles."

"Te acuerdas del noble que estaba con los caballeros?”

Benjamin lo pensó por un momento y dijo:

"Era una joven de cabello negro y ojos color amatista. La ropa que llevaba me parecía muy cara."

La respuesta de Benjamin levantó ligeramente la ceja de Aiden.

Las mujeres de cabello negro y ojos amatista son algo común, pero si Benjamin pensaba que se trataba de alguien de la aristócracía, solo había una candidata.

La princesa heredera reconoció el linaje de León.

Dejando atrás este recuerdo, Aiden escudriñó la montaña con ansiedad.

Tenía que encontrar a León antes que Rose lo hiciera, pero nadie había visto a León y tampoco había noticias de que hubieran encontrado al niño.

En cambio, hubo otra noticia.

— Su Santidad, se dice que otro fuego se inició al otro lado de la montaña.

...


En ese momento, una procesión de carruajes del duque de Rubelin estaba entrando en Akaroa.

No hay nada mejor que el hogar. Esto se debe a que Elisa, que estaba pensando si ir directamente a la casa del Duque o viajar poco a poco, eligió la opción de regresar directamente a la casa del Duque esta tarde.

En el carruaje, Elisa y Harness estaban cansados del largo viaje por lo que iban dormidos.

Richard les prestó su hombro y  brazos para que los dos pudieran dormir cómodamente.

Y si sienten frío, cuidadosamente extiende una manta sobre los dos para taparlos.

De la nada el carruaje se detuvo.

Poco después, Thompson golpeó la ventanilla del carruaje.

Cuando Richard abrió la ventana, Thompson informó en voz baja.

— Señor, lo siento, pero creo que deberíamos volver.

— ¿Qué esta pasando?

— Dicen que hay un incendio en las montañas cerca del pueblo. Va a tomar algo de tiempo apagarlo, así que será mejor que regresemos.

— Este carruaje irá al epicentro del incendio forestal, y el resto se adelanataran para ir a la casa del Duque.

Elisa, que se despertó sin que se dieran cuenta, le dio instrucciones a Thompson.

Richard, sorprendido por la repentina voz de Elisa, miró hacia atrás.

— ¿Elisa?

— Ahora tengo la capacidad para manejar esto.

Richard estaba preocupado por Elisa, quien ya estaba cansada por el largo viaje, pero tenía razón.

Cuando Richard asintió con la cabeza, Thompson fue directamente a dar las instrucciones a los demás.

Mientras tanto, Elisa le confió a la niñera un Harness dormido.

Unos momento después Elisa y Richard, que viajaban en un carruaje que transportaba solo a dos personas, y los Caballeros de Rubelin se dirigieran al epicentro del incendio forestal.


***



Tadak... Tadak...

Normalmente a esta hora el bosque estaría a oscurar.

Hoy, la repentina oleada de fuego intenso se tragó y silenció el sonido.

Una pequeña figura humana estaba agachada entre las llamas donde ni siquiera el sonido de un búho o el aullido de un lobo se podía escuchar en la noche.

León estaba mirando la devastadora escena frente a él, sus ojos estaban desenfocados y las lágrimas se desbordaban de ellos.

Jadeó.

Los soldados que intentaron atrapar a León fueron atrapados por las llamas desde hace mucho tiempo.

Ahora que se han ido, podría apagar las llamas, pero su energía está fuera de contral.

Debido al miedo y la tensión extremos, su maná se sacude nerviosamente y no pude usar su poder.

Afortunadamente, ni siquiera las feroces llamas se atrevieron a quemar a León, el maestro del poder.

Pero, lamentablemente, lo quemó todo menos a León.

A los árboles en las montañas esperando la primavera e insectos preparándose para despertar.

León rompió a llorar mientras miraba los insectoz carbonizados.

— Lo siento...

El niño se acurrucó con su cuerpo tembloroso y hundió la cabeza en su regazo.

Extrañaba a su mamá. Pero ahora que ua no pueden encontrarse con su mamá porque ella está en el cielo. Quería ver a su hermana mayor.

'León usó fuego... ¿mamá y la hermana mayor estarán enojadas?'

Se sintió abrumado por el dolor al pensar en que tal vez no vendría porque estáría enojada ya que usó el fuego.

Era más aterrador el volver a estar solo que estar en medio de un incendio incontrolable.

Tenía miedo de ser odiado por la gente que le gustaba.

Leon finalmente se echó a llorar.

— Lo siento...

El niño había alcanzado su punto máximo de miedo por lo que rompió a llorar desesperadamente.

Una enorme barrera de agua se elevó desde algún lugar.

León dejó de llorar y lo miró sin comprender.

Entonces la pared de agua se derrumbó y extinguió el fuego que rodeaba a León.

El viento apagó el fuego y disipó el humo.

— Coff... coff...

León tosió y cerró los ojos. En el momento en que abrió los ojos...

El viento sopló el humo y una silueta familiar apareció a través del humo.

— ¡León!

La hermana mayor que estaba esperando.


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