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8. Seamos pareja


No pasó mucho tiempo antes de que el carruaje llegara frente al templo.

Elisa entró al templo con Richard.

Justo a tiempo, un sacerdote que pasaba, reconoció a Elisa y se acercó a ella con un tono amigable.

— Ha venido de nuevo, Duquesa.

— Hola, sacerdote Silica.

— Por cierto, ¿la persona que está a tu lado...?

— Oh. Es el Duque.

Al reconocer a Richard, el sacerdote saludó nervioso a Richard, a diferencia de como lo había hecho con Elisa.

— Bienvenido, Duque.

— Un placer conocerte.

Los dos intercambiaron saludos a la ligera.

Cuando terminaron los saludos de los dos hombres, Elisa preguntó.

— ¿Sabe dónde está León?

— El niño probablemente esté en la capilla este.

— ¿Y el Santo Padre?

— Está orando en la capilla oeste.

En ese momento, una pequeña sombra corrió hacia Elisa, asustó al sacerdote que acababa de terminar sus palabras.

Richard agarró al niño por reflejo.

Era un niño de mejillas regordetas, cabello rubio y ojos dorados con destellos rojos que brillaban como un sol abrazador.

Elisa sonrió alegremente cuando miró al niño.

— ¿León?

— ¡Hermana!

[Noona. Los hombres usan este término para dirigirse tanto a las hermanas mayores como a las mujeres no emparentadas de una edad algo mayor.]

Richard miró al niño con ojos perplejos.

Elisa dijo que León definitivamente era igual a Christian, pero...

El niño frente a él era rubio

Richard le preguntó a Elisa.

— ¿No dijiste rojo?

— Oh, esto es una peluca. El Santo Padre dijo que era un pariente lejano por si alguien sospechaba de él.

Elisa le susurró a Richard mientras agarró la pequeña mano de León.

— León, ¿Cómo estás? No te metiste en problemas, ¿verdad?

— ¡...!

Elisa le tendió a León el sobre de papel que Richard había estado sosteniendo. León asintió vigorosamente..

Era pan y galletas que empacó para León. Cuando León lo vio, sonrió inmensamente. Elisa, sonriendo ante la felicidad de León, le dijo al sacerdote.

— Entonces iré a la Capilla Oeste, para ver a Su Santidad.

— ¿Quieres que te guie?

— No, he memorizado toda la localización del templo ahora. Debes estar ocupado, así que no te preocupes.

Elisa se despidió del sacerdote Silica y desapareció.

Elisa, que se dirigía a la capilla oeste, miró a Richard que la seguía.

— Richard, vas a ir a la sala de descanso con León.

— ¿No voy a ir contigo?

— Viniste porque querías conocer a León, ¿no es así? Hay algo de lo que debo hablar con Su Santidad.

Era obvio que solo había seguido a Elisa usando una excusa como esa.

Al final, Richard no tuvo más remedio que mirar la espalda de Elisa mientras ella se dirigía a la capilla oeste.

Entonces, sintió que algo tiraba de sus pantalones.

Era León.

— León te llevará a la habitación.

Richard miró al niño frente a él sorprendido.

Por lo general, los niños de cuatro a cinco años solían evitar a Richard, la mayoría de las veces asustados. Así que le sorprendió que este tipo frente a él le hablara sin miedo. Hubiera sido más rápido preguntarle a otras personas, pero Richard siguió obedientemente los pequeños pasos de León.

Sin embargo, rápidamente se frustró de tener que adaptarse a los diminutos pasos del niño que camina con pies pequeños.

Richard terminó cargando al niño.

El niño, que estaba ansioso por encontrar su camino, le preguntó a Richard.

— ¿Tío, eres amigo de la hermana?

Las cejas de Richard se fruncieron ante esas palabras.

'Solo a Elisa hermana llamó hermana'.

Sin embargo, considerando que el padre de León, Christian, y él es eran similares en edad, el título de tío era correcto.

Lo que fue más perturbador fue el hecho de que se refería a él y a Elisa como 'amigos'.

Richard explico su relación con Elisa.

— No, es mi pareja.

— ¿Qué quiere decir pareja?

— Significa que estamos casados.

— Entonces, ¿el tío está casado con su hermana? 

— Sí, Elisa está casada conmigo.

— León y la hermana se van a casar.

Oh Dios mío. La pequeña cosa tiene ojos para el buen gusto, Richard tenía una expresión de asombro en su rostro.

— Elisa está casada conmigo, así que no puede casarse contigo. El matrimonio es algo entre dos personas.

Los ojos de León temblaron ante esas palabras. En poco tiempo, las lágrimas llenaron sus ojos.

—  ¡No! ¡Ella puede casarse conmigo también! ¡El tío es malo!

Finalmente, León rompió a llorar.

Richard frunció el ceño ante los gritos en su oído.

'Como se era de esperar, los niños son ruidosos.'

Mientras miraba al niño llorar se preguntó qué debería hacer.

Richard, que estaba mirando al niño aún llorando, de repente se acordó de los dulces sabor a frutas que estaban en sus bolsillos. Entonces los sacó y se los mostró al niño.

