Extra 1. Cómo curar las heridas.
***
Harness, que se durmió entre los brazos de Elisa, soñaba que estaba jugando con sus juguetes.
Entonces, se dio cuenta de que su madre no estaba, de pronto la puerta se abrió y entró Elisa.
— ¡Mamá!
— Harness, ¿te has estado divirtiendo?
Harness, que estaba a punto de correr hacia Elisa y abrazarla, se detuvo.
Había un pequeño cachorro lobo de pelaje blanco en los brazos de Elisa.
Harness había visto un animal parecido a ese en su libro de cuentos.
— ¿Perrito?
— ¿Parece un perrito verdad? Pero no es un perrito, sino un lobo.
— ¡Oh!
— Parece un perrito porque todavía es un bebé.
Con curiosidad, Harness miró al lobo durmiendo en los brazos de Elisa.
Elisa, que estaba mirando a Harness, que solo miraba sin tocar, sonrió y le preguntó a Harness.
— Harness, ¿quieres tocarlo?
Harness extendió su pequeña mano como si hubiera ansiando eso.
Elisa tomó la mano de Harness y la pasó con cuidado sobre la espalda del bebé lobo.
— Es tan bonito, puedes decir que es bonito.
El pelaje del cachorro de lobo que estaba tocando era tan suave.
Harness acarició la espalda del lobo tal y como le dijo Elisa.
— Es bonito. Es bonito.
Luego, al sentir el toque de Harness, el cachorro de lobo giró la cabeza y miró a Harness con sus ojos rojos.
Esos ojos rojos eran familiares de cierta forma. Cuando Harness hizo contacto visual con ellos dejó de acariciar al lobo. El cachorro de lobo bajó de Elisa y puso su cabeza bajo la mano de Harness.
Cuando Elisa vio eso, sonrió feliz y le susurró a Harness.
— Al bebé le gusta Harness, ¿A Harness le gusta el bebé?
— Me gustas el bebe.
Harness sonrió y abrazó con fuerza al cachorro de lobo.
El cachorro lobo era pequeño pero suave y cálido, así que se sentía muy bien.
Harness abrió los ojos, pensando que sería muy bueno si el bebé lobo viviera con su madre y su padre.
Sin embargo, cuando se despertó, el lobo bebé no estaba por ningún lado, solo estaba su mamá.
— ¿perrito?
Incluso si miraba alrededor de la habitación, no podía ver al bebé lobo.
— ¡Perrito!Cuando Harness gritó, Elisa, que escuchó la voz, se despertó.
— ¿Harness? ¿Qué pasa?
— Mamá, mamá. ¿Perrito?
— ¿..?
Elisa miró con ojos desconcertados a Harness, quien estaba buscando un cachorro de la nada, unos segundos después notó que Harness lo había soñado.
— ¿Jugaste con un cachorro en tu sueño?
— ¿Es por eso que estás buscando un perrito? Pero el perro se fue a casa ahora.
Elisa le explicó a Harness que en realidad no había ningún perro, que se lo había imaginado en sueños.
De pronto, grandes lágrimas comenzaron de desbordarse de los ojos de Harness, rápidamente comenzó a llorar.
— ¡Perrito!
Elisa sostuvo a Harness un poco avergonzada, aunque se río de que Harness estuviera llorando por su amigo imaginario de los sueños, era un poco lindo.
Elisa hizo un gran esfuerzo por contener la risa y la consoló a Harness.
— El perrito vendrá para reunirse con Harness una vez más en tus sueños.
Mientras Harness lloraba en los brazos de Elisa, se escuchó un golpe en el balcón.
Cuando escuchó ruido, en un lugar en el que no era común escuchar un ruido, Elisa rápidamente se giró para ver.
Allí estaban Richard y en sus brazos León.
Serían ellos quienes la salvarían llamando la atención de Harness, que seguía llorando por separarse de su perrito.
— Harness, papá y León están aquí.
Elisa abrazó a Harness y se acercó al balcón para abrir la puerta. Richard bajó a Leon y dijo:
— Su Majestad me pidió que lo trajera rápido, así que volé.
— Bienvenido, León.
— ¡Hola, hermana! ¡Hola, Harness!
Leon saludó a Elisa y saludó a Harness felizmente, mirándolo a los ojos.
Harness, que recuerda a su hermano mayor que a menudo viene a jugar con él a la casa del duque, rápidamente dejó de llorar y saludó a Leon.
— Hola.
— ¡Harness, te compré un juguete! Viene en el carruaje, así que te lo daré más tarde cuando llegue el carruaje.
— Juguete.Cuando León se compraba juguetes de vez en cuando también compraba uno para Harness.
Harness ya tenía muchos juguetes que Richard y Elisa le compraron, pero a León le gustaba mucho actuar como un hermano mayor.
— Harness, juega conmigo.
Leon llevó a Harness a la caja de juguetes. Hábilmente le dio la vuelta a la caja con juguetes.
No era difícil para León, que constantemente va a la casa del duque, el recordar en dónde está la caja de juguetes.
— Estoy de regreso, Elisa.
Richard besó a Elisa en la frente por su reencuentro. Elisa lo miró y sonrió.
— Es tu cumpleaños, pero has trabajado tan duro, esposo.
A pesar de haber estado separados unas cuantas horas ambos compartieron un cariñoso reencuentro, Anne entró llamando a la puerta.
— Señora, ha pasado una hora... Oh, señor. Ha regresado temprano.
Anne, que vino a despertar a Elisa como prometió, inclinó la cabeza cuando se encontró con Richard.
Y le dijo a Elisa.
— Señora, tiene que prepararse ahora.
— Muy bien vamos.
Elisa vio a Leon y Harness, que estaban entretenidos con un juego de bloques, e intercambió miradas con Richard y salió de la habitación.
Richard se acercó a Hannes y Leon, que estaban jugando.
Leon estaba construyendo un castillo con bloques mientras que Harness le estaba entregando, uno por uno, los bloques a Leon.
Al ver a los dos niños jugando juntos sin derribar los bloques, Richard se enorgulleció y acarició la cabeza de los dos niños.
— Ambos se están divirtiendo.
Leon, que continuaba construyendo el castillo, tomó el muñeco con forma de lobo y se la entregó a Harness.
— Está bien. Harness puede ser el lobo, seré el dragón.
Cuando dijo "lobo", Harness recordó la existencia del bebé lobo de su sueño que había olvidado.
— ¡Lobo!
— ¿Eh? El lobo está aquí.
Leon señaló el juguete de lobo que puso en la mano de Harness.
Sin embargo, Harness continuó buscando al lobo.
— Un lobo...
Richard, que estaba observando a los dos niños, también estaba desconcertado por la repentina búsqueda de un lobo por parte de Harness, pero al final, entendió las palabras de Harnnes.
***
Por la noche, Olivia y Aiden llegaron a casa del duque uno después del otro.
Elisa y Richard los guiaron al comedor.
En el comedor se preparó una cena para el cumpleañero y los que se habían reunido para celebrar el cumpleaños.Richard se sentó y agradeció a Aiden, Olivia y Leon.
Gracias por tomarse un tiempo de su apretada agenda para asistir. Gracias a ustedes, tuve un feliz cumpleaños.
— Estoy encantado de haber sido invitado a esta deliciosa ocasión. Feliz cumpleaños, Duque.
— Feliz cumpleaños.
— Feliz cumpleaños, Richard.
— Feliz cumpleaños, Tio... ¡No, Duque!
Olivia, Aiden y Elisa se felicitaron por turnos, y Leo también lo felicitó por su cumpleaños, cambiando el título que acababa de aprender de su profesora de etiqueta.
— ¡Papá, papá!
Harness, quien estaba mirando desde los brazos de Richard, también felicitó a Richard con balbuceos incomprensibles, ya que sabía que era hora de decirle algo a Richard. Todos se echaron a reír.
— Entonces disfruta de tu comida.
Cuando Elisa estaba a punto de decir eso y levantar el tenedor, León de repente habló como si hubiera recordado algo.
— Tio... ¡No, Duque! Tengo algo que darte.
— ¿Regalo?
— ¡Aquí tienes!
Leon, que estaba hurgando en sus bolsillos, sacó un sobre pequeño y lo tendió, y Richard abrió el sobre con asombro. Había tres hojas de papel escritas con 'un deseo' en ellas.
— ¿Un deseo? ¿Qué es esto?
— Te estoy concediendo deseos. ¡Uno a la vez!
— Si te entrego un papel, ¿me concederás un deseo?
— Sí. Soy el rey, así que puedo conceder tu deseo.A la pregunta de Elisa, Leon respondió con un asentimiento confiado.
Olivia y Aiden, que estaban mirando a Leon, se rieron.
— Oh, Dios mío. Que su Majestad, el Emperador, conceda un deseo es realmente un magnifico regalo.
— Lo sé. Es un regalo muy codiciado.
— ¡Es porque es el cumpleaños del Duque que se lo doy!
Cuando todos alabaron el regalo, León se regocijó.
Richard sonrió al ver a León tan feliz y puso el "boleto de los deseos" en su bolsillo interior.
— Su Majestad me lo dio personalmente, así que lo aceptaré con agradecimiento.
Todos comenzaron a comer con una sonrisa, pero Elisa no podía disfrutar de la comida.
'No tengo apetito...'
No solo no podía comer, tampoco tenía apetito.Le hacía sentir que no podía digerir bien y eso le daba nauseas, a pesar de que la cantidad de comida que comía era significativamente menor de lo habitual.
Elisa fingió comer porque no quería romper la atmósfera de la cena, pero no pudo engañar a los ojos de Richard.
Richard la miró con preocupación, y envolvió la mano de Elisa con la suya bajo la mesa.
Quería preguntar qué era lo que la molestaba y qué estaba mal.
Elisa trató de sonreír como si estuviera bien.
Olivia, notando el sutil flujo de aire entre los dos, insinuó.
— ¿Tienen alguna buena noticia que no hayan anunciado todavía?
Elisa, que captó el significado de la pregunta un instante, negó con la cabeza.
— Todavía no. Richard dijo que aun no tiene planes para el segundo.
— ¿En serio? Con todas las noticias que he escuchado diciendo el duque y su esposa tienen una maravillosa relación, pensé que tendrían buenas noticias.
Elisa se rió de las palabras de Olivia.Sin embargo, la expresión de Richard mirando así a Elisa era algo complicada y sutil.