Solía llevar caramelos en sus bolsillos para ofrecérselos a Elisa cuando tenía nauseas matutinas.

— Deja de llorar y cómete esto. Te gustan los dulces, ¿no es así, niño?

— ¿Dulce?

Como lo supuso, León mostró interés en los dulces. Pero no pudo sacar el dulce del empaque.

Al verlo, Richard tomó el caramelo y lo sacó de la envoltura, León tomó el caramelo de la mano de Richard y se lo llevó a la boca. El sabor a uva se extendió en su paladar.

— ¡Tan rico!

El niño sonrió con lágrimas aún en los ojos.

Eso fue sencillo.

Richard miró a León y murmuró.

— Cuando seas adulto, deberías conocer buenas personas.

Por supuesto, no más que Elisa. 

Cuando llegaron al salón, bajo la guía de León, Richard dejó al niño y León caminó hacia la chimenea.

Richard se sobresaltó mientras miraba al niño con ojos sorprendidos.

Las llamas brotaban de la mano del niño.

Sorprendido por esto, Richard se acercó al niño y lo abrazó.

— No deberías jugar con fuego, el Santo Padre te regañará.

— ¡No! Estoy tratando de mantenerte caliente. Su Santidad elogia a León por su buen trabajo.

En ese momento Richard entendió que León estaba tratando de encender la chimenea.

El poder de la familia es inherentemente innato, pero aquellos que no conocen su propio poder no pueden manejarlo.

Cuando el poder de la familia se manifiesta por primera vez, generalmente se crece aprendiendo la habilidad y controlando su fuerza, lo que permite implementarlo por su propia cuenta.

Pero hay otras ocasiones extrañas.

Como cuando se siente que la vida está siendo amenazada, o cuando se está tan desesperado que la emoción es equiparable al poder, entonces el poder se manifiesta y es cuando se toma conciencia de él.

Richard se enteró de su poder después de ser perseguido por los mercenarios que Albert envió para matarlo.

León también nació como un hijo ilegítimo y se crio sin saber que poseía tal poder, por lo que su poder debió haberse manifestado en un momento de desesperación.

Mientras pensaba en ello, recordó la voz de Elisa.

'Verlo me recordó a ti, no podía hacer la vista gorda ante él'.

El calor de la chimenea no era necesario porque ya estaban a principios de verano, pero no quiso apagar las pequeñas llamas.

Un viento débil se arremolinó alrededor de la mano de León, que estaba ansioso por encenderla el fuego nuevamente.

El viento ayudó que la pequeña llama se desplazara hacía la leña.

Finalmente, la leña se encendió. El niño que lo vio aplaudió y se sonrió.

— ¡Tío, eso es! ¡León prendió fuego!

Una leve sonrisa pasó por el rostro de Richard mientras miraba al niño.


***


Cuando Elisa entró en la capilla oeste, solo estaba Aiden, parado como si la oración acabara de terminar.

Aiden estaba solo en el centro de la capilla, mirando la estatua de la diosa.

Elisa se le acercó en silencio.

Notando la presencia recién llegada, Aiden habló.

— Me gustaría aprovechar esta oportunidad para confesarme con la Duquesa.

Elisa lo miró con ojos curiosos.

Aiden continuó con una voz tranquila, como siempre.

— Le oro a Dios, pero no creo en Dios.

Elisa se sorprendió por las palabras.

Esta era una declaración natural para un ateo, pero no era una frase que saldría de la boca del Papa, que está sirviendo en nombre de Dios a todo su pueblo.

— Desafortunadamente solo estoy usando la autoridad de Dios para proteger a las personas que quiero proteger. 

Desde el día en que Yulia murió, abandonó su creencia en Dios. Su Dios no era esta estatua de la Diosa frente a él, sino una esposa amorosa. Sus creencias eran las palabras amorosas que ella había dejado en su vida.

— ¿Cómo puedo decir que mi egoísmo es mejor que tu buena voluntad?

Aiden miró la estatua y volvió a mirar a Elisa.

— Creo que quería encontrar la inocencia que perdí junto a mi esposa.

[Inocente; es una palabra que se refiere al estado de ser íntegro y puro. Significa que no hay nada enredado. Entonces, también se usa para referirse al agua limpia y pura sin impurezas.] 

No esperaba nada de los demás. Sin importar sus buena voluntad él inmediatamente les rechazaba sin mirar atrás.

Pero, ¿por qué esperaría tal inocencia de esta niña?

Desconoce el motivo, pero una cosa es segura.

Elisa tenía el poder que él ya no tenía.

El poder de proteger a las personas con un corazón puro sin perder su luz.

Ese poder movió su corazón.

— ¿Podrías ayudarme, por favor, en el templo?

Elisa parpadeó ante las palabras de Aiden.

Poco después, sonrió ampliamente y asintió.

— Si Su Santidad lo desea, eso me hará feliz.

La brillante sonrisa de Elisa finalmente se extendió a la boca de Aiden.


